Probablemente nunca te hayas planteado qué tiene que ver el mantenimiento de la biodiversidad de los océanos con la investigación contra el cáncer.
La respuesta es: Mucho más de lo que crees.
Aunque puedas pensar que bajo la superficie marina todo es más o menos parecido, la realidad es que es un entorno increíblemente biodiverso. Se han descrito más de 240.000 especies diferentes en los océanos (según el World Register of Marine Species), aunque probablemente haya muchísimas más.
El interior de los océanos es muy variado, existen infinidad de ecosistemas diferentes, con una gran variedad de temperaturas, cantidad de luz, pH, salinidades, corrientes, tipos de alimento y, por tanto, de especies que han tenido que adaptarse a estas condiciones.
Muchas veces, para poder sobrevivir, alimentarse o defenderse, los organismos producen ciertas moléculas biológicas. Y aquí es donde la cosa se vuelve interesante para la investigación contra el cáncer.
Porque los investigadores que tratan de desarrollar tratamientos contra el cáncer buscan constantemente nuevos compuestos y moléculas que puedan atacar las células tumorales. Y los océanos, con su diversidad, son una fuente inmensa de posibles nuevas moléculas.
Esto no es ciencia ficción. Ya existen fármacos aprobados para el tratamiento de ciertos tumores que tienen un origen marino. Por ejemplo, la eribulina, que se usa en determinados tumores de mama metatásicos, es una modificación de una molécula aislada de un tipo de esponja marina. Pero hay muchas más, identificadas por primera vez en moluscos, bacterias marinas, y todo tipo de organismos del océano.
Precisamente ahora, una época en la que nuestro conocimiento del cáncer ha avanzado mucho, es un momento muy interesante para buscar bajo el agua nuevas oportunidades terapéuticas: hoy en día sabemos que para tratar el cáncer eficazmente a veces no es suficiente con atacar a las células tumorales; hay que ayudar al sistema inmunitario a encontrarlas y destruirlas, o conseguir que todo el entorno en el que crece el tumor favorezca la eliminación de estas células. Por lo tanto, se abre un enorme abanico de posibilidades para encontrar usos a moléculas derivadas de organismos marinos.
No solo eso, el desarrollo de mejores modelos matemáticos, la bioinformática y la inteligencia artificial pueden ayudar a refinar la búsqueda de moléculas con mayor potencial contra el cáncer.
En resumen, ayudar a mantener la biodiversidad en los océanos no solamente es para ayudar a conservar a tus especies favoritas; existe una inmensa variedad de especies cuyo impacto y repercusión van mucho, mucho más lejos de lo que te puedes imaginar. Por ejemplo, como hemos explicado aquí, en la investigación contra el cáncer.
Así que te animamos a dos cosas. Primero, a concienciarte de la importancia de conservar la biodiversidad oceánica, incluso para tu propia salud. Y en segundo lugar a que apoyes la investigación contra el cáncer a través de Fundación CRIS contra el cáncer, ya que sus avances, igual que la biodiversidad oceánica, también nos benefician a todos.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de los Océanos, en colaboración con ISDIN.