El coronavirus ha sido una advertencia. El impacto de la actividad humana sobre el medioambiente y la perdida de diversidad biológica son, para muchos expertos, la principal causa de la aparición de enfermedades que tienen origen animal y que son transmisibles a humanos como la que vivimos actualmente. La esperada vacuna será la solución para la COVID19, no obstante, a largo plazo, resulta imprescindible revertir la situación crítica en la que se encuentra la naturaleza.
Sin duda alguna, es una situación compleja, pero de la que podemos salir reforzados si nos hacemos las preguntas adecuadas. ¿Hacia dónde nos dirigimos como sociedad? ¿Cómo estamos diseñando nuestra economía? ¿Cuáles son los cimientos que la sustentan? Y, sobre todo, ¿qué planeta dejaremos a las generaciones futuras? En China, la palabra crisis está formada por dos caracteres. El primero significa peligro; el segundo, oportunidad. Cada cambio nos plantea una oportunidad para repensar y hacer las cosas distintas.
En Covestro llevamos muchos años dedicando esfuerzos e investigación en soluciones que favorezcan la economía circular, y ahora vamos a dar un paso más y presentamos nuestra estrategia para ser 100% circulares en todas las áreas de nuestro negocio con un enfoque holístico, porque estamos convencidos que el futuro, o será circular o no será.
Una circularidad que empieza incorporando materias primas alternativas, como componentes con base biológica para recubrimientos de automóviles y muebles, materiales hechos con CO2 que se utilizan en colchones, pavimentos deportivos y fibras textiles, y también moléculas originarias de residuos que han llegado al final de su vida útil. En la actualidad ya contamos con recubrimientos para coches que obtienen el 70% de carbono necesario de recursos vegetales (plantas) y utilizamos bioanilina procedente de biomasa. Se trata, pues, de nuevas opciones renovables que proporcionan carbono, sustancia que deberá moverse en ciclo, sin ser emitida como gas de desecho a la atmósfera. El objetivo final es adaptar todas nuestras plantas para que puedan funcionar con estas materias primas alternativas al petróleo y altamente disponibles en nuestro entorno.
Por otro lado, una verdadera economía circular exige un enfoque integral de la eficiencia de los recursos, de forma especial la energía. En Tarragona vamos a construir una planta de cloro que gastará un 25% menos de energía, por ejemplo. Pero vamos más allá, nos hemos propuesto que todas nuestras plantas, a largo plazo, funcionen con energía renovable. El primer paso lo daremos a partir de 2025, momento en el que nuestras plantas de Alemania obtendrán una parte considerable de la electricidad de un parque eólico en el Mar del Norte que está construyendo el proveedor de energía danés Ørsted.
Y finalmente, la circularidad debe pasar también por el reciclaje. Al contrario de lo que a veces se cree, el plástico forma parte de la solución al problema del cambio climático ya que hace posible la existencia de aerogeneradores, mejora el aislamiento térmico y la movilidad eléctrica. Sin embargo, el plástico es un material demasiado valioso para acabar en el fondo del mar o contaminando nuestro mundo. Es necesario trabajar con nuestros proveedores y clientes para mejorar su recogida y selección y, a la vez, continuar invirtiendo esfuerzos en investigación para conseguir un reciclaje efectivo y útil. En la actualidad, Covestro está desarrollando más de 20 proyectos de investigación para lograr que al final de su vida útil, los plásticos no se conviertan en desechos sino en materia prima. Nuestro objetivo: alargar la vida útil de los productos mediante materiales 100% reciclables.
Ha llegado el momento no solo de plantearnos un cambio, sino de actuar por un nuevo modelo económico que proteja el medioambiente y transforme el sistema productivo, apostando por la sostenibilidad, el progreso y el bienestar social y colectivo. Una economía circular, sostenible, descarbonizada y limpia. La pregunta es, ¿estamos preparados para el cambio? Nosotros, sí.