COP29: Avances y Desafíos en la Acción Climática desde Bakú
La COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, cerró sus sesiones con decisiones clave que, aunque insuficientes para combatir la crisis climática, sientan las bases para el avance en áreas críticas como la financiación climática, la reducción de emisiones y la gobernanza internacional. Estas resoluciones llegan en un contexto global marcado por tensiones geopolíticas, la incertidumbre del multilateralismo y la creciente urgencia de actuar frente al cambio climático.
Un entorno complejo: COP en un petroestado
Azerbaiyán, un país históricamente vinculado a la producción de petróleo, fue un anfitrión paradójico para una conferencia climática. Sus refinerías y plataformas cercanas al estadio donde se desarrolló el evento recordaron los retos inherentes a la transición energética.
Sin embargo, los acuerdos alcanzados, aunque limitados, destacaron por su pragmatismo. Entre ellos, la aprobación de metodologías para un mercado internacional de carbono y el establecimiento del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NOCC), que fija una financiación mínima de 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035.
Progresos destacados
El texto final del NCQG se ha alcanzado tras intensas negociaciones que involucraron directamente a los responsables NNUU, y que fue seguida por la sociedad civil de manera masiva, siendo uno de los símbolos de la COP (con manifestaciones y reivindicaciones diarias).
El resultado no ha cubierto las expectativas de los países más vulnerables, quienes dependen de esta financiación para avanzar en su transición climática. Reconoce que las necesidades presupuestadas en las NDC de los países en desarrollo se sitúan entre 5,1 y 6,8 billones de dólares hasta 2030. Frente a esta cifra, el texto llama a movilizar al menos 1,3 billones de dólares anuales para 2035, pero establece un objetivo de solo 300.000 millones de dólares anuales para ese mismo año.
Esta discrepancia ha sido un foco de críticas de los países en desarrollo, junto con la inclusión para el apalancamiento de fondos de fuentes tanto públicas como privadas y la propuesta de ampliar la base de contribuyentes. El texto también reconoce las barreras que enfrentan los países en desarrollo para acceder a financiamiento, instando a los bancos de desarrollo multilaterales a reorientar sus procesos, recordando el papel clave de los cuatro fondos de las Naciones Unidas y pidiendo un aumento en las subvenciones.
El próximo año es fundamental para dar los primeros pasos en la implementación de esta meta y evaluar su capacidad para responder a las necesidades urgentes de financiamiento climático.
La mitigación ha quedado relegada a un segundo plano en un intento por mantener el proceso, y superar los bloqueos políticos de países que aún resisten incluirla en sus agendas. El resultado es un texto de apenas tres páginas que, aunque propone que se aumente la ambición, omite referencias clave como el límite de 1,5°C, las emisiones netas cero, la neutralidad en carbono y la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
Se ha decidido transformar esta agenda en un espacio de diálogo para abordar las barreras de implementación. Sin embargo, surgen preguntas fundamentales: ¿Dónde está la ambición en mitigación? ¿Dónde están los compromisos? En febrero de 2025 finaliza el plazo para que los países presenten sus NDC alineadas con el objetivo de 1,5°C y no está definida la ruta para incluir los compromisos de ambición en las contribuciones.
Los resultados del Balance Mundial (GST) aprobado en Dubái en 2023 destacó la necesidad de establecer objetivos energéticos y avanzar hacia la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Tras un año de intensas negociaciones sobre cuatro opciones de seguimiento, se ha optado por un texto de bajo perfil que, aunque evita bloqueos, deja insatisfechos a muchas de las Partes. Se ha acordado realizar un diálogo anual enfocado en medidas de implementación, aunque la gran ausencia en el texto se encuentra en la ambición de nuevas medidas de mitigación.
Tras negociaciones complejas durante la cumbre debido a las presiones para reducir el alcance de la narrativa de género en todo el proceso, se ha acordado extender este programa durante 10 años. Aunque términos como “equidad intergeneracional” han generado controversia y no se ha logrado incrementar la ambición del texto final e incluir nuevas cuestiones, el proceso se mantiene en la misma línea que el anterior proceso.
En el plenario de aprobación se escucharon voces de algunas Partes criticando las trabas en el proceso y destacando, que mantenerse en los términos del programa que ya tienen 10 años suponía en la práctica un retroceso en los modelo de igualdad de género. Por este motivo, consideraban el mantenimiento del programa como una oportunidad de mínimos.
El programa de trabajo acordado se centra en identificar elementos para que los países los incorporen en sus modelos de transición justa nacionales. Esta orientación ha generado críticas de algunos países que esperaban abordarla desde una perspectiva internacional y multilateral.
El documento reconoce la importancia de incluir a las comunidades más vulnerables en las discusiones y solicita integrar, según el contexto nacional, estos elementos en todas las políticas y reportes climáticos, como los planes climáticos nacionales (NDC), los planes de adaptación (NAP) y los informes de transparencia (BTR). Sin embargo, aunque se denomina “programa de trabajo”, el texto se limita a establecer directrices para la consideración de los países, sin concretar cómo avanzar hacia una transición justa efectiva.
Se ha aprobado una versión sintetizada del texto técnico original, reduciendo los más de 8.000 indicadores a un máximo de 100. Esta versión reconoce las circunstancias nacionales y destaca el papel de la ciencia, las comunidades indígenas y otros actores clave en su desarrollo.
Además de indicadores geográficos y cuantitativos, se incluyen aspectos relacionados con derechos humanos, juventud, mujeres y migrantes. Sin embargo, no se han incorporado mecanismos específicos para el seguimiento de estos indicadores.
- Artículo 6 del Acuerdo de París sobre la implementación cooperativa (Artículo 6):
Tal como anticipó la Presidencia de la COP29 el primer día de la cumbre, se han logrado avances en el artículo 6, con un texto referido al artículo 6.2 y otro referido al artículo 6.4, que establecen procedimientos y metodologías para los mercados de carbono.
Aunque las Partes han celebrado el avance como un paso clave para alcanzar las metas de reducción de emisiones de sus NDC, sectores de la sociedad civil han reaccionado de manera enérgica, denunciando estas medidas como “falsas soluciones”. El proceso debe continuar ya que los textos requieren mayor claridad y desarrollo procedimental, que se llevarán a cabo en Bonn y en Belém el año que viene.
Los planes climáticos (NDC)
Durante la cumbre se han presentado diversas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Estos instrumentos son fundamentales en el marco del Acuerdo de Paris ya que determinan los planes de acción climática de cada país, incluyendo objetivos de reducción de emisiones y medidas para mejorar la resiliencia frente al cambio climático.
También se han presentado varios Informes Bienales de Transparencia (BTR), instrumento de transparencia para presentar la aplicación de los NDC, integrando el inventario nacional de emisiones (NIR), las políticas y medidas climáticas y la información sobre adaptación, impactos climáticos y apoyo financiero recibido o necesario.
Los países Partes tienen la obligación de presentar sus nuevos NDC a finales de febrero de 2025, con un umbral de actuación hacia 2035. Durante la cumbre, estos son los países que han presentado sus NDC:
-Brasil, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Madagascar, Namibia, Panamá y Reino Unido.
En cuanto a los informes de transparencia (BTR), se deben presentar antes del 31 de diciembre de 2024. Durante la cumbre se han presentado 13 informes:
-Alemania, Andorra, Azerbaiyán, Países Bajos, España, Guyana, Japón, Kazajstán, Maldivas, Panamá, Singapur, Turquía y la Unión Europea.
No se puede lograr justicia climática sin una agenda de justicia de género.
Las mujeres y sus hijos, así como las poblaciones indígenas, están al frente de la emergencia climática. La responsable de la delegación de la Mujer de Naciones Unidas en la cumbre, Jemimah Njuki, lo ha denunciado hoy exponiendo algunos datos: en el África Subsahariana, mujeres y niñas, emplean 200 millones de horas al día en busca de agua, y cada día deben ir más lejos. Al mismo tiempo, el cambio climático está aumentando la violencia contra las niñas: las familias tienen cada vez menos recursos y en consecuencia aumentan los matrimonios forzados de mujeres jóvenes.
“En el peor de los escenarios, 236 millones de mujeres y niñas sufrirán inseguridad alimentaria en 2050. Eso es inaceptable”, ha dicho con rotundidad Njuki, reflejando los datos del informe “Feminist climate justice: A framework for action” de ONU Women
La acción climática, además, debe contar también con la mitad de la población: “no podemos lograr el mundo que queremos si dejamos una mitad atrás. La agenda de género es una prioridad”.
Para ello debe contarse con financiación climática con enfoque de género, ya que, por ejemplo, en muchas comunidades es la mujer la que se encarga de los cultivos, y deben tener acceso a la innovación y la tecnología necesaria para lograr que estas poblaciones sean resilientes. “La financiación debe establecerse garantizando su calidad”, ha subrayado.
Este es solo uno de los casos que reflejan que respaldar la agenda de género está estrechamente relacionado con impulsar la acción climática, como ha explicado a su vez la responsable de la acción feminista de Climate Action Coalition, Ayshka Najib.
La activista climática ha incidido en que el actual texto del borrador sobre el objetivo de financiación climática (NCQG) puede incidir en la mujer tanto en el párrafo 18 (el único que hace referencia a derechos humanos), como en el 44, que trata de los grupos subnacionales y sus lenguas. Es aquí donde “debemos hacer presión para que se establezca una financiación para las comunidades de indígenas, mujeres y niñas”, ha afirmado Najib. La activista ha reclamado que los documentos deben incluir una agenda de género, y ha denunciado que este aspecto no ha sido una prioridad para la presidencia, que ha actuado de forma “decepcionante”.
Los efectos del cambio climático agravan las desigualdades existentes. Innumerables ejemplos ilustran esta realidad: problemas de salud respiratoria causados por cocinar sin energía limpia, acceso limitado a la educación, mayor exposición a los desastres naturales, y los riesgos a los que se enfrentan quienes -especialmente las mujeres- defienden la justicia, incluido el acoso e incluso la muerte.
Las mujeres y las niñas están lejos de ser víctimas pasivas del cambio climático y están liderando el camino con soluciones.
Race to Zero destaca la acción de ocho mujeres que promueven la acción climática en los ámbitos de la gobernanza, las empresas, la defensa de los derechos de los indígenas, la ciencia y el liderazgo juvenil. Sus historias subrayan la urgencia de garantizar la equidad de género en las soluciones climáticas y ofrecen un poderoso recordatorio de que el liderazgo inclusivo es clave para abordar la crisis climática y construir un futuro que funcione para todos.
Durante las sesiones celebradas, se ha renovado el interés por integrar las consideraciones de género en los procesos climáticos clave. Esto incluye mejorar la transparencia en los Informes Bienales de Transparencia (BTR) e incorporar el género en los planes climáticos de los países (NDC). Por ejemplo, el BTR de Panamá incluye una sección específica sobre género e inclusión, centrada en traducir el desarrollo de capacidades en acción.
Para garantizar un progreso significativo, las NDC inclusivas en materia de género deben ir más allá de las menciones simbólicas al género, integrando vías concretas de acción para una transición justa. Esto requiere una amplia participación, y soluciones concretas y sistémicas.
Ausencias y brechas
A pesar de estos logros, la COP29 dejó pendientes temas críticos como la transición justa, la adaptación y una referencia explícita al abandono de los combustibles fósiles. Las negociaciones se vieron marcadas por tensiones políticas y la falta de consenso en varias áreas clave, como el financiamiento a gran escala.
Un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo, han ido repitiendo desde el viernes, al ver que el texto no reflejaba a la práctica la obligación de destinar dinero público, dejando la posibilidad de vehicularlo a través de la iniciativa privada, lo que no obliga a la práctica a ninguna parte.
El lenguaje inclusivo de los textos también ha sido otro elemento de disputa, provocado por la oposición de varios países conservadores, que ha condicionado hasta el último momento el Plan de Trabajo de Lima sobre Igualdad de Género y su continuidad. Algo similar ha ocurrido con el valor otorgado al trabajo del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que ha sido puesto en entredicho.
La cumbre de Azerbaiyán ha sido la cumbre de la atonía. Marcada, eso sí, por algunos momentos que sí levantaron reacciones, en este caso contrarias, como el discurso del presidente del país, Ilham Aliyev, diciendo justamente en la apertura de la cumbre, delante de los líderes de todo el mundo, que el petróleo es un “regalo de Dios”, y criticando a Europa por mostrarse como líder de la transición al tiempo que es una gran consumidora.
Mirando hacia la COP30: Expectativas en Brasil
El próximo año, Belém, Brasil, acogerá la COP30, un evento que podría traer avances en temas pendientes como la adaptación y la mitigación. Aunque Brasil es uno de los mayores productores de petróleo, también cuenta con una matriz energética limpia y la Amazonia como elemento crucial para la captura de carbono.
Con el liderazgo del presidente Lula y la experiencia del país en diplomacia climática, se espera que Brasil impulse acuerdos más ambiciosos y refuerce la financiación climática para los países en desarrollo.
Más allá de las COPs
Las decisiones tomadas en Bakú subrayan la necesidad de un enfoque global coordinado, pero también evidencian que las COPs requieren una reforma profunda. Las señales y bases que generan deben traducirse en acciones concretas desde gobiernos, empresas y sociedad civil.
En un contexto donde el cambio climático es ya una realidad tangible, las energías renovables, la economía circular y la innovación tecnológica representan no solo retos, sino también oportunidades para construir un futuro sostenible.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables.