¿Cómo llegaste al mundo de la RSE?
Empecé en 2016 como directora de desarrollo sostenible y ya existía anteriormente el área de responsabilidad social y empresarial dentro de la compañía desde hace muchos años. Cuando me propusieron llevar a cabo temas de sostenibilidad, mi respuesta fue que ya los impulsaba en el ámbito de operaciones. Siempre muy en consonancia con el eje ambiental, trabajamos con agua y para nosotros forma parte de la gestión. Entré en un nuevo mundo, un mundo que me abrió otros ejes y patas que me han complementado y estoy encantada.
¿Qué evolución has visto que se haya producido en este tiempo?
Ahora no solo hablan de responsabilidad y sostenibilidad el equipo de responsabilidad social, sino que hay más personas dentro de las organizaciones que están viendo que es importante incorporarlo. Por lo tanto, estamos consiguiendo que esa mancha de aceite sea cada vez más grande y haya mayor difusión por parte de otras personas de la compañía. La Ley de Información no Financiera, por ejemplo, hace que los financieros y el resto del equipo se unan para poder llevar a cabo todo un proyecto, con lo que surgen sinergias. Hay una transversalidad mayor respecto a lo que yo viví al inicio.
¿Cómo ha evolucionado la estrategia de RSE de tu organización en los últimos años? ¿Y cuáles son las principales líneas de actuación en la actualidad?
El cambio ha sido sustancial, veníamos de un plan muy extensivo con muchísimas líneas de trabajo y hemos sido capaces de poner focos. Ahora hay únicamente 10 compromisos: cuatro ambientales, otros cuatro de un eje más social y dos compromisos transversales. Los ambientales son la lucha contra el cambio climático, la preservación del recurso hídrico del agua, la transformación hacia la economía circular de nuestras instalaciones y la biodiversidad. Los compromisos sociales, los colectivos vulnerables, el trabajo en equidad con diversidad de género y de personas con discapacidad, la seguridad y salud laboral, y la concienciación. Por último, los compromisos transversales son la innovación y la alianza. Esto no va de que juegas tú solo, sino que juega todo un entorno, y de hacer que participe ese entorno.
Dentro de estas líneas, ¿qué ejemplos puedes poner?
En materia de biodiversidad, por ejemplo, nos dieron el año pasado el Premio Europeo de Medio Ambiente. Tuvimos que pasar por una candidatura a nivel nacional en la que habían más de 150 candidaturas nacionales. Ganamos en España, fuimos a los premios europeos y ganamos también en Europa. Este trabajo en materia de biodiversidad se compone de tres líneas: la eliminación de los fitosanitarios, porque también están llegando a los acuíferos, y proporcionar herramientas para sustituirlos por jardinería ecológica; un protocolo de especies invasoras para identificar las que son grandes amenazas para la biodiversidad y hacerles frente, y la naturalización de nuestras infraestructuras, cómo incorporamos esa naturaleza a nuestra infraestructura y cómo hacemos planes específicos en aquellas instalaciones que tenemos en parajes naturales.
¿Qué papel tiene la comunicación en vuestra RSE?
Al final necesitas comunicar aquello que estás realizando. De esta forma, das a conocer la buena práctica que está haciendo la compañía, lo que te permite abrir canales de diálogos con diferentes entidades y con diferentes sectores. Por ejemplo, después de las Jornadas del Anuario de Corresponsables pueden salir sinergias entre compañías que hayan podido ver que les interesa lo que hacen. Es necesario realizar esa comunicación internamente, para que los empleados lo conozcan, y externamente, para que pueda crearse ese entorno de colaboración y encontrar puntos en común.
¿Cuáles son las principales ventajas y beneficios de apostar por la RSE?
Para nosotros en la RSE, o estás aquí o no estás. Nosotros trabajamos con agua, por lo que estamos en el ámbito de responsabilidad social o no estamos. Tenemos que ser garantes y precursores de la responsabilidad en la gestión de las instalaciones y del recurso hídrico. Yo muchas veces digo que hay que tener cuidado con el consumo que estás haciendo del agua porque hay una responsabilidad detrás de ese recurso. Nosotros vemos posibilidades de poder reutilizar el agua, es una de las líneas que queremos impulsar y que queremos hacer más tangible. España es el país que más reutiliza de todo Europa, pero es insuficiente porque no llega al 10%. Tenemos escasez, por lo que en nuestra gestión está incorporado.
¿Cuáles son los principales errores que se cometen en torno a la RSE y cómo se pueden subsanar?
A veces son errores por desconocimientos o porque son nuevas prácticas. La RSE tiene que ir muy de la mano de la innovación e introducir palancas diferentes dentro de la compañía. Pero en el momento en que introduces algo nuevo es posible que caigas en errores por desconocimiento o porque el planteamiento parecía una cosa, pero luego en la realidad es otra. También es importante no caer en el error de utilizar la RSE como marketing. Esto hace muchísimo daño a las prácticas que se realizan dentro de las empresas. Que seamos capaces de profundizar en la actividad y no nos quedemos en lo superficial. Trabajar en aquello que realmente es importante dentro de tu compañía para dotarlo de contenido real, tangible y concreto. Es algo básico, la responsabilidad social no acompaña, forma parte de la actividad y de las líneas importantes de gestión de la compañía.
Aún se oye en determinados foros que algunas empresas hacen RSE por cosmética, por el lavado de imagen. ¿Cómo se puede revertir esa situación?
Es muy difícil. La percepción de que la gran empresa te engaña y de que no realiza aquellas labores que debería realizar es algo con lo que tenemos que trabajar para mejorar esa percepción por parte de la ciudadanía con coherencia, con hechos, con evidencias y con datos. Es importante aportar información cuantitativa y en RSE no es sencillo. Cuando hablamos de impactos, medir esos impactos no siempre es fácil. A veces tampoco hay presupuesto para medir la evolución y para realizar la actuación, encontrar ese equilibrio entre ambas cosas tampoco es sencillo. Pero sí que es verdad que es un hándicap que tenemos las grandes empresas porque se percibe esto como es una moda. Tenemos que seguir trabajando y seguir apostando para que esta percepción disminuya o eliminarla.
¿Cómo están fomentando la comunicación y el diálogo con los grupos de interés?
Como nosotros tenemos un arraigo muy local, al final nuestra corporación es la suma de muchísimas sociedades. Es decir, la empresa que gestiona el agua de Alicante es una sociedad, la de Murcia es otra sociedad… Al final es la suma de muchas empresas, muchas de ellas pymes. Hay un importante arraigo local con los grupos de relación de nuestro entorno que nos permite trabajar y durante muchos años. Son 150 años, por lo que algo habremos hecho bien. Disponemos de herramientas con las que identificamos cuáles son los temas prioritarios, cuáles pueden ser nuestros nuevos grupos de relación. Tenemos una herramienta implantada que nos permite hacer esta evaluación y abrir diversos canales de diálogos en función del grupo de relación al que te diriges.
¿Cuáles son los principales retos y desafíos de la RSE?
La percepción que tienen las personas sobre la RSE es un reto. Tenemos que conseguir que la gente crea que no es una imagen y que verdaderamente se están haciendo cosas. Desafíos ambientales, los efectos del cambio climático son tangibles. Hay un proceso de mitigación para reducir esos efectos, pero también de adaptación. El cambio climático es básico como línea transversal a todos los sectores. Hay agua en todos los procesos productivos. Hay que trabajar para una mayor concienciación y una mayor adaptación. La reducción de las desigualdades sociales también debemos tenerla en mente. Y los desafíos que ha marcado la ONU con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible también.