Qué son los mercados de carbono
Estos bonos son repartidos entre las principales empresas emisoras de GEI y, por ley, están obligadas a emitir una cantidad que sea igual o inferior a la cantidad de bonos que poseen. No obstante, estos bonos pueden ser vendidos y comprados, y es aquí donde entraríamos a hablar de mercado de carbono. De este modo, si una empresa no va a consumir sus bonos de carbono, puede venderlos a otra empresa que sí y, de este modo, la segunda empresa puede superar la cantidad de emisiones de GEI o gases de efecto invernadero que se le había atribuido inicialmente.
En resumen, los mercados de carbono son el espacio donde las empresas que trabajan con bonos de carbono pueden comerciar con ellos para transferirse los derechos de emisiones de GEI. Estos mercados pueden ser tanto regionales como nacionales o internacionales, por lo que se trata de un sector con una proyección bastante amplia.
Tipos de mercados de carbono
Mercados de carbono regulados
Se trata del principal representante de los mercados de carbono ya que, al ser regulado, son de obligado cumplimiento. En este aspecto, se está hablando de empresas que deben demostrar que sus emisiones de GEI se corresponden con las cuotas que permiten sus bonos. Es, por decirlo de un modo sencillo, el mercado de carbono oficial, el que está controlado por los Gobiernos y demás instituciones supranacionales.
Mercados de carbono voluntarios
Por el contrario, el mercado de carbono voluntario es el que hace referencia al mercado que comercia con este tipo de bonos pero que está fuera de las exigencias oficiales y obligatorias. Es decir, se trata de un mercado de empresas que, voluntariamente, se autoexigen cumplir con una serie de mínimos respecto a las emisiones de GEI. Sin embargo, en el caso de que estas empresas, por las razones que fueran, no llegasen a cumplir los mínimos autoexigidos, no existiría penalización (principalmente en forma de sanciones económicas) como sí que ocurre en los casos de los mercados de carbono regulados.
Cómo funcionan los mercados de carbono
Su funcionamiento se basa en la repartición inicial de una serie de bonos acorde a las “necesidades” y expectativas de cada empresa. A partir de ahí, el comercio de estos bonos se lleva a cabo de modo voluntario y prácticamente libre. De esta forma, una empresa que invierta en tecnologías limpias, tendrá un superávit de bonos de carbono, por lo que podrá venderlos y amortizar la implementación de esta tecnología limpia. Por el contrario, una empresa que sea muy contaminante y no invierta en la renovación de sus equipos, necesitará comprar bonos para poder contaminar acorde a sus necesidades, por lo que le saldrá mucho más caro que a la empresa menos contaminante. Por otro lado, una empresa también puede guardarse sus propios bonos de carbono y, si lo necesita, usarlos en el futuro o venderlos más adelante.
Asímismo, se debe llevar un seguimiento de las emisiones llevadas a cabo, así como que estas sean acordes a los bonos disponibles en cada caso. Cuando esto no sucede, los organismos oficiales son los encargados de llevar a cabo las sanciones económicas o administrativas correspondientes y proporcionales a cada empresa que supera la emisión de GEI.