¡Bienvenidos al Antropoceno! Este es el nombre con el que se refieren algunos científicos al periodo actual de la historia de la Tierra, en el que las condiciones y procesos naturales se están viendo alterados sustancialmente debido al impacto humano. Bajo esta perspectiva, parece evidente pensar que la distribución global (antinatural) de residuos de plástico en el medio ambiente es un indicador de este periodo, que pone en el punto de mira nuestro modelo de producción y consumo.
En las últimas décadas, hemos sido testigos del incremento continuado en la generación de residuos -algunos científicos afirman que no alcanzaremos el pico en esta generación hasta 2.100-, sobre todo en las ciudades, donde viven aproximadamente un 55% de la población.
Según datos del Banco Mundial, en 2016 se generan 242 millones de toneladas de plástico al año el mundo y, aunque los datos globales en ocasiones pueden ser imprecisos, difícil de interpretar y no dejan ver los contextos locales, sí que nos dan una idea del alcance de los retos. Y más si conseguimos traducirlos en realidades más cotidianas, por ejemplo, al equivalente en 24 trillones de botellas de PET de 500 ml o el peso de 3,4 millones de ballenas adultas.
El incremento en la cantidad de residuos de plástico ha ido en paralelo al incremento en la producción en los últimos 50 años.
Y es que los distintos tipos de plásticos cuentan con propiedades que les hacen excelentes materiales para distintas aplicaciones, algunas de las cuales tienen un impacto muy positivo en la sostenibilidad ambiental.
Su uso como materiales ligeros en vehículos y aviones, o como aislamiento en edificios, permite una eficiencia energética y climática de muchos procesos cotidianos que contribuyen de manera significativa con la descarbonización de la economía. Igualmente, su contribución a la seguridad alimentaria y la reducción del desperdicio alimentario también supone un gran beneficio del uso del plástico.
Sin embargo, la gestión de los envases (el 40% del uso total del plástico) es uno de los retos a los que nos enfrentamos a día de hoy, ya que muchos de ellos son plásticos de un solo uso que encontramos en los ecosistemas terrestres y marinos.
Esta realidad es el resultado de varias décadas de mala gestión (y de economía lineal), de la incapacidad de apreciar el valor potencial de algunos residuos plásticos, la falta de incentivos de mercado y de despreocupación por las consecuencias de la contaminación. Además, el crecimiento de la población urbana y del consumo per cápita en algunas regiones del mundo, así como el cambio de tendencias en el packaging en la industria de consumo, también son factores de peso en esta realidad.
Así, en un momento en el que la naturaleza toma aire aprovechando el confinamiento global, quizás se nos presenta un momento único para tomar conciencia y pensar cómo podemos revertir la situación actual y cuál es nuestro papel. Se hace necesario más que nunca avanzar en la prevención – ¿necesitamos todo el plástico que consumimos? –, el reciclaje y la reutilización del plástico, para reducir la presión sobre el capital natural y en asegurar la salud y el bienestar de las personas, consiguiendo así un sistema (económicamente) más eficiente.
Desde luego, el papel del sector privado es relevante para permitir la transición hacia una nueva economía del plástico, donde los criterios de ecodiseño y reciclabilidad sean claros, y donde se pueda asegurar una segunda vida a los residuos plásticos para que su presencia en el medio ambiente sea cada vez menor.
Por eso, el Grupo de Acción de Economía Circular de Forética, formado por once empresas, está trabajando en su III Edición en la identificación conjunta de las barreras que dificultan el avance empresarial hacia una nueva economía de plásticos. La generación de conocimiento en la materia gracias a la experiencia de las empresas, así como la colaboración pública privada y la visibilidad de sus esfuerzos, están siendo los objetivos prioritarios.
Y es que el sector privado no empieza ni mucho menos de cero, prueba de ello son las numerosas iniciativas que están llevando a cabo las empresas del Grupo de Acción (Cerealto Grupo Siro, Ecoembes, Grupo Antolín, ING, LafargeHolcim, Nestlé, Procter & Gamble, Red Eléctrica de España, Saica y Vía Célere).
- Algunas están enfocadas en la prevención, como la eliminación de plásticos de un solo uso, como Endesa a través de su iniciativa Plásticos ZERO, con la que pretenden reducir un 75% los plásticos de un solo uso en 5 años; ING, que también tiene el objetivo de eliminar por completo los plásticos de un solo uso en sus oficinas; o Vía Célere, a través de una visión de gestión integral del plástico con aproximación de cadena de valor, también pretende reducir sus plásticos de uno solo uso.
- El incremento en el uso de plástico reciclado también es una práctica extendida, como en el caso de Nestlé, que están utilizando PET reciclado en agrupaciones retráctiles de algunos productos; o Procter & Gamble, con el lanzamiento de su botella de plástico Fairy Ocean, hechas de 10 % de plástico marino y un 90 % de plástico reciclado posconsumo.
- Dar una segunda vida a los residuos es otra de las acciones identificadas. Ecoembes, desde su centro de innovación abierta, TheCircularLab, está desarrollando un tipo de plástico (plástico bio-bio) procedente de materia orgánica que después de su uso, se composta para convertirse en abono. El Grupo Antolin, con su tecnología Novaform, permite procesar materiales termoplásticos e incrementar la proporción de materiales de origen pos-industrial reutilizado en la fabricación de componentes del interior del vehículo. Saica, con su planta Natur Cycle Plus está llevando a cabo la recuperación, clasificación, tratamiento y transformación del polietileno de baja densidad (LDPE) para producir granza.
- Otras acciones están enfocadas a evitar que los residuos vayan a vertedero. LafargeHolcim está llevando a cabo el aprovechamiento energético de residuos de envases y embalajes plásticos contaminados con productos químicos no reutilizables ni reciclables. Finalmente, Red Eléctrica de España, ha comenzado con el diseño de un modelo de residuos 0 a vertedero para el 2030 para todas sus instalaciones, dentro de su estrategia de economía circular, para que los residuos puedan ser reutilizados, reciclados o valorizados, transformándose en materias primas precursoras de nuevos productos de una forma económica y ambientalmente rentable.
Muy atentos al avance de la agenda global, desde Forética seguiremos trabajando en aportar respuestas y llamar a la acción empresarial para reducir la degradación ambiental y revertir la tendencia para asegurar un presente y un futuro más sostenible con el esfuerzo de todos.