Tras dar sus primeros pasos en el mundo laboral en la empresa familiar IC 10 S.L, Fernández Vidal fundaba Construcía en el año 2002. Una empresa que se ha convertido en pionera en construcción circular, gracias a su capacidad para construir sin residuos y aportando valor para las personas y el medio ambiente. Con un alto componente en innovación, más de 265 empleados y una facturación de 100 millones de euros, Construcía se mantiene firme en su apuesta por el desarrollo sostenible.
Entrevistamos a Arturo Fernández Vidal, CEO de Construcía
Arturo, ¿Qué nos puedes contar a cerca de Construcía en materia responsable, cómo surgió, áreas estratégicas, etc.?
Construcía nace en el año 2002 y, a lo largo este tiempo, en mi opinión, existen dos etapas en la compañía: la primera, que va desde su fundación hasta el año 2012 y es donde Construcía nace y crece con unos principios tradicionales de servicio al cliente y unos volúmenes de facturación de unos 30 millones de euros. En esa etapa se cruzó en nuestro camino EIG (Eco Intelligent Growth), una empresa que empezó a hacernos preguntas que no nos habíamos hecho antes sobre cuál es el peso de los edificios, las sustancias químicas que contienen, etc. A partir de estas cuestiones nos planteamos qué significaba para nosotros la sostenibilidad, y la relacionamos con los impactos negativos que generamos con nuestra actividad.
En ese momento se inició la segunda gran etapa del Grupo Construcía, en la que detectamos que con el desarrollo de nuestra actividad económica se producían dos grandes impactos negativos, para las personas y para la sociedad. Uno es la toxicidad humana y la ecotoxicidad que generamos al planeta, ya que los espacios están repletos de sustancias carcinogénicas, mutagénicas, disruptivos endocrinos…. El segundo gran impacto era en el consumo de recursos naturales y en la generación de residuos, porque cada metro cuadrado construido pesa una media de una tonelada y media.
Una vez detectados estos dos grandes impactos, nos propusimos desarrollar una metodología de trabajo que los corrigiera y los transformara en impactos positivos alineando nuestra actividad económica con nuestra responsabilidad social corporativa. De esta manera, cuanto más trabajara la compañía, más limpiaría el planeta, más espacios saludables habría y más dinero le ahorraríamos a la sanidad pública. En el año 2012 EIG nos propuso hacer un roadmap a 10 años para ser la primera empresa que ponía en práctica esta metodología y acabó siendo la primera metodología para construir bajo la economía circular, porque no genera residuos, se eliminan las sustancias químicas en los productos y pueden ser devueltos al suelo o a la industria.
¿Podrías destacar algunos ejemplos de buenas prácticas o casos de éxito?
Destacaría tres importantes desarrollos que hemos llevado a cabo. El primero viene generado por incremento de las métricas del modelo lineal al modelo circular. En el modelo lineal mides el precio, el plazo y la calidad de los productos, pero en el modelo circular es necesario incluir parámetros como el impacto en la salud humana, en la salud medioambiental, en la ecotoxicidad; se mide la ciclabilidad (qué parte en peso de esa obra está preparada para ser recuperada), las reducciones de las emisiones de CO2, la productividad generada en los ocupantes del espacio, y algunos más.
El primer problema fue encontrar las herramientas para medir todo esto, y ahí nació el pasaporte de materiales que es una herramienta que descompone un edificio, una obra o un espacio corporativo en sus productos y materias primas. Las ubica, las caracteriza y capacita a un edificio o a un espacio para funcionar como un banco de materiales, como una mina urbana. Esta una de las principales buenas prácticas del Grupo Construcía, generar un proceso de innovación que va a transformar el futuro inmediato de la gestión de los propios edificios.
Otra buena práctica es la adopción de los principios del Cradle to Cradle como principios de la toma de decisiones. En la compra de los productos ya no medimos solo el precio, el plazo y la calidad del mismo, sino también su salud, su toxicidad, sus emisiones de CO2, etc. Cuando introdujimos esta herramienta en nuestros principios de compra, hace 7 u 8 años, solo el 10% de los productos de construcción que se comercializaban en España tenían esa certificación. Con lo cual, otra de las buenas prácticas que pusimos en marcha es la generación de un cluster de fabricantes a los que les proponíamos introducir en nuestros proyectos, de forma preferente, aquellos productos que certificaran como Cradle to Cradle. Además, nos convertíamos en comerciales de estos productos, cambiando así nuestra relación como clientes y proveedor a una relación de partners. Esto se ha traducido en que, cuando llegamos a un nuevo proyecto, nuestras propuestas están dirigidas a la inclusión de productos de calidad, certificados, que no tienen un impacto ni positivo ni negativo en nuestros márgenes.
También hemos impulsado inversiones en algunas startups de productos con alto nivel de circularidad. Por ejemplo, en Honext, una empresa que hace tableros a través de residuos procedentes de la industria papelera con el fin de sustituir los de aglomerado de madera. Esto evita la tala de árboles y, además, es reinsertable de nuevo en el sistema productivo.
Siguiendo esta línea, ¿Cuáles son los principales retos de futuro de vuestro sector?
Para que el sector corporativo capte ese valor de salud, de modelo económico más sostenible, es imprescindible que integren en su toma de decisiones todos estos parámetros de los que hablaba antes. Deben entender el impacto de sus decisiones en emisiones de CO2, en contaminación y en la propia productividad de sus empleados.
Desde el punto de vista de mi sector, el de los constructores, el gran reto es la digitalización y la industrialización. El sector de la construcción es el único de todos los sectores industriales que se ha quedado estancado en los últimos 80 años. Cualquier otro sector industrial, está perfectamente industrializado, digitalizado y con un nivel muy alto de innovación y de competitividad. Es un reto que requiere un alto nivel de inversión y de conocimiento, hay que obtener, validar y procesar la información, para darle unos inputs al sector y que tome las decisiones de mejor impacto en sus inversiones en espacios corporativos.
Para finalizar, ¿Cuáles son vuestros próximos retos de futuro en Construcía en relación con la responsabilidad Social, sostenibilidad y valores responsables?
En el año 2022 finaliza el roadmap que iniciamos en 2012 y nuestra apuesta para los próximos 10 años es transformar el grupo constructor en un grupo de servicios de circularidad. No dejaremos de construir, tendremos la constructora que generará espacios circulares. Pero nuestra visión de futuro es generar empresas que generen, por ejemplo, una trazabilidad sobre los productos en el sector de la construcción. Plataformas digitales que nos garanticen ese futuro, que los edificios empiecen a funcionar como pequeñas minas urbanas. Pasamos a ser gestores de materias primas, no de residuos. Queremos pasar a generar, a invertir en un mercado secundario de materias primas y queremos convertirnos también en una compañía industrial en compañías circulares con todo este ecosistema de transformadores y recuperadores. Estamos muy ilusionados con la próxima década porque nos abre un nuevo escenario y prácticamente sin competidores que nos sigan.
Informe “El valor de la construcción circular”
La economía circular es aquella que es regenerativa por concepto, como lo es la propia naturaleza en la que se inspira. La circularidad en el sector de la construcción se basa en la utilización de materiales saludables, sin toxicidad, que pueden reutilizarse como materia prima una vez que cumplen su función en una edificación.
Construcía ha desarrollado una metodología certificada de construcción circular que permite optimizar el uso de nuevos recursos, así como medir los beneficios que la circularidad tiene en la salud de las personas, en la sociedad y en el incremento del valor de los espacios y edificios.
Este informe trata con los principales expertos para ofrecer una visión integral de la necesidad del cambio de modelo en la construcción como son Arnoud Walrecht, Global Lead Circular Economy en KPMG; Emilio Miguel Mitre, director de Relaciones Internacionales del GBCe; William McDonough, arquitecto y teórico del Cradle to Cradle e Ignasi Cubiñà, CEO y cofundador de EIG, entre otros.
Descubre más información sobre la construcción circular y sobre la metodología Lean2Cradle® Construcía. Descarga el informe: El valor de la construcción circular.