En L’Oréal comprendemos que debemos enfrentar desafíos muy reales en un tiempo récord y en un entorno económico y social cambiante y cada vez más desafiante. Es por ello que ya en 2013 lanzamos nuestro programa Sharing Beauty With All, y en 2020 dimos un paso más con L’Oréal For The Future, con ambiciosos objetivos no sólo para transformarnos nosotros, como compañía, sino comprometiéndonos a tener un impacto positivo en todo nuestro ecosistema.
Así nos planteamos reducir las emisiones de todos nuestros proveedores estratégicos un 50% antes de 2030, asegurar la neutralidad en carbono de sedes y lugares de fabricación antes de 2025 y la total circularidad del agua de procesos industriales (nuestra fábrica de Burgos ya es neutra en carbono desde 2015 y utiliza el sistema Waterloop desde 2017).
Para alcanzar estos objetivos y crear la belleza que mueve el mundo, como reza nuestro propósito como compañía, nos movemos de la mano de proveedores, clientes y consumidores en una carrera de fondo que implica desde las materias primas que utilizamos, hasta cómo se utilizan nuestros productos.
Para ser verdaderamente sostenibles hay que subirse a lomos de la montaña y mirar desde allí para ver no sólo el corto, sino también el medio y el largo plazo y contar para ello con una red de intraemprendedores visionarios dentro de la compañía, que integren dicha visión en el día a día. Es decir, integrar el verdadero coste de la sostenibilidad implica que todos y cada uno de los empleados de la compañía y también nuestros grupos de interés estratégico conozcamos cuál es el impacto de nuestras decisiones y actos.
Por ello en L’Oréal evaluamos ya desde 2013 y en base a una metodología de análisis de ciclo de vida (SPOT, Sustainable Product Optimization Tool) el impacto ambiental y social de nuestros productos para además poder transmitirlo a nuestros clientes a través del etiquetado de impacto (Product Impact Labelling).
El viaje de nuestros productos al consumidor también tiene impacto, y por ello una buena planificación de la demanda y el trabajo de la mano de nuestros clientes son esenciales, generado oportunidades de valor compartido como el enfardado sostenible de pallets, que sustituye el film plástico por fundas reutilizables de rafia equipadas con correas de seguridad ajustables, que pueden ser reutilizadas hasta 1.000 veces.
También desarrollamos alianzas para que nuestro e-commerce sea sostenible, lo que nos permite no sólo reducir nuestra huella de carbono sino también reducir los tiempos de entrega y generar puestos de trabajo para personas en riesgo de exclusión.
Además, innovamos juntos: el proyecto Kopack en el marco de nuestra estrategia de economía circular permite la entrega en Madrid y Barcelona con la marca Kiehls en una caja de cartón reutilizable hasta 20 veces, lo que ahorra 125 toneladas de CO2 anuales. El objetivo no es sólo el uso de vehículos no contaminantes, sino descongestionar la ciudad de vehículos fomentando el reparto sostenible a pie o bicicleta, a través de microhubs en el centro de las ciudades.
Colaboración e innovación como claves para una sinergia perfecta entre gran empresa, pequeña empresa y sociedad, desde el convencimiento de que la verdadera sostenibilidad fortalece el negocio y es palanca de transformación y progreso inclusivo.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Movilidad con Impacto – Cabify