La Asociación Española de Fundraising ha reunido este miércoles a los directores generales de las principales organizaciones humanitarias en el auditorio de Acción contra el Hambre para analizar el impacto del cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la reducción de la ayuda humanitaria internacional. El encuentro, celebrado bajo el título El Impacto del Cierre de la USAID y la reducción de la Ayuda Humanitaria, ha contado con la participación de los directores generales de distintas organizaciones: Javier Ruiz (World Vision), José María Vera (UNICEF España), Isla Ramos (Save the Children) y Manuel Sánchez-Montero (Acción contra el Hambre).
En un momento crítico para la cooperación internacional, los líderes humanitarios han alertado sobre las consecuencias devastadoras que estos recortes tendrán sobre millones de personas vulnerables en todo el mundo. USAID, el mayor donante mundial, gestionaba anualmente más de 35.000 millones de dólares en ayuda, lo que representaba más de un tercio de los fondos del Departamento de Estado de EE.UU. para operaciones exteriores. Su desaparición, junto con los recortes anunciados por otros países donantes, amenaza con desestabilizar la respuesta humanitaria global en un contexto de necesidades crecientes.
Impacto directo en programas y beneficiarios
Las organizaciones han compartido cifras alarmantes sobre el alcance de los recortes:
Save the Children: Cerca de 100 programas han sido totalmente paralizados y muchos otros suspendidos parcialmente, afectando a 10,3 millones de personas. “Hemos tenido que tomar decisiones desgarradoras para interrumpir programas que tratan a niños gravemente desnutridos o que proporcionan atención médica a recién nacidos en zonas de guerra”, ha declarado Isla Ramos, directora general de Save the Children España. Mujeres en campos de refugiados han tenido que dar a luz sin asistencia médica y se han paralizado programas de vacunación esenciales.
World Vision: Más de la mitad de sus oficinas locales se han visto gravemente afectadas, con miles de empleados impactados y recortes de hasta el 30% en los costes de apoyo. En África, el impacto es especialmente severo: en Somalia, 171.155 niños y 317.861 adultos han dejado de recibir ayuda vital, incluyendo la suspensión de vacunaciones críticas para 170.000 personas. En Sudán del Sur, la reducción de programas afecta a 200.000 niños menores de cinco años. En Afganistán, el cierre de 10 clínicas dejará sin atención a 50.000 personas, y en Siria, 35.000 refugiados han perdido el acceso a agua potable.
Acción contra el Hambre: USAID representaba el 30% de su financiación global en España. La suspensión de fondos ha obligado a reestructurar operaciones, reducir personal y paralizar proyectos estratégicos en América Latina, África, Oriente Medio y Asia. En Níger y Malí, la reducción de programas nutricionales amenaza la vida de miles de niños con desnutrición aguda severa; solo en Níger, 560.000 personas dependen de sus servicios de alimentación, agua y salud.
UNICEF: Se prevé que 10 millones de niños y niñas corran mayor riesgo de enfermedades por interrupciones en servicios de agua y saneamiento, y más de 2,3 millones enfrenten mayores riesgos de violencia y explotación. “Los efectos a corto plazo son que niños y niñas están muriendo por este recorte drástico, no se trata de retórica, sino de hechos”, ha declarado el director ejecutivo de UNICEF España, José María Vera.
Llamamiento urgente a la acción y al fortalecimiento de la financiación privada
Todas las organizaciones han coincidido en que la reducción de la ayuda humanitaria no solo pone vidas en peligro inmediato, sino que agrava la inseguridad global, los desplazamientos, las crisis económicas y los conflictos. “Hay un reto de localización y de búsqueda de nuevas vías de financiación. La inversión de impacto, por ejemplo, tiene un gran potencial al unir fuentes de financiación con impacto directo en ayuda al desarrollo. Invertir en empresas sociales en países que requieren desarrollo y colaborar con fuentes de financiación privadas”, ha subrayado la directora general de Save the Children España, Isla Ramos.
Desde Acción contra el Hambre, Manuel Sánchez-Montero, ha señalado: “El sector humanitario se encuentra en un punto de inflexión. Más de 300 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en todo el mundo, pero los recursos son insuficientes. Los donantes privados adquieren un papel fundamental para garantizar la continuidad de la ayuda. Por ello, tenemos que empezar a construir una nueva manera de trabajar con nuevas fuentes de financiación porque los métodos antiguos se han quedado estancados. Hay que evidenciar y demostrar que la ayuda salva, que hay que ayudar a que las comunidades sean más estables, más dignas, y empatizar con el sector privado para encontrar objetivos comunes”.
El director ejecutivo de UNICEF España, José María Vera, ha advertido: “Después de décadas de éxitos sin precedentes, nos encontramos con un grave riesgo de revertir los progresos en el bienestar de la infancia (…) Estos recortes son además un ataque a un sistema de convenios, pactos, convenciones… como la Convención sobre los Derechos del Niño, que nos ha sostenido desde la Segunda Guerra Mundial”, al tiempo que ha añadido: “Nos encontramos con un conflicto de valores hondo, tenemos que hacer deberes como sector y definir qué valores sociales afianzamos y construimos”.
Por su parte, Javier Ruiz, director general de World Vision, ha enfatizado en la diversificación de fondos y en “darle más peso a la educación para el desarrollo (educación en valores, para la transformación social, etc.), para poner en valor los valores que sustentan la solidaridad y la cooperación, coordinándonos más como sector y haciendo campañas con narrativas positivas”.
Conclusión
Las organizaciones humanitarias hacen un llamamiento urgente a la comunidad internacional, al sector privado y a la opinión pública para que refuercen su apoyo y eviten una catástrofe humanitaria de dimensiones históricas. La reducción de la ayuda compromete la vida y el futuro de millones de personas, especialmente niños y niñas, en los contextos más vulnerables del planeta.
La reducción de fondos humanitarios plantea desafíos críticos que requieren diversificar las fuentes de financiación y fortalecer las alianzas entre sectores público y privado. Solo con un esfuerzo colectivo será posible garantizar una respuesta sostenible que atienda las necesidades urgentes de las comunidades más vulnerables del mundo.
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