Hace apenas un mes tuvo lugar la COP 27 en Egipto, un espacio donde se pusieron de manifiesto los resultados de la cumbre anterior y se abordaron nuevos compromisos concretos para dar respuesta a la crisis climática. En concreto, los científicos llevan años señalando al 2030 como el año del punto de no retorno para el cambio climático, es decir, o se toman medidas drásticas antes de esa fecha en todo el mundo, o bien nos encontraremos con un problema mayúsculo.
En este contexto, y ante el punto de inflexión en el que nos encontramos, las empresas están llamadas a desempeñar un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Las empresas debemos ser conscientes del rol crucial que jugamos en el escenario global, ir más allá del estricto cumplimiento de la ley e impulsar nuevos modelos de gestión y convivencia que contribuyan a construir un futuro prometedor para las generaciones venideras. Todos los agentes económicos y sociales tenemos que estar implicados y aportar en este reto de hacer de nuestro mundo un lugar más sostenible.
En este sentido, nuestro camino hacia la sostenibilidad empezó en 2004, uniéndonos al Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Desde entonces hemos firmado diferentes compromisos, hemos articulado una nueva estrategia de compañía de responsabilidad social corporativa que da respuesta a puntos críticos como el desperdicio alimentario o los envases y residuos de plástico, y hemos llevado a cabo diferentes proyectos. Uno de los más recientes es el proyecto ‘Road to Reuse’, una iniciativa impulsada junto con el Clúster Foodservice, Inèdit, Ecogots, Bumerang y el Clúster Packaging Valencia que nació en el marco de las ayudas Next Generation y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que consiste en la implementación del sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) en los principales establecimientos de restauración en entornos de viajeros. Con este proyecto, y en una primera fase piloto, Areas pondrá a la venta un 30% de las actuales ensaladas con envases retornables, al ser uno de los productos más vendidos de esta categoría. Así, el objetivo es reducir estos envases equivalentes a más de 44.000 envases al año. Esta acción es embrionaria y esperamos que pueda ser una realidad global en todos nuestros establecimientos y mercados a corto plazo. Y la manera más eficiente de que esto ocurra es firmando acuerdos con entidades del sector para relativizar los impactos de la restauración sobre el medioambiente y apoyar la nueva economía que ya se está dibujando.
Pero el camino de la sostenibilidad está en constante evolución, y concretamente en nuestro sector, el del travel retail, tenemos un gran impacto en las personas, en los viajeros y el entorno. Por ello, seguimos desarrollando e implementando políticas para reducir las emisiones derivadas de nuestra propia actividad, fomentando la economía circular e impulsando nuevas soluciones para no generar residuos.
Frenar el avance de la crisis climática está en manos de todos. Personas individuales, empresas públicas y privadas e instituciones tenemos que aportar nuestro grano de arena, con unos objetivos e impacto adecuados a cada circunstancia y ámbito de actuación. Pero, más allá de esto, apostar por la sostenibilidad implica estrategias colaborativas, pues no es posible alcanzar los objeticos de manera individual. Es imprescindible que haya una colaboración y una lucha conjunta entre países, empresas, sectores y personas para minimizar estos avances.
En definitiva, teniendo en cuenta la situación de emergencia climática en las que estamos inmersos y los recursos limitados del planeta, es el momento de actuar y ser miembros activos del movimiento circular como solución. Entre todos, tenemos que construir una economía sostenible en el tiempo, y hacer una transición hacia una economía circular que genere nuevas oportunidades respetuosas con el entorno.
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