El patrimonio natural de muchas regiones de España se ha quedado en el olvido. Especialmente de aquellas zonas rurales donde antaño vivían miles de familias que vivían de la agricultura pero cuyos descendientes no han querido seguir la tradición familiar de cosechar tierras, lo que nos deja con pueblos casi fantasma en los que nadie se hace cargo de las tierras. Para paliar esta situación, dotar de vida los pueblos y revivir los campos, en 2014 nacía Apadrina un Olivo. Hablamos con uno de los cofundadores de este proyecto, José Alfredo Martín.
¿Cómo surge la idea de crear Apadrina un Olivo?
Bajo una visión inconformista de ver un pueblo, su cultura y patrimonio natural desaparecer. Mi compañero Alberto Alfonso, cuya familia es de Oliete, en un año de buena cosecha recogiendo las olivas del olivar de su familia descubre que se encuentra solo y que las tierras colindantes, como varios años atrás, nadie las viene cultivando. Dejando caer la cosecha al suelo.
Alberto se queda con la idea de hacer algo desde internet para vincular a gente a estos olivos y casualidades de la vida, conoce a Adrián (mi hermano) y su amigo Pablo estudiantes de informática con alto carácter emprendedor, juntos deciden iniciar el desarrollo de la idea, a la que al poco tiempo yo me uní. Finalmente decido aparcar mi carrera como auditor financiero y dedicarme plenamente al desarrollo del proyecto.
Este 2018 se cumplen cuatro años del proyecto. ¿Cómo ha sido su desarrollo? ¿Es un proyecto sostenible?
En mayo de 2018 Apadrinaunolivo.org cumplirá cuatro años y desde el 2014 han pasado innumerables cosas. Al iniciar el proyecto dependíamos únicamente de las contribuciones solidarias de nuestros padrinos y madrinas a cambio de vivir la experiencia de apadrinar un olivo. Si bien ese fue el motor de inicio, sabíamos a la perfección que no podíamos depender únicamente de la solidaridad para devolver la vida y la ilusión a un pueblo.
Por eso, dimos creación a nuestra propia marca de aceite “Mi Olivo”, la primera marca del mercado de aceite de oliva virgen extra que proviene de olivos en proceso de recuperación y cuya venta defiende tres valores: la creación de economía rurales sostenibles en pueblos en vías de desaparición; una retribución justa a los agricultores que participan en su creación, así como inclusión de personas en riesgo de exclusión; y la conservación del patrimonio natural y la biodiversidad.
Este año, Mi Olivo empieza a hacerse un hueco en el mundo del aceite de oliva, tras haber sido un éxito en ventas en 2017 principalmente a través de nuestro e-commerce y atendiendo a cesta de navidad de empresas.
En Oliete (Teruel) viven menos de 600 habitantes. Es una localidad en la que la despoblación rural está latente desde hace décadas. ¿Cómo contribuye su proyecto a dotar de vida Oliete?
En Oliete viven actualmente 364 personas. Es una localidad en la que la despoblación rural ha hecho mella teniendo en cuenta que hace tan sólo 100 años habitaban unas 2.000 personas. Nuestro proyecto contribuye a dotar de vida Oliete mediante el apadrinamiento de olivos y la producción de aceite.
Para ello generamos empleo de calidad en el pueblo, habiendo contratado a gente externa con niños para evitar el cierre de la escuela, y favoreciendo también la empleabilidad de personas con discapacidad intelectual. Además, teniendo alrededor de 2.000 padrinos y madrinas en el proyecto, muchos son los que se acercan a Oliete a conocer su olivo y el pueblo, generando impacto en el turismo local.
¿Qué se puede hacer para luchar contra la despoblación rural que afecta al interior de España?
Creo que no puede haber una fórmula correcta para luchar contra la despoblación rural. Sin embargo, diría que iniciativas como la nuestra, que incluyen a la sociedad en su conjunto y que fomentan la sostenibilidad, son las maneras más acertadas de luchar contra la despoblación. A su vez, el apoyo del gobierno y las ayudas europeas también deberían estar concienciadas con este fenómeno y apoyar iniciativas pequeñas como la nuestra pero con un gran impacto social.
Y lo más importante, ¿cómo están recuperando los olivos que se habían quedado abandonados en Oliete?
Estamos muy contentos porque a pesar de las escasas lluvias de los últimos tres años, los olivos están reaccionando muy bien al proceso de recuperación. Es importante contemplar que son olivos con cerca de 30 o 40 años de abandono, por lo que el trabajo a realizar en el árbol y en el suelo es grande. Además, el efecto de la recuperación sobre la biodiversidad del terreno también empieza a dar sus frutos.
¿Cómo se puede apadrinar un olivo?
Se puede apadrinar un olivo desde nuestra web Apadrinaunolivo.org. Allí se muestran varios olivos disponibles con sus fotos, escoges el que te enamora, rellenas tus datos y ya eres padrino/madrina de un maravilloso olivo centenario.
El apadrinamiento de olivos consiste en una donación anual de 50€, o mensual de 5€, donde el padrino podrá bautizar a su olivo, ir a visitarlo en persona y descubrir el pueblo. Además, para agradecer su confianza enviamos a su domicilio dos litros de aceite solidario, social y sostenible procedentes del olivar recuperado. El proceso de recuperación se puede seguir desde el móvil con la App ‘Mi Olivo’ o desde nuestra página web, pudiendo escribir mails al agricultor encargado de su olivo para enterarse de todo lo que le sucede.
Por otra parte, también me gustaría señalar que somos una entidad de utilidad pública por lo que tanto un particular como una empresa pueden deducirse la donación.
¿De qué manera pueden colaborar las empresas?
Las empresas pueden colaborar de varias formas. La modalidad estrella es que una empresa recupere un olivar y poder ellos mismos lograr tener el aceite de la cesta de navidad, a través de los olivos que están recuperando. Además, ofrecemos posibilidad de hacer voluntariados con sus empleados, teambuilding, etc. Solemos tratar cada proyecto con la empresa de manera única, escuchando sus necesidades y adaptándonos lo mejor posible para lograr el mejor resultado.
Con otras empresas hacemos acuerdo de cesión de material, como es el caso de Stihl, New Holland o Bellota… Pero también hay empresas que optan por nuestra marca Mi Olivo como regalo de Navidad para clientes y empleados. Un aceite de oliva virgen extra de alta gama que además de ser solidario no dejará indiferente a nadie.
¿Y cada uno de nosotros?
Mediante el apadrinamiento de olivos, la compra de aceite o la celebración de una boda solidaria donde podréis sorprender a vuestros invitados con un aceite de excelente calidad y sobresalientes valores.
¿Qué retos tenéis para 2018?
Tenemos varios desafíos. Queremos abrirnos hueco en el mercado del aceite de oliva e incrementar el número de padrinos y madrinas y el número de empresas colaboradoras con el proyecto. Todo con la finalidad de generar el mayor impacto en las áreas rurales.