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Familia Torres ha demostrado su compromiso con la preservación de viñedos viejos a través de una cata exclusiva impartida en la Barcelona Wine Week. Mireia Torres, directora de Innovación y conocimiento de Familia Torres, junto con el sumiller Sergi Castro, han presentado una selección de vinos que nacen de viñedos viejos en propiedad repartidos por las zonas vitivinícolas donde Familia Torres está presente, tanto en España como en Chile, y que ponen de manifiesto el valor de la edad y el equilibrio que las viñas alcanzan con el paso del tiempo.
Para Mireia Torres, “los viñedos viejos son un legado que hay que conservar, no solo por tratarse de un patrimonio histórico y cultural, sino por ser una fuente de biodiversidad” y ha recalcado la importancia de llevar a cabo la selección masal y clonal en estos viñedos para mantener esta biodiversidad. Pero más allá de la edad, continúa, lo importante es el equilibrio. “Las cepas viejas se han adaptado al suelo, a la geomorfología, a las variables climáticas de la zona y a otros parámetros, y todo ello contribuye al desarrollo equilibrado del viñedo y a la calidad de los vinos”, afirma.
Familia Torres cuenta actualmente en España con 75 hectáreas de viñedo de más de 40 años, de las cuales 17 hectáreas tienen más de 60 años. Además, más de una quinta parte de la uva que compra la bodega a viticultores catalanes tiene más de 35 años.
El compromiso vitícola de Familia Torres lo potenció Miguel A. Torres ya en los años 60, cuando inició la compra de terrenos y viñedos para la elaboración de grandes vinos. El sumiller Sergi Castro ha querido reivindicar la figura del actual presidente de Familia Torres como viticultor, no solo por volcarse en el viñedo sino por su capacidad de identificar los suelos más adecuados para el desarrollo óptimo de cada variedad.
Cinco expresiones de viñas viejas
Uno claro ejemplo de ello son las 15 hectáreas de chardonnay, plantadas en 1980 alrededor del Castillo de Milmanda, en la Conca de Barberà, de las que procede el emblemático Milmanda (DO Conca de Barberà). Con este vino ha arrancado la cata “5 expresiones de viñas viejas”, sirviendo primero un lote de la parcela más antigua de la finca que ha sorprendido por su viveza y frescura, para continuar con Milmanda 2015, obra del enólogo Joaquim Massana, una excelente añada que ha permitido apreciar la capacidad de envejecimiento de este vino y que pasa a formar parte, a partir de este año, de la Colección Privada de Familia Torres.
Pero la región que mejor ejemplifica la singularidad del viñedo viejo es el Priorat, siendo 75 años la edad mínima para ser considerado como tal. Familia Torres cuenta aquí con dos vinos de producción muy limitada, Perpetual y Mas de la Rosa, elaborados por el enólogo Jordi Foraster.
El primero nació en 2005 para contribuir a conservar este patrimonio vitícola y procede mayoritariamente de viejas cariñenas de cinco municipios. Además de Perpetual Vinyes Velles 2019, que es “puro terciopelo”, en palabras de Sergi Castro, se ha catado un lote procedente de la finca Els Cargols, que formará parte del cupaje del 2023, un espectacular viñedo de 2 hectáreas de 86 años, ubicado en El Lloar, cerca de la bodega.
Otra expresión diferente de viña vieja del Priorat es la que muestra el exclusivo Mas de la Rosa 2020, procedente de una finca histórica de Porrera que Familia Torres adquirió en 2016. Se trata de un pequeño viñedo de cariñena y garnacha de gran belleza, plantado en coster antes de 1939, cuya esencia se transmite con extremada finura y delicadeza.
Más allá de Catalunya, en Ribera de Duero, la mitad de los viñedos en propiedad de Pago del Cielo, cerca de 30 hectáreas, tienen más de 35 años, lo que aquí ya se considera viña vieja.
Una de las propuestas del enólogo Juan Ramón García, al frente del proyecto desde 2005, es Celeste Reserva, que procede de viñedos de tinto fino de entre 40 y 85 años que se vinifican por separado.
En la cata, se ha presentado un lote de la cosecha 2021 del viñedo Valdegumiel, en la zona de la Horra, de 65 años y 1,3 hectáreas de superficie, que formará parte del cupaje, y se ha comparado con Celeste Reserva 2019, que, según Sergi Castro, “es un ejemplo de la calidad de la fruta procedente de viñedos viejos”.
Y más allá de España, el paradigma de viñedo viejo para Mireia Torres y Sergi Castro es, sin lugar a dudas, Manso de Velasco de la bodega Miguel Torres Chile. “Chile es el paraíso de la viticultura”, señala Mireia Torres, “no solo por las buenas condiciones climáticas, con fuertes contrastes térmicos por la proximidad de los Andes y el océano pacífico, sino también porque nunca llegó la filoxera y todavía existen viñedos excepcionales de más de cien años”.
Manso de Velasco es el viñedo productivo de cabernet sauvignon más antiguo de Chile; situado en Curicó, fue plantado en 1902 en pie franco y ocupa una superficie de 10 hectáreas. El vino nació con la añada 1985 como primer vino de alta gama de Miguel Torres Chile, bajo el concepto de Vino de pago. Obra del enólogo Eduardo Jordán, Manso de Velasco 2020 es un magnífico ejemplo de la complejidad, equilibrio y calidad de las que son capaces de expresar las viñas viejas.
Con esta cata celebrada en el marco de la Barcelona Wine Week, Familia Torres no solo ha puesto en valor la riqueza de los viñedos viejos y la necesidad de conservarlos, sino que también ha reafirmado su compromiso con la sostenibilidad y la conservación del patrimonio vitivinícola. Estos vinos son un testimonio del esfuerzo de la bodega por preservar la biodiversidad y la historia de los territorios donde está presente.
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