Ecovidrio ha querido plasmar en una serie de fotografías, el compromiso de ocho de los establecimientos más famosos de Madrid con el reciclaje de vidrio.
Celine Van Heel, una de las fotógrafas más conocidas en la actualidad y creadora de la famosa cuenta @TheSpanishKing_, ha sido la responsable de capturar a los responsables de los bares y restaurantes que participan en la exposición. Celine es conocida por su particular estilo que destaca por ser colorido, transgresor, ingenioso y divertido: “Oda al Hostelero ha sido una de las campañas más bonitas en las que he participado. Sacar el lado más ambiental y sostenible de estos profesionales de la hostelería y conocer su historia me ha hecho recapacitar y pensar en el trabajo que han hecho año tras año por conseguir un mundo más limpio”.
El objetivo de esta exposición es hacer un recorrido por la vida de estos bares y restaurantes y agradecer a todos los hosteleros el gran trabajo que llevan haciendo año tras año en la lucha por el medio ambiente a través del reciclaje de vidrio.
Bar El Penta: bar de la década de los 80 y lugar de encuentro de grandes estrellas de la música, cuyos temas siguen sonando en las radios de cualquier casa. Un bar donde durante la movida madrileña se reivindicaba la libertad y la lucha contra el sistema político. “I love my bar” plasma todos aquellos momentos con Chema García-Rodrigo, dueño de El Penta.
La Bola: no hay comida más castiza que el cocido madrileño ni sitio más reconocido para disfrutarlo que este restaurante regentado por Mara Verdasco. La Bola, un restaurante nacido en 1870, ha sabido mantener año tras año la tradición tras cuatro generaciones y se presenta como un lugar donde el cuidado a sus clientes se ha convertido en una máxima para la dueña actual. “¡Solo Vidrio! es viva la imagen del compromiso y el amor por el trabajo de su responsable
Gran Café Gijón: uno de los establecimientos con más “solera” de Madrid. Punto de encuentro de literatos y sede de tertulias que durante un tiempo fue frecuentado por escritores e intelectuales. “Mi jardín siempre conmigo” retrata el lugar preferido para la generación del 27 y que hoy, tras tantos años sigue siendo el lugar perfecto para disfrutar de una tarde tranquila acompañado de un café y como no, de un buen libro.
Restaurante Botín: 1970 es el año de nacimiento del que según Guiness World Record, es el restaurante más antiguo del mundo. Entre sus paredes, Javier Sánchez, director adjunto del restaurante, es retratado en “Un mundo feliz”. Y así es, un lugar donde año tras años han hecho felices a todos sus clientes a través de su gastronomía tradicional y su ambiente más que familiar.
Restaurante Horcher: “En Horcher se practica la meditación verde” es el título perfecto para un restaurante donde la tranquilidad, la tradición y el disfrute son las máximas de este local dirigido por Elisabeth Horcher, cuarta generación de un negocio con más de cien años de historia. En la imagen, aparece Elisabeth meditando mientras sujeta dos macetas, símbolo de su defensa de una materia prima natural y “de la tierra”.
Bodegas La Ardosa: Víctor Manuel Díaz y Ángel Monje Marfil son los propietarios de las bodegas con la fachada más famosa de todo Madrid. Lugar de referencia en el moderno barrio de Malasaña para disfrutar de una cerveza bien servida o de un vermut entre amigos. Un lugar donde pasárselo bien siendo 100% divertidos y “100% reciclables, por favor”.
Casa Lucio: ¿Quién no conoce los famosos huevos estrellados de Lucio? No solo los madrileños, gente de todas las partes de España y del territorio internacional han pasado por este restaurante que puso de moda esta receta. “Los huevos green” de Lucio, huevos de gallinas criadas en libertad en una granja de Ávila. Sostenibilidad en estado puro que nace desde sus propias cocinas.
El Boquerón: La meca de las tabernas de la capital. Una barra de metal con las tapas a vista de todos y el escenario perfecto para aquellos clientes que disfrutan de una buena conversación delante de una caña en unos pocos metros cuadrados. Daniel de Andrés, dueño del local y protagonista de “Un discurso muy verde” lleva trabajando media vida tras una barra, escuchando las historias y vivencias de clientes de toda la vida. Un lugar de peregrinaje para todo aquel que pasee por una de las calles más céntricas de la capital.
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