¿De qué modo tu compañía apuesta por las buenas prácticas socialmente responsables? ¿Nos puedes explicar brevemente vuestra evolución hasta la actualidad? ¿Y alguna buena práctica en concreto con los objetivos que persigue que te gustaría destacar en esta entrevista?
Para nosotros la sostenibilidad es un pilar fundamental y la entendemos como un valor que aúna conceptos ambientales y sociales. Gestionamos dos herencias: un patrimonio natural, con 700 hectáreas en un valle único dominado por el Duero, y un patrimonio cultural e histórico. Y nuestra misión es traspasar estas herencias a las siguientes generaciones en mejores condiciones. De ahí, nuestro firme compromiso de impulsar iniciativas y desarrollar acciones éticas y responsables, que pongan en valor nuestra historia, lo que la naturaleza nos da y su gente, sin condicionar nunca el futuro de la comunidad en la que desarrollamos nuestra actividad.
Son muchas las políticas en materia de sostenibilidad puestas en marcha hasta ahora de las que nos sentimos especialmente orgullosos. Desde el gran trabajo realizado por el equipo de viñedo y bodega, recuperando un viñedo histórico, como es el de Abadía Retuerta. Los propios monjes premostratenses que habitaban la Abadía hace ocho siglos ya constataron que nuestra zona era óptima para el cultivo de la vid y la convirtieron en un referente ya por aquel entonces.
Ahora nosotros le “devolvemos” ese papel dominante que tomó en esa época gracias a nuestro enólogo, Ángel Anocíbar, y su equipo, quienes han conseguido elaborar vinos únicos que reflejan la personalidad y singularidad de nuestro terruño, recuperando así la tradición vinícola que nos precede y, por supuesto, adaptándonos a los nuevos tiempos y gestionándolo de una manera sostenible.
También la recuperación del antiguo huerto orgánico de los monjes, del que hemos mantenido su misma ubicación originaria, la que le dieron los monjes, y sus mismos usos. Porque se ha convertido en nuestra despensa natural, nuestro huerto provee a nuestros restaurantes de productos durante el año y además nos permite avanzar en nuestra filosofía de km0, de producto de temporada y de cercanía.
Pero también me gustaría destacar una de las líneas de mecenazgo que impulsamos ya el año pasado y que es la ‘Residencia de artistas’, una acción con la que queremos apoyar a jóvenes artistas invitándoles a crear en Abadía Retuerta. Esta iniciativa forma parte de nuestro Programa de Arte y tiene como objetivo compartir el patrimonio natural y cultural de Abadía Retuerta, promoviendo la cultura y la creatividad.
¿Qué importancia tiene para vuestra organización formar parte de la Federación Española del Vino (FEV) a la hora de mejorar vuestra RSC?
Siempre creo que la unión hace la fuerza y que como empresas individuales tenemos la obligación de poner en valor los activos que nos unen y los valores que representamos si contribuimos a crear la imagen de marca España, donde el vino tiene mucho que aportar desde el punto de vista de la excelencia, de la tradición, la cual ha evolucionado adaptándose a los nuevos tiempos, de la calidad y de nuestra cultura, por ser parte de nuestro ADN, de nuestra dieta mediterránea y del paisaje, haciéndonos más reconocibles y fuertes cuando competimos internacionalmente.
Además de fomentar un enoturismo sostenible en nuestro país, una actividad que nos diferencia del resto del mundo y que tanto valoran los países extranjeros, porque tenemos un valor añadido que es la gastronomía y el turismo que sumado a nuestro estilo de vida y nuestra forma de recibir tiene tan buena acogida. Por ello, para nosotros es esencial aunar fuerzas y sinergias de la mano de la FEV para contribuir a la imagen de marca España y al necesario impulso de un enoturismo sostenible, que ponga en valor la riqueza histórica, cultural, natural, gastronómica y vinícola de la zona en la que nos encontramos y que consideramos es una actividad fundamental para el futuro de nuestro sector vinícola.
Pero también para seguir avanzando en la política de materia de sostenibilidad de nuestra bodega y poder medir y certificar estas buenas prácticas que adoptamos. Porque, además, en nuestro sector, el vinícola, siempre se ha tenido y se sigue teniendo una fuerte vocación por la responsabilidad corporativa cultural, dado que los principales activos con los que trabajamos son la naturaleza y el humano.
¿Qué sinergias esperáis generar a nivel de contribución a los ODS con las acciones conjuntas que estáis emprendiendo en vuestro sector?
Para nosotros es esencial interiorizar los ODS y que toda nuestra estrategia vaya en línea con esos objetivos. Comprobamos qué objetivos de desarrollo sostenible están vinculados a nuestra empresa y los reconocemos. Ejemplo de ello es el ODS 13 ‘Acción contra el clima’, el cual vinculamos al cálculo de nuestra huella de carbono.
De hecho, este último año hemos conseguido el sello ‘Calculo, compenso y reduzco’ que otorga el Ministerio para la Transición Ecológica, siendo así la segunda bodega en España en alcanzarlo de manera completa. Es un sello que refleja nuestro grado de esfuerzo y compromiso para hacer frente al cambio climático. Una labor que también la FEV nos reconoció ya en 2019 con la certificación Wineries for Climate Protection, que mide nuestra gestión de energía, agua, emisiones y residuos y que además volvimos a renovar el año pasado.
También lo vinculamos a nuestra apuesta por las energías renovables a través del sistema fotovoltaico que instalamos en nuestra bodega. De la mano de Iberdrola y Enerpal hemos colocado 500 paneles solares fotovoltaicos -que suman 200 kWp- en el tejado sur de nuestra bodega.
Una instalación con la que generamos una energía de 250.000 kWh anuales, que es el equivalente al consumo medio de 60 hogares, y con la que evitaremos la emisión de 2.250 toneladas de CO2 a la atmósfera en los próximos 25 años. De este modo, también medimos nuestra actividad a las metas y objetivos recogidos en los ODS. Al igual que con nuestro Plan de Ordenación de Montes a través del cual hemos plantado más de 65.000 pinos y hemos repoblado más de 200 hectáreas de la finca, así como la reducción al mínimo de los residuos tanto en nuestro hotel y bodega o nuestro proyecto ‘Plastic Free’, con el que pretendemos que la compañía no utilice plástico de un solo uso.
Pero además en 2021 también conseguimos la certificación ISO 14001 gracias a la implantación en nuestra compañía de un Sistema de Gestión Ambiental, de acuerdo a la norma UNE-EN ISO 14001, la cual sistematiza nuestra gestión a nivel ambiental.
Nuestro objetivo es seguir trabajando en la misma línea, incluyendo cada vez más medidas y mecanismos para alcanzar una óptima gestión de las mismas y reducir al máximo el impacto medioambiental.
Vuestra empresa posee el certificado Wineries for Climate Protection, específico sobre sostenibilidad en bodegas. ¿Qué importancia tiene para vosotros haber superado la auditoría para obtenerlo y en qué medida recoge vuestro compromiso con la gestión sostenible?
Sin duda, es un reconocimiento que avala la puesta en marcha de nuestra exigente política de mejora constante y de sostenibilidad en nuestra bodega frente al cambio climático. Para lograrla, hemos tenido que superar un exhaustivo proceso de auditoria externa, el cual se ha hecho eco de nuestras políticas implementadas por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); gestión del agua; reducción de residuos; nuestra apuesta por la eficiencia energética y energías renovables.
Para nosotros ha sido muy importante conseguir el certificado WfCP, porque nos permite demostrar de una manera concreta, medible e independiente el compromiso real con la sostenibilidad medioambiental y trasladarlo al resto de la cadena de valor del vino.
¿Cuáles son los otros grandes retos y desafíos/oportunidades de tu organización en materia de sostenibilidad?
Seguiremos desarrollando e impulsando acciones que reflejen nuestro compromiso con la sociedad y con nuestro legado recibido, convirtiendo a Abadía Retuerta en un referente a nivel mundial basado en un modelo de gestión sostenible del patrimonio y del desarrollo del territorio a través de la generación de empleo, evolución socioeconómica y promoción de un turismo sostenible.
Entre nuestros próximos retos se encuentra seguir trabajando de manera ecológica nuestro viñedo para conseguir que el 100% de nuestra elaboración sea ecológica. A día de hoy ya contamos con el sello de agricultura ecológica para algunas de nuestras parcelas, pero estamos trabajando para conseguir que todas lo sean. Y por supuesto, seguir inmersos en las fases de ‘reduzco’ y ‘compenso’ –está última a través de la puesta en marcha de una plantación de trufas– de nuestra huella de carbono y renovar año tras año las certificaciones ISO 14001, Wineries for Climate Protection y empresa familiarmente responsable (efr) de la Fundación Más Familia.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables ‘La sostenibilidad en el sector del vino español’