Nos encontramos escribiendo lo no escrito. Hemos enfocado nuestros esfuerzos, desde todos los frentes, en atender la crisis de salud y la recuperación económica, sin embargo, no perdamos de vista que esto también viene de una crisis climática.
Ya Rachel Carson ambientalista de la década de los 50’s advertía “…el hombre es parte de la naturaleza, y su guerra contra la naturaleza es inevitablemente una guerra contra sí mismo.” Por lo que, si continuamos con el consumo irracional de recursos, no podremos transitar hacia nuevas y mejores realidades.
La llegada del COVID-19 nos coloca en perspectiva y nos empuja a cambiar la dirección hacia una nueva y mejor normalidad. Las cifras han sido claras desde antes de la crisis, estimaciones de organismos internacionales como el Banco Mundial nos indican que los desastres naturales emergentes por el cambio climático, así como por las crisis y pandemias como la que hoy nos toca vivir generan costos de alrededor de 18 billones de dólares al año en los países de ingresos medios y bajos, debido al daño que producen en la infraestructura de generación de energía y de transporte. Asimismo, otro fenómeno importante que se presentará como consecuencia del cambio climático será el crecimiento de la pobreza y la migración interna en países donde esta situación ya no sea sostenible.
Para el año 2050, más de 143 millones de personas se verán obligadas a migrar al interior de sus países, particularmente en las regiones de América Latina, Asia meridional y África subsahariana. Se estima también que para el año 2030 esta situación llevará a 100 millones de personas a caer en situación de pobreza.
Los grandes efectos ligados al cambio climático como la desnutrición, paludismo, diarrea y estrés por calor, que ya vivimos hoy en día en cierto grado, cobrarán alrededor de 250 000 muertes adicionales al año entre los años 2030 y 2050.
Esto me remite a una realidad latente que ya integraba en su filosofía Steven Chu , Premio Nobel de Física en 1997 respecto a que “Si bien no podemos predecir con precisión el curso del cambio climático en las próximas décadas, los riesgos que corremos si no cambiamos nuestro rumbo son enormes. La gestión prudente del riesgo no equipara la incertidumbre con la inacción”.
Hoy, el aparente descanso de la atmosfera por las prácticas de aislamiento y paros temporales de la actividad económica de los países podrá revertirse, y crecer en daño a la misma escala anterior si en el regreso a la “nueva normalidad” seguimos teniendo las mismas prácticas que afectan al medio ambiente. Es por ello por lo que conscientes del reto que hoy vivimos y compartimos como ciudadanos globales desde nuestros nichos de acción debemos poner manos a la obra, colaborando e integrando acciones para crear soluciones con pensamiento sistémico, asegurando un desarrollo sostenible.
Para CEMEX, la sostenibilidad es un pilar fundamental que se refleja de manera trasversal en nuestras prácticas y cultura de negocio. Estamos comprometidos con la Agenda 2030, priorizando 5 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas en nuestro actuar: Trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), Industria, Innovación e Infraestructura (ODS 9), Ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), Acción por el clima (0DS 13) y Vida de ecosistemas terrestres (ODS 15). Hemos establecido un objetivo ambicioso para reducir nuestras emisiones específicas netas de CO2 en 35% para 2030, comparado a línea base de 1990.
Entre los elementos con los que buscamos impulsar el desarrollo sostenible, cooperamos estrechamente con nuestra cadena de suministro para promover la innovación continua e implementar las prácticas más sostenibles en nuestras operaciones cotidianas. Nuestra apuesta global es ofrecer concreto con cero emisiones netas de CO2 para 2050, esto por medio de innovación y el fomento de la colaboración abierta para desarrollar nuevas tecnologías para la industria.
Así mismo, el estar cerca de las comunidades es clave, buscando siempre mejorar el bienestar y la calidad de vida de estas. A la fecha, hemos colaborado con más de +17.6 M de socios comunitarios a nivel global. Entre las acciones que podría destacar, por ejemplo, está Polonia donde brindamos talleres de capacitación de economía circular y ODS a partir de nuestra Academia de sostenibilidad para estudiantes de la zona, mientras que en España colaboramos con grupos ecologistas en Baleares -GADMA una de las principales ONGs en Mallorca enfocada en promover los valores medioambientales. En Alemania trabajamos en proyectos de conservación y protección del ecosistema de las abejas, estos entre muchas otras iniciativas accionadas a nivel global.
En México, contamos con el Programa Integral para el Desarrollo Rural que protege la flora y fauna locales, creando el ambiente y concientización necesarios para reintroducir en un futuro al lobo mexicano, con este mismo programa se han declarado 77,000 mil hectáreas de al menos 6 tipos de vegetación, y más de 500 especies de flora y más de 150 especies de fauna en conservación, este tipo de proyectos generan servicios ambientales como el secuestro de carbono y la captura de agua. También contribuimos directamente al ODS 15 a partir del Centro CEMEX-Tecnológico de Monterrey desde el Programa de Restauración Ambiental Comunitaria (PRAC), con el que hemos capacitado a más de 14,000 promotores ambientales para diagnosticar y abordar temas locales de sostenibilidad. Es claro que lo que no se conoce, no se protege, por lo que, a través de los promotores ambientales y socios comunitarios, juntos cuidamos y construimos un mejor futuro.
Es apremiante enfocarnos en gestionar nuestros riesgos, entender nuestras vulnerabilidades y concentrar esfuerzos en la creación de riqueza al enfocarnos en ciudades y comunidades que sean circulares, sostenibles y resilientes. Sigamos desarrollando una visión sistémica y holística para poder realmente contribuir a incrementar el bienestar y la calidad de vida de todos los ciudadanos, al cuidar la calidad empleos, disminuir emisiones de gases de efecto invernadero, en transformar el manejo de la basura en proyectos de creación de valor compartido. Así como buscar impulsar una cultura de colaboración e intercambio que nos permita adaptarnos, ser flexible y enfrentar los retos actuales con soluciones innovadoras que surgen de un pensamiento colectivo.
El cambio es urgente, en esta crisis climática para poder lograr la prosperidad, lo que implica afianzar procesos de democracia, justicia, seguridad, inclusión y resiliencia social, económica y ambiental de nuestros centros urbanos y rurales. Así que los invito a celebrar el día del medio ambiente creando conciencia sobre nuestro actuar, y juntos continuar escribiendo lo no escrito. Tomemos lo aprendido en este tiempo, para escribir una nueva y mejor normalidad. Juntos podemos hacer frente a las crisis de salud, humanitaria, económica y medio ambiental. El momento de actuar es hoy, es momento de reinventarnos, de innovar y juntos seguir construyendo una comunidad consciente por nuestro medio ambiente.