Casi a los 50 años de edad, miro hacia atrás y me acuerdo de cuando pasaba con el coche por el medio de la Casa de Campo, el Retiro o incluso la Plaza Mayor de Madrid. Recuerdo como al crecimiento económico se sumó el crecimiento de los atascos, las restricciones de aparcamiento, la llegada de los radares y, cada vez, más limitaciones y restricciones al volante. No sólo se limitó el acceso del coche a la capital. También, se fue modernizando progresivamente la red de transporte público, carreteras… y se invirtió en infraestructuras.
Pero entonces ¿si nuestra vida de hoy en día no se parece a la de hace 50 años, por qué nuestra forma de movernos sigue siendo la misma? Hoy tenemos acceso prácticamente a todo: noticias, compras, relaciones sociales… Nuestras casas están equipadas con la última tecnología, podemos levantarnos en Madrid y, después de pasar el día en otra capital europea, regresar a casa habiendo gastado menos dinero del que hubiera sido cenando en el restaurante de la esquina. ¿Entonces porque seguimos utilizando nuestro coche como hace cinco décadas?
Cuando hablaba de inversión en infraestructuras, carreteras y medios de transportes, hay un bloque esencial: la accesibilidad y la tecnología aplicada a las infraestructuras. El cambio en nuestra conducta es posible si nuestra Movilidad se desarrolla en un entorno accesible, estructurado y digital.
¿Y si nuestro despertador nos levantara por la mañana en función de la hora a la que llegara nuestro tren o metro? ¿y si pudiéramos desplazarnos y recorrer decenas de kilómetros en pocos minutos gracias a una amplia red de transporte de alta velocidad, donde vivir en el campo, alejado de la ciudad, significara invertir menos del 20 minutos para llegar al trabajo? Taxis colectivos, eléctricos y automáticos, reservas automáticas de transporte por la geolocalización de mis dispositivos móviles, entregas a domicilio por drones… las posibilidades son infinitas con una infraestructuras bien organizadas y mejor aprovechadas.
Todo este planteamiento futurista revierte en nosotros y en el entorno. Hacer desplazamientos más inteligentes, rápidos y eficientes beneficia al medio ambiente y las organizaciones tenemos que aprovechar estas nuevas infraestructuras y visión compartida para proponer soluciones de Movilidad que se enfoquen en esta línea.
Hablo de Seguros y Asistencia que es en el sector en el que me desenvuelvo mejor y es una realidad que incluso a la hora de garantizar la sostenibilidad del negocio, debemos pensar en la sostenibilidad de nuestro entorno. A la hora de diseñar soluciones en Allianz Partners nos planteamos ¿por qué trasladar un vehículo al taller, cuando puede ser reparado en el mismo lugar y momento? ¿por qué desplazar un equipo técnico, utensilios, vehículos contaminantes… al lugar de una avería cuando podemos ver online la causa del problema y arreglarlo a distancia? ¿por qué no ofrecer una asistencia completa a nuevos vehículos de movilidad personal cuando son el medio de transporte dominante del futuro en las ciudades?
La cuestión es tener claro el horizonte al que queremos llegar en 15 años; dejar un mundo mejor a nuestros hijos y nietos. Esto puede conseguirse con una verdadera inversión en infraestructuras. Las ciudades que han dado este paso, invirtiendo en infraestructuras, se han convertido en referente de crecimiento y de riqueza de sus países. Uno de estos ejemplos hoy en día es Corea del Sur, país que al finalizar la Segunda Guerra Mundial era el territorio más pobre del mundo; hoy es la quinta economía global.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Espacios Urbanos Sostenibles