Transformar el mundo en los próximos diez años. Ese es el compromiso que demandan desde Naciones Unidas con la Agenda 2030 y que implica a todos los actores de la sociedad mundial. Nos enfrentamos a un gran desafío, que nos afecta a todos, y en el que las organizaciones empresariales debemos implicarnos activamente.
Como patronal e institución madrileña de referencia, CEIM forma parte del diálogo social de la Comunidad de Madrid, un instrumento fundamental para potenciar políticas que favorezcan el crecimiento económico, la creación de empleo y el bienestar social, y esto hay que fomentarlo desde la perspectiva ineludible de la responsabilidad social.
En la Confederación Empresarial de Madrid que tengo el honor de presidir, somos conscientes de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos comprometen a todos, e incluso especialmente, a las empresas. La sociedad nos demanda ser más sostenibles, más iguales, más comprometidos, más verdes… y el tejido empresarial debe adaptarse a este nuevo entorno socio-económico. Además, como institución y representante de pequeños, medianos y grandes empresarios de Madrid, CEIM contribuye, directa o indirectamente, a mejorar todos y cada uno de los ODS de la Agenda 2030.
Las grandes empresas ya han encabezado políticas de fomento de la RSE y la sostenibilidad, y, además de potenciar la continuidad de dichas acciones, una de las misiones de CEIM es analizar la mejor forma de que los ODS lleguen también a las pymes, siempre con una base de voluntariedad.
Por ello, desde CEIM continuaremos analizando las prácticas de nuestras empresas y organizaciones en la implantación de las recomendaciones de los ODS. El reto sigue siendo acercar la RSE a las pymes madrileñas, que ya están en muchas ocasiones realizando tareas beneficiosas para la sostenibilidad ambiental, incluyendo medidas de conciliación de la vida personal y laboral, y favoreciendo la inclusión laboral de colectivos especialmente vulnerables.
Es un hecho que las empresas actuales se han transformado y sus estrategias giran en torno a las personas, a sus clientes, y a sus empleados y colaboradores. Sin personas no hay empresa; y es en este entorno donde las empresas adquieren su papel protagonista como generadoras de empleo y riqueza.
El proceso de envejecimiento en el que se encuentra inmersa la sociedad española se reflejará de forma más intensa cuando quienes ahora tienen entre 40 y 50 años se acerquen a la edad de jubilación. La población en edad de trabajar será cada vez menor y esto plantea desafíos socio-económicos específicos. A este respecto CEIM elaboró un informe con propuestas desde la perspectiva empresarial, agrupadas en seis objetivos: incremento de la natalidad, sostenibilidad de las pensiones; nuevos yacimientos de empleo; adaptación de las relaciones laborales a la evolución demográfica; atención de calidad a los mayores y envejecimiento activo.
Asimismo, hay que tener muy en cuenta que la digitalización empresarial ya no es opcional para ser competitivos y viables en el largo plazo, máxime cuando tus competidores pueden estar en cualquier punto de la geografía mundial. Este cambio afecta ya a todos los modelos de negocio que hemos conocido, a la forma de gestionar a las personas y al talento que se necesita atraer y formar. CEIM trabaja para que las empresas, especialmente aquellas que por tamaño o actividad puedan ser más vulnerables, accedan al conocimiento necesario para no perder la oportunidad que supone la digitalización.
Y todo esto, bajo el prisma de los ODS, objetivos que desde CEIM se impulsan a través de la Comisión de Sostenibilidad y Movilidad, creada para generar propuestas en materia de movilidad, de energía y agua, de medio ambiente y, en general, de modelos productivos que colaboren con la sostenibilidad. Recientemente además hemos puesto en marcha un Observatorio para el seguimiento de los ODS en la empresa madrileña que tiene como objetivo facilitar, especialmente a las pymes, la puesta en marcha de iniciativas que colaboren con estos objetivos.
El compromiso con las generaciones futuras debe hacernos redoblar esfuerzos en materias de investigación e innovación y transformar la necesaria transición a la economía circular en una oportunidad de crecimiento y competitividad empresarial. Los empresarios nos sentimos realizados cuando nuestra iniciativa profesional se traduce en creación de riqueza y empleo, lo que repercute directamente en el Estado del Bienestar.