En el marco de la charla Impulsar la innovación para las ciudades de un planeta al límite en la que se ha presentado el nuevo grado en Urban Sciences por parte del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC) y ESCI-UPF en el salón de actos de ESCI-UPF en Barcelona, Mathis Wackernagel, co-creador del concepto ‘huella ecológica’, ha hecho balance de cuál es la situación actual de dicha huella.
Mathis Wackernagel, director de Global Footprint Network, ha expuesto las proyecciones de futuro de la huella ecológica a nivel mundial: “Dado el tamaño del planeta, el presupuesto de recursos se reduce alrededor de 1 hectárea global por persona en 2050. Este presupuesto de 1 hectárea global por persona necesita proporcionar todo: alimentos, energía, espacio urbano, asimilación de residuos y todas las demás comodidades que la naturaleza nos proporciona”
Para Mathis, “la batalla por la sostenibilidad se ganará o se perderá en las ciudades. En 2050, éstas albergarán entre el 70% y 80% de la población mundial, lo que significa que la población en las ciudades probablemente se duplicará de ahora en adelante”.
“Cumplir con el Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático, que establece el límite del calentamiento global en los 2 ºC, la humanidad debe dejar de usar combustibles fósiles antes de 2050. Si no se hace, la sociedad se enfrentará a otros desafíos del funcionamiento de la economía posiblemente aún más arduos”. Sin embargo, el cocreador del concepto ‘huella ecológica’ se ha mostrado optimista: “Nuestro planeta es finito. Pero nuestra capacidad para mirar adelante e innovar no lo es. Las posibilidades y las oportunidades para triunfar son, de hecho, infinitas y continuarán siendo si aceptamos la realidad física y nos aseguramos de que las necesidades materiales de la humanidad quepan en lo que nuestro planeta puede regenerar”.
Mathis considera que “las ciudades tienen grandes palancas de cambio: planifican el uso de la tierra, el transporte y la infraestructura de servicios públicos y guían el desarrollo de la vivienda. Todas esas piezas dictan la dependencia de recursos de una ciudad. Como la infraestructura tiene una vida útil larga, la previsión es crucial para adaptar las ciudades a las necesidades futuras. A la inversa, retrasar la respuesta y continuar promoviendo una infraestructura ineficiente en recursos se convierte en un pasivo grande, duradero y potencialmente devastador”.