Estamos viviendo un momento difícil. La pandemia, además de su impacto trágico en vidas humanas y en la salud, ha agudizado la crisis económica y las desigualdades en nuestra sociedad y a nivel internacional. Los índices de pobreza, paro y precariedad se han disparado. Sus efectos son especialmente significativos entre la población más vulnerable.
La pandemia ha demostrado, por un lado, que las crisis sanitaria, climática, económica y social están estrechamente relacionadas, y por otro lado, ha puesto de manifiesto una vez más que somos una sociedad global y, por tanto, las soluciones a la misma deben ser globales.
Por todo ello, este año, con motivo del Día Mundial del Comercio justo (sábado 8 de mayo), organizaciones de Comercio Justo y Economía Solidaria de todo el mundo hemos recogido nuestras demandas bajo el título de “Reconstruyamos con Justicia”. Un documento que ha sido refrendado por más de 200 entidades en nuestro país (ONGD, asociaciones de consumidores/as, ecologistas, sanitarias, educativas, sociedades científicas, etc.) y también por representantes políticos, como los diputados Inés Sabanés, Juantxo López de Uralde e Íñigo Errejón, y los europarlamentarios Miguel Urbán y Ernest Urtasun.
Con la declaración “Reconstruyamos con Justicia” queremos reivindicar que la recuperación de la economía y el comercio en la era post-COVID priorice los Derechos Humanos, la protección del planeta y se base en los valores del Comercio Justo y la Economía Solidaria. Lo que pedimos es una transformación del modelo económico que disminuya las desigualdades sociales y frene la emergencia climática.
Las organizaciones de Comercio Justo creemos que el actual sistema económico y comercial deja a demasiadas personas atrás, que resulta débil frente a las adversidades. Por eso, pensamos que esta crisis debe ser un punto de inflexión hacia una manera de hacer comercio y economía más humana, sostenible, más cuidadosa con las personas y el planeta, el único que tenemos.
Entre las reivindicaciones políticas que exponemos en la declaración destacamos la necesidad de aprobar una legislación que garantice que todas las empresas respetan los Derechos Humanos, laborales y medioambientales a lo largo de todas sus cadenas de producción en cualquier parte del mundo. No se trata de una iniciativa nueva, en Naciones Unidas se está trabajando desde hace unos años en la redacción de un tratado vinculante en este sentido. Y en un plano más doméstico, en Francia en 2019 se aprobó una ley, llamada “de debida diligencia” que exige a las empresas radicadas en este país responsabilidad en materia de derechos laborales y protección ambiental a lo largo de toda la cadena de suministro. Se trata, con ello, de garantizar y universalizar el ejercicio de derechos esenciales.
Por otro lado, solicitamos que los programas públicos de apoyo a empresas estén disponibles solo para aquellas que cumplan con los principios rectores establecidos por Naciones Unidas y la OCDE sobre derechos esenciales, conducta fiscal responsable y compromisos con la igualdad de género y el clima. Por otro lado, también destacamos la importancia de modificar los sistemas impositivos para incentivar los productos de Comercio Justo, orgánicos y los procedentes de empresas con un firme compromiso con la sociedad.
En relación con la emergencia climática, pedimos que los gobiernos adopten objetivos nacionales para reducir drásticamente las emisiones de CO2 y se cumplan los Acuerdos de París. Además, recordamos la necesidad de promover un modelo agroeconómico que evite la sobreexplotación de los recursos naturales y respete los límites del planeta.
Con estas demandas, las organizaciones de Comercio Justo solicitamos que la pandemia constituya un punto de inflexión hacia otro modelo económico y comercial más equitativo y ecológico, que permita el cumplimiento de la Agenda 2030.
En esta reconstrucción justa los y las representantes políticos tienen un papel decisivo, pero la sociedad en general también. Desde el sector empresarial, el público consumidor, instituciones, medios de comunicación… todos y todas tenemos una tarea importante en el cambio de rumbo que necesitamos, en ser capaces de visualizar otro modelo de sociedad global, fundamentado en otros principios, y avanzar hacia él.
Estamos viviendo momentos difíciles. Pero podemos aprovecharlo para cambiar el modelo, consolidar una sociedad más justa y sostenible y protegernos frente a posibles adversidades que puedan llegar en el futuro.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Mes de Comercio Justo