El agua es un recurso esencial para la vida y para el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, a nivel global, nos enfrentamos a una crisis climática que amenaza la seguridad hídrica de muchas regiones del mundo. De acuerdo con el Banco Mundial, más de 2000 millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 3600 millones no cuentan con servicios de saneamientos y 2300 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos. Además, el cambio climático, la urbanización y la intensificación de la agricultura y la industria están poniendo cada vez más presión sobre los recursos hídricos, lo que puede agravar la escasez y la contaminación del agua en muchas regiones. Actualmente, Argentina, Chile y Uruguay están viviendo los efectos de altas temperaturas que desencadenan una sequía extrema que provoca pérdidas de cosechas y que pone en peligro a la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la salud y los ecosistemas.
En un mundo donde la escasez de agua es cada vez más preocupante, la industria tecnológica desempeña un rol importante en la gestión sostenible de este recurso, especialmente porque su uso es esencial para el funcionamiento de múltiples procesos y operaciones como la fabricación de dispositivos, enfriamiento de los equipos o producción de semiconductores, por lo que es necesario que las empresas se comprometan a reducir su huella hídrica y a mejorar la eficiencia de sus operaciones para contribuir a su protección y asegurar su disponibilidad a largo plazo.
Frente a este panorama global, es fundamental que trabajemos juntos como industria para aprovechar el poder de la tecnología y asegurarnos de que se utilice como una fuerza para el bien. En Intel somos conscientes de la gran necesidad de crear iniciativas de protección ambiental a nivel global que nos permiten optimizar el consumo de energía y recursos, y generarla a través de fuentes renovables. Así, a lo largo de la última década, hemos ahorrado más de 166 mil millones de litros de agua y hemos reducido al 100% su uso a nivel global, alcanzando 3 billones de litros recuperados para abril de 2020. Una muestra de ello son las operaciones de Intel en los Estados Unidos e India, zonas en las que somos netamente positivos en cuanto al uso del agua, empleando 605 mil millones de litros de agua dulce, agua regenerada y agua desalinizada que dio como resultado que más de 49 millones de litros que fluyen de Intel, regresen a las comunidades circundantes. Además, en Costa Rica tenemos el objetivo de logar agua positiva neta para 2030, conservando más de 227 mil millones de litros y financiando proyectos externos de restauración hídrica. Por otra parte, nuestro Centro de Diseño y Validación de Intel en Guadalajara, México, en el año 2022, logró reutilizar alrededor de 20 millones de litros.
Otro ejemplo de la importancia de la tecnología en la gestión del agua es la inteligencia artificial (IA). La IA puede ser utilizada para predecir y monitorear la calidad del agua, así como para optimizar su distribución y uso a través del desarrollo de algoritmos que analizan datos de sensores y satélites para detectar patrones en la contaminación del agua o su uso en las ciudades. Así, la información puede ser utilizada para tomar decisiones más informadas sobre la recolección y distribución del recurso.
Sin embargo, también es importante destacar que la industria tecnológica no puede ser la única responsable del cuidado del agua. Esta tarea también involucra a múltiples actores, incluyendo gobiernos, empresas y ciudadanos. En primer lugar, los gobiernos tienen la responsabilidad de establecer políticas y regulaciones que protejan los recursos hídricos y aseguren el acceso equitativo al agua potable. Esto incluye la gestión de cuencas hidrográficas, la prevención de la contaminación y la promoción de prácticas sostenibles en la agricultura y la industria. Además, los gobiernos pueden invertir en infraestructura de agua potable y saneamiento para garantizar que todas las comunidades tengan acceso a servicios básicos. Las empresas, por su parte, tienen la responsabilidad de minimizar su impacto en los recursos hídricos. Esto puede incluir la implementación de prácticas de gestión de agua sostenibles, la reducción de su huella hídrica y la inversión en tecnologías más eficientes y sostenibles. Finalmente, los ciudadanos, a través de pequeñas acciones diarias, como cerrar el grifo mientras se cepillan los dientes o usar tecnologías de bajo consumo de agua, pueden reducir su consumo y contribuir a la conservación del agua.
La preservación del agua es una responsabilidad compartida por todos los actores de la sociedad, y se requiere una acción coordinada y colaborativa para garantizar que siga siendo un recurso disponible y sostenible para las generaciones futuras. Al trabajar juntos, podemos abordar los desafíos relacionados con su escasez y asegurar un suministro adecuado para todas las personas del mundo. La industria de tecnología a través de herramientas como Inteligencia artificial, Internet de las cosas, y muchas más, puede ayudar a que resolvamos este desafío de manera más rápida y eficiente.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables “Dia Internacional del Agua”
El agua y la responsabilidad compartida para su preservación
La industria de tecnología a través de herramientas como Inteligencia artificial, Internet de las cosas, y muchas más, puede ayudar a que resolvamos este desafío de manera más rápida y eficiente.
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