Considero la economía como un estado de ánimo, una actitud de vida, de compromiso. No cabe duda que una buena economía es la que favorece los recursos de la zona, genera oportunidades, empleo y bienestar para todos. Y así lo expuse en el NESI Global Forum 2021, Foro en el que la Diputación de Málaga ha colaborado en sus tres ediciones.
Si hay un Objetivo de Desarrollo Sostenible que creo imprescindible a incorporar en nuestro día a día es el 17 “LA ALIANZA” porque no hay avance, ni progreso sin la colaboración, sin el acuerdo; la pandemia ha demostrado que el medio rural y urbano están entrelazados, son dependientes.
No es factible la vida en las ciudades si no se cuenta con el medio rural y, por otra parte, el medio rural puede incorporar los avances e iniciativas que la ciudad posibilita, sin duda, es uno de los aprendizajes de la pandemia.
Por ello, no debemos plantear fronteras o muros. Málaga capital y sus 103 localidades representan todo un territorio de oportunidades.
En este marco trabajamos en la “alianza-compromiso” entre el Ayuntamiento y la Diputación fortaleciendo sinergias que nos permiten lograr los grandes desafíos como el reto demográfico o implementando y desarrollando proyectos vinculados a las nuevas economías, la inversión de impacto o las tecnologías, donde Málaga capital es un referente.
Pero no solo esta alianza facilita aumentar nuestro índice de bienestar sino que genera más economía, más oportunidades. La conexión de lo rural y lo urbano nos hará más fácil el progreso; sin duda, nos hará una provincia, un “territorio” más grande. Y en esta diversidad de territorios, es donde las nuevas economías encuentran una perfecta base para su desarrollo.
Hoy se ha demostrado que el mundo rural tiene “ventajas” con respecto al medio urbano en cuanto que aquello a lo que aspira la ciudad ya lo cuentan los pueblos como es una mejor calidad de vida sin el estrés de las grandes urbes, el contacto con la naturaleza, la tranquilidad y seguridad, todo es más cercano y accesible y un entorno favorecedor de la creatividad y la inspiración.
La pandemia nos ha puesto en nuestro sitio, un baño de realidad sobre nuestra vulnerabilidad, sobre nuestra fragilidad que también ha demostrado que todos necesitamos de todos y que las fronteras no sirven de mucho.
Por otra parte, la crisis del coronavirus nos ha abierto los ojos ante un sector tan castigado como es el primario. Hemos tenido que sufrir una pandemia para que la sociedad sea realmente consciente del importante papel que juegan nuestros pueblos para el conjunto de nuestra sociedad pero, sobre todo, de la agricultura y ganadería y, principalmente, de nuestros agricultores y ganaderos.
La crisis que estamos viviendo va a influir con un leve cambio de mentalidad, en una mayor atracción por el mundo natural, más ligado al desarrollo de valores centrados en la calidad de vida.
Para estimular el medio rural se tendrán que potenciar distintas políticas, como aquellas específicas de promoción y desarrollo económico, de corrección de factores adversos para la actividad agrícola y ganadera, o de reforma y mejora de servicios, entre otras. Lo bueno de la actual crisis, dentro de sus devastadores efectos sociales, económicos y de salud, es una mayor sensibilización de la población de las administraciones públicas por los valores vinculados con la sostenibilidad y el medio rural.
Necesitamos un Pacto de Estado contra la Despoblación del Medio Rural, donde participen todos los actores y sectores de los territorios. No podemos hablar de justicia social mientras las personas que viven en este medio no cuenten con las mismas oportunidades que las que viven en el entorno urbano.
La conexión de lo rural y lo urbano hará más fácil el progreso y una provincia de oportunidades. Y en esta diversidad del territorio es donde las nuevas economías encuentran una perfecta base para su desarrollo.