En esta entrevista, Jaime Bouza responde a las preguntas de Corresponsables sobre cómo están abordando las pymes la estrategia de RSE y sus mayores obstáculos.
Jaime Bouza, Socio fundador de 3P RSC y Socio en Balms Advisory Consultoría Estratégica, es un profesional con experiencia en Consultoría Estratégica, RSC, Administración de empresas, Dirección General y Dirección de Operaciones.
3P RSC ofrece servicios de Externalización de Responsabilidad Social Corporativa centrado en pequeñas y medianas empresas. Así como consultoría especializada en RSC, diseño y ejecución de planes estratégicos y políticas de RSC, certificaciones RSC, gobernanza, buenas prácticas empresariales, cumplimiento normativo, memorias de sostenibilidad, voluntariado corporativo, y gestión de ayudas específicas a la RSE.
¿Cómo están abordando las pymes la definición y ejecución de la estrategia de RSE?
A lo largo de los últimos años hemos visto pymes con igual o mayor conciencia de comportamiento responsable y cultura de sostenibilidad que las grandes empresas. También pueden contar con un propósito y una identidad corporativa muy sólida y orientada a la responsabilidad social. Pero en muchas ocasiones las empresas pequeñas y medianas carecen de la planificación y organización específica necesaria y de visión de conjunto en el ámbito de la RSE.
Las pymes españolas se encuentran en un momento crítico a la hora de abordar su estrategia en RSE para los próximos años; Aunque llevan tiempo ejecutando medidas aisladas de RSE en mayor o menor medida, aún no disponen de los recursos y estructura con la que la mayoría de grandes empresas ya cuentan.
La alta dirección comienza a ser consciente de la importancia de tener una estrategia sólida y coherente de RSE porque sus grupos de interés se lo están requiriendo de forma paulatina y porque empiezan a interiorizar los diferentes retornos que una buena política de sostenibilidad puede reportar a su empresa a corto, medio y largo plazo.
Obviamente, al hablar de pymes en general abarcamos un rango muy amplio de sectores, de tamaño, de madurez, de masa crítica disponible. Pero un factor común que nos encontramos, cuando le planteamos a las pymes el diseñar y ejecutar un plan estratégico de RSE a medida, es el creciente interés de todas por avanzar en este campo, con coherencia y solidez.
Llama la atención que es muy común encontrar una pulsión y un interés genuino por operar de forma responsable y sostenible. Mucha voluntad de ordenar y estructurar esos esfuerzos, pero no tanto por contarlo, comunicarlo o difundirlo.
Es el hecho en sí de mejorar lo ya conseguido de forma genuina lo que impulsa a la mayoría de las pymes. Esto nos lleva a tener que poner de manifiesto en no pocas pymes la importancia de comunicar a los distintos grupos de interés, por diferentes vías todo lo conseguido y todo lo planeado en materia de RSE.
¿Cuáles son los mayores obstáculos que se encuentran en este ámbito?
Los mayores obstáculos que, en nuestra experiencia, encuentra una pyme a la hora de definir y ejecutar su estrategia de RSE son a nuestro juicio:
- Falta de conocimiento de qué significa hoy la RSE, qué campos abarca, cuáles son sus obligaciones, qué demandan sus grupos de interés, qué retornos les puede generar y cómo medirlos.
- Falta de recursos humanos, materiales y económicos para trazar un plan y para poder organizar y abordar la acciones derivadas.
- Un obstáculo que nos encontramos a menudo es la falta de visión global y transversal de la RSE. Muchas pymes saben que tienen acciones de RSE atomizadas, o ni siquiera están seguras de si lo que están haciendo en un campo concreto, como puede ser un programa de compliance penal, está englobada en su RSE. Requieren, por lo tanto, de soporte de arranque para organizar y estructurar lo ya conseguido, y planificar a medio y largo plazo los esfuerzos y acciones para llegar a la excelencia en esta materia, satisfaciendo requisitos legales, demandas de sus stackeholders y dejando su propia impronta.
- Pensar que son temas de y para empresas grandes y que en su entorno pyme no es tan necesario, o no afecta tanto. Cambiar ese paradigma es frecuentemente muy complicado.
- En ocasiones, en función del tamaño de estas pymes no hay un departamento específico que pueda trabajar algo tan estratégico y transversal, que toca todas las áreas en mayor o menor grado, pero que no pertenece a ninguna en especial. Normalmente los temas de RSE se derivan al departamento de RRHH si lo hay, y suponen un quebradero de cabeza extra para la dirección de RRHH, especialmente para temas que escapan de sus competencias habituales.
Todos estos inconvenientes, y algún otro menos genérico, hacen necesario un trabajo previo específico y a medida con el equipo directivo y los dueños o accionistas para poner sobre la mesa estos retos desde el primer día, aportar soluciones específicas, poner de relevancia las ventajas y retornos concretos para ellos, presupuestar coste o beneficio por acción y diseñar un roadmap específico para cada pyme.
¿Cómo están afrontando las pymes la transición de la voluntariedad a la obligatoriedad en sus políticas de RSE?
La definición tradicional de la RSE como “la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social económico y ambiental en la comunidad en donde operan con el objetivo de aumentar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido” ha dejado de ser vigente porque ya no se puede considerar estrictamente voluntario.
Nos hemos cuestionado por qué las empresas comienzan a desarrollar su RSE y empezamos preguntándonos:
- ¿Es realmente voluntaria esta contribución de las empresas a la sociedad para devolver (en parte) los rendimientos y recursos que extraen de la misma?
- ¿Los esfuerzos de la empresas por comportarse de una manera responsable, transparente y sostenible emanan de la voluntad de sus gestores?
- ¿Responden a una pulsión interna de sus dueños o accionistas para mejorar la sociedad?
- ¿Buscan siempre algún tipo de retorno o beneficio directo o indirecto como reputación, eficiencia o engagement?
- ¿Es respuesta forzosa a las obligaciones y directrices de sus principales stackeholders?
La respuesta a todas estas preguntas es sí. Todas estas razones se combinan en distintas proporciones para conducir a una empresa al diseño y ejecución de un plan estratégico de RSE. Existe, por tanto, un delicado equilibrio entre estas distintas motivaciones.
En el caso particular de las pymes, nos encontramos en no pocas ocasiones con que la falta de mecanismos y sistemas de control hacen que determinadas empresas no sean conscientes de estar incumpliendo estas nuevas obligaciones legales o estar omitiendo determinados requerimientos de sus grupos de interés.
Esto unido a que la normativa evoluciona rápido y en ocasiones salen leyes sin proceso madurativo suficiente, de compleja redacción y difíciles de interpretar, hacen necesario un recurso específico para la planificación y control de la RSE, o un acompañamiento y asesoramiento externo.
¿Qué ayudas existen por parte de la administración para implantar estas políticas?
Existen ayudas específicas a la RSE en diferentes comunidades autónomas como Galicia, Valencia o Madrid. Las más interesantes para promover e incentivar programas de RSE en la pymes son las ayudas que subvencionan el 75% de la inversión en planes directores y planes estratégicos de RSE, certificaciones e implantación de medidas concretas, también son muy interesantes los incentivos para la conciliación laboral a fondo perdido para fomentar la flexibilidad horaria y el teletrabajo.
Por último, existen y se esperan una gran variedad de ayudas a la eficiencia energética, la movilidad y el uso de energías renovables. Ya están empezando a concretarse en convocatorias concretas y a multiplicarse estas ayudas con los fondos Europeos de recuperación (next generation). Dichos fondos llegan canalizados a través de organismos públicos como el IDAE.
Además de esta nueva normativa, ¿cómo están configurando la estrategia de RSE de las empresas españolas las demandas de los diferentes stakeholders?
En los últimos 2-3 años están llegando un buen número de empresas que nos piden planes estratégicos o proyectos de RSE porque se lo está pidiendo un grupo de interés concreto. Esto es una novedad para muchas Pymes y, a menudo, no saben como enfocar estos requerimientos de manera concreta, eficaz y económica.
Un buen ejemplo son clientes que nos piden un plan estratégico, un código ético, un plan de igualdad o el cálculo y certificación de la huella de carbono porque se lo ha pedido un cliente para poder operar con él. Ahí se ve un efecto tractor de las grandes empresas, que a través de la integración de criterios RSE en la relación con sus proveedores, tienen un impacto incentivador muy positivo en las empresas mas pequeñas que les suministran. A veces, son la propias empresas las que detectan una ventaja competitiva por implantar determinadas medidas de RSE y no esperan a que la empresa cliente se lo solicite.
Otro ejemplo muy significativo son empresas pequeñas que licitan a un concurso publico y que necesitan cumplir con claúsulas sociales para ganar puntuación.
También estamos experimentando casos de sectores tradicionalmente algo refractarios a la introducción de estrategias y medidas de RSE que nos solicitan estos servicios ahora porque inversores, entidades financieras o patrocinadores se lo están comenzando a exigir para darles soporte financiero.
En determinados sectores B2C es el consumidor, que está incorporando nuevos criterios RSE en la decisión de compra, como la trazabilidad, la sostenibilidad, la producción responsable, etc, el que determina en buena medida la estrategia de RSE de diferentes empresas.
Para terminar, otro grupo de interés que tiene un poderoso efecto motor de desarrollo de nuevas estrategias RSE son las propias personas de las organizaciones. Es cada vez más crucial para una empresa, independientemente de su tamaño, el contar con una sólida y coherente estrategia de RSE para atraer y retener talento.
¿Por qué está siendo más complicada la interiorización de las estrategias de RSE para las pymes?
Hay que tener en cuenta que muchas de ellas están entrando en un territorio poco o nada conocido. Estamos trabajando con pymes que tienen una cultura de comportamiento responsable muy potente y varias medidas ya implantadas de manera voluntaria sin ni siquiera saber que lo están haciendo bien en ese campo y sin sacarle todo el partido que esto puede generar.
También afecta en ocasiones la falta de procesos establecidos, políticas definidas, canales de comunicación y mecanismos de control. Hay muchas pymes que no tienen tan desarrollados estos mecanismos y por tanto tienen más difícil la interiorización de determinados factores estratégicos y aun mas difícil la implementación.
Mención especial merecen determinas certificaciones y sellos que están diseñados para (y en ocasiones por) empresas grandes. Es muy frustrante para las pymes el ver la gran barrera de entrada que supone el acceso a estas certificaciones, por estar configuradas para gran empresa, con requisito, códigos y exigencias que ellas no manejan.
En cualquier caso estamos viendo que se está haciendo un esfuerzo por adaptar o crear de cero certificaciones pensadas para pymes. Algo lógico teniendo en cuenta que más del 90% de las empresas del país son pymes.
No creemos que el empresario de una empresa pequeña sea de forma natural menos tendente al comportamiento responsable y sostenible, u otorgue menos importancia a estos temas. De hecho, es en la pequeña empresa donde se ven gestiones, estrategias y acciones concretas integradas de forma voluntaria y más natural y coherente. Hemos visto mayores compromisos con RSE en términos relativos. Hay pymes que llevan la RSE en su ADN y en su cultura y se respira en su forma de operar.
Mención aparte merecen las pymes de menos de 50 empleados, ya que en ese entorno no hay prácticamente obligación legal específica en RSE, a menudo no cuentan con la masa critica suficiente y no tienen desarrollada la estructura, organización, control y estrategia formal que posibilita la integración de una estrategia específica de RSE. Es precisamente mejorando lo anterior como se arranca la estrategia de responsabilidad en estas pymes.
La crisis provocada por el coronavirus ha cambiado los modelos de conciliación. ¿Cuáles han sido los cambios más importantes? ¿Han venido para quedarse?
Hemos detectado un aluvión de solicitudes de empresas que necesitan planes y proyectos de conciliación de la vida profesional y personal derivados del cambio de modelo de trabajo durante el coronavirus. Es muy curioso comprobar que empresas que por principio no querían entrar en la flexibilidad horaria y el teletrabajo ahora son los primeros en la fila para desarrollar planes específicos de conciliación.
Creemos que algunos cambios permanecerán y otros no, pero sí vemos claro que hay inercias que van a cambiar para siempre. Nuevas oportunidades de negocio y negocios auxiliares que tendrán que cambiar para no desaparecer como ya ha ocurrido con no pocos. En los próximos 2-3 años encontraremos seguro un nuevo punto de equilibrio. La empresas se han demostrado a sí mismas que en determinados puestos el teletrabajo y la flexibilidad son positivos, y que si tenemos bien definidos los puestos, los objetivos y las expectativas, se puede ser muy productivo y a la vez gestionar mejor el tiempo.
Otro elemento que encontrará un equilibrio diferente es el espacio dedicado a la oficina y la configuración de esta. Las políticas de Real Estate van a redefinirse para siempre de la mano de la eficiencia y el ahorro de costes que las empresas han experimentado. Se está hablando mucho del efecto positivo de la reducción de los desplazamientos profesionales en la emisión de GEI, reducción de la contaminación y de la huella de carbono. Pero hemos encontrado muy pocas empresas que lo estén calculando bien, sumando a esta reducción los pequeños aumentos individuales de consumos y, por tanto, de impacto ambiental de cada trabajador que ha variado sus hábitos de desplazamiento y de consumos.
Muy interesante es analizar el crecimiento y consolidación de los nómadas digitales. Se están generando nuevos requerimientos laborales para desarrollar sus trabajos a pleno rendimiento desde donde estén y se están creando nuevos nichos de mercado y oportunidades de negocio.
Grandes multinacionales están valorando cómo integrar y desarrollar su estrategia de RSE en su población nómada contando con ellos como nueva task force específica y sólida, que sume al comportamiento responsable, a nivel social, ambiental y de buen gobierno de la empresa.