Poco antes de que la crisis del COVID-19 estallase a nivel mundial, otra emergencia se declaró en Europa y más tarde en España, la Emergencia Climática.
Esta crisis no ha cesado, simplemente nos da la impresión de que, ahora que todo es COVID-19, se ha pausado. Pero lo cierto es que sigue ahí y, o actuamos de forma decidida, conjunta e inteligente contra ella, o esta crisis sanitaria será una broma en comparación con la que el clima está provocando y que se puede descontrolar en pocos años.
El COVID-19 ha hecho que más de la mitad de la humanidad se quede en sus casas, que los viajes cesen y que muchas fábricas paren. Este frenazo de la economía nos da una oportunidad única: decidir cómo queremos volver a reactivarla.
Por eso desde Climate Reality Project en España proponemos 10 líneas de acción inmediatas que pueden cambiar a mejor nuestro futuro y el de nuestros hijos. Solicitamos a la sociedad, empresas y gobiernos que impulsen un cambio de rumbo que ayude al tiempo a superar ambas crisis, la del COVID-19 y la Climática:
- Poner un precio al Carbono. Cada servicio o producto debe incluir su huella de carbono (producción y transporte) y dicha huella debe formar parte del precio. Esto impulsará producciones más cercanas y sostenibles.
- Apoyar a las energías renovables. Llevar a cabo un cierre acelerado de las energías fósiles, sustituyendo esa capacidad por renovables gestionables como la termosolar o la hidráulica de bombeo, que permiten salvar la intermitencia de las renovables. Además, ha de potenciarse el autoconsumo, la generación distribuida con el objetivo a corto plazo de tener un millón de tejados solares.
- Impulsar urgentemente una movilidad no contaminante basada en el transporte público eléctrico, los trayectos en bicicleta y vehículos de uso compartido (car sharing, car pooling, vtc+taxi eléctrico). Facilitar el acceso al coche eléctrico. Sustituir parcialmente el transporte por carretera por el tren e impulsar los camiones con pila de hidrógeno o eléctricos.
- Proteger e impulsar nuestra Biodiversidad. Cuidar y potenciar los bosques autóctonos, actuando proactivamente para evitar los incendios. Las soluciones basadas en la naturaleza deben de extenderse a amplios corredores, y las políticas de espacios protegidos deben cambiar el enfoque de especies por el enfoque de procesos, creando miles de empleos.
- Agricultura sostenible y soberanía alimentaria: Reducción del uso de fertilizantes, plaguicidas y consumo de agua. La agricultura de conservación debe de apoyarse buscando la soberanía alimentaria y productos de kilómetro cero. Las macrogranjas y la producción superintensiva de carne, por sus emisiones y vertidos a agua y suelos deben dejar paso a la ganadería extensiva. Trabajar en la reducción del desperdicio de alimentos. Los agricultores, los sistemas alimentarios y las comunidades rurales deben de ser claves para tomar acciones para la España vaciada, complementada con numerosas iniciativas industriales, de conservación, etc.
- Aguas limpias: Las inversiones relacionadas con el agua son estratégicas, tanto en recogida, abastecimiento, depuración y gestión racional sobre todo en un país tan vulnerable como éste al cambio climático. Hay que reducir regadíos innecesarios. Los regadíos deben ser más eficientes y deben reducirse en casi un millón de hectáreas en el país. Realización de un plan de depuración integral de todos los municipios.
- Economía circular: La economía circular se debe extender impulsando, en este orden, la durabilidad, la reparabilidad y la reciclabilidad de los productos. Potenciando los mercados de segunda mano. Reduciendo la cantidad de residuos hasta niveles mínimos, haciendo que cada sector asuma como materias primas sus residuos reciclados. Las basuras de las ciudades han de separarse al 100% y la fracción orgánica debe convertirse en compost para abono de los campos. Los vertederos y las incineradoras deben tender a desaparecer y los que queden han de gestionarse de forma óptima (canon de entrada más alto, criterios de acceso más estrictos y captura de metano imprescindible).
- Ciudades sostenibles: Las ciudades deben adaptarse para reducir sus emisiones, mejorar la vida de sus ciudadanos y frenar los impactos climáticos aplicando soluciones basadas en la naturaleza (renaturalización de espacios públicos, tejados verdes, huertos urbanos, etc.). Además debe llevarse a cabo un plan masivo de rehabilitación de viviendas que mejore su eficiencia en climatización tanto frente al frio como frente al calor, creando a la vez cientos de miles de empleos.
- Turismo Circular: Es necesario plantear un modelo de turismo que mejore el entorno allí a dónde va y que no sea una fuente de consumo de recursos locales y contaminación. Las aerolíneas y navieras deben reducir sus emisiones con motores y carburantes más eficientes, y pagar por las que generen. Reducir la oferta de vuelos de cercanía que puedan ser sustituidos por el tren.
- Trabajo e industria más sostenibles: La industria debe introducir el cambio climático de modo transversal en toda su gestión y producción, limitando las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de materias primas no reciclables. Impulsando el teletrabajo y limitando las reuniones y viajes de trabajo a las imprescindibles.