La estación depuradora de aguas residuales El Toyo, en Almería, ha acogido la inauguración oficial del proyecto europeo de innovación Life Phoenix, liderado por Aqualia. Distintas tecnologías de bajo coste para la reutilización de agua urbana de medianas-grandes poblaciones en la agricultura se probarán en una planta demostrativa construida en la depuradora.
La alcaldesa de Almería, Mª del Mar Vázquez, ha abierto el acto, que ha contado también con la participación del subdelegado del Gobierno de España, Jose María Martín; la consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo; y el director España de Aqualia, Santiago Lafuente.
El agua depurada “renace” con el proyecto Phoenix para dar respuesta a la escasez hídrica
Con unas previsiones que auguran una subida gradual de las temperaturas con el paso de los años y mayor peligro de sequía persistente, la necesidad de encontrar fuentes alternativas de suministro de agua para la agricultura se hace más apremiante, especialmente en territorios como Almería, donde el sector primario es el principal motor económico.
El agua residual tratada se vislumbra como una solución a este problema en un país en el que, siendo el líder en Europa, solo se reutiliza entre el 7 y el 13% de esta agua, según la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDYR).
Pero para poder emplear esta agua tratada en la agricultura debe cumplir una serie de estándares de calidad que este año se endurecerán aún más cuando el 26 de junio entre en vigor el nuevo Reglamento Europeo relativo a la reutilización de agua aprobado en el Parlamento Europeo: el reglamento (UE) 2020/741. Éste establece los requisitos mínimos de calidad y control con la finalidad de garantizar que las aguas regeneradas sean seguras para el riego agrícola, y de esta forma avalar un alto nivel de protección del medio ambiente y de la salud humana y animal, promover la economía circular, apoyar la adaptación al cambio climático y hacer frente a la escasez de agua.
Es en este marco en el que nace el proyecto Life Phoenix, en el que Aqualia y sus socios buscan convertir las aguas residuales en un elemento de alto valor para su reutilización en riego agrícola de forma segura y eficiente, de acuerdo con estos nuevos estándares impuestos por Europa.
El proyecto, enmarcado en el programa europeo LIFE, cuenta con un presupuesto superior a los 3 millones de euros y está formado por un consorcio internacional, liderado por Aqualia, constituido por 8 entidades, donde se incluyen socios internacionales como Águas de Portugal y la compañía holandesa MicroLAN; otras nacionales como CETIM o Newland EnTech; y entidades públicas españolas como la Universidad de Almería, la Diputación Provincial de Almería y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
LIFE Phoenix, además, se enfrenta al creciente reto de los contaminantes emergentes y microplásticos, que causan problemas en los actuales sistemas de depuración, ya que son difícilmente eliminables, y suelen acabar en los mares y ríos, suponiendo un grave riesgo medioambiental.
REUSA, una plataforma de experimentación en reutilización de agua en Almería
Este proyecto, Phoenix, se enmarca en lo que se ha denominado el “Hub REUSA”, la plataforma de regeneración de aguas residuales para uso agrícola que se ha creado en Almería.
Dentro de esta plataforma de investigación se suma también el proyecto Life Incover, finalizado en 2019 pero cuyas instalaciones siguen en marcha en la EDAR El Toyo, donde en una laguna de 3.000 m2, denominada raceway, se cultivan a escala industrial microalgas y se realiza el tratamiento de aguas residuales gracias a la simbiosis algas-bacterias. El agua obtenida de este proceso cumple los parámetros más exigentes de forma sostenible, sencilla y con ahorros energéticos de hasta el 80% respecto a una depuradora convencional.
También se integra en REUSA el proyecto Life Ulises, que se desarrolla en la EDAR El Bobar y tiene como objetivo revolucionar los procesos convencionales de depuración mediante un conjunto de tecnologías novedosas que permiten, no solo regenerar agua apta para la agricultura, sino también producir recursos de valor, como biocombustible para vehículos o biofertilizantes agrícolas a partir de las aguas residuales.
Así mismo, el proyecto pretende reducir el consumo energético y la huella de carbono asociada al tratamiento de aguas, incrementando la eficiencia de una depuradora convencional.
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