La pandemia del coronavirus no sólo ha impactado en la salud de las personas, sino también en la del planeta. Según datos de WWF, cada mes se desechan más de 10 millones de mascarillas que, en muchas ocasiones, terminan en la naturaleza ocasionando enormes daños al entorno natural. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud alerta de la necesidad de insistir en la correcta gestión de esta llamada “basura pandémica”, al tratarse de un peligro potencial para el medio ambiente.
Aunque la cantidad total de este tipo de basura es difícil de calcular, la OMS recuerda que tan sólo los envíos que partieron de Naciones Unidas para los países más necesitados supusieron un total de 87.000 toneladas de equipos de protección sanitaria en los últimos dos años, un volumen que se transformará en desechos casi en su totalidad. Si nos centramos en las mascarillas, el producto más utilizado por la población general cabe señalar que la mayoría se fabrican con materiales plásticos de larga duración que, al ser desechados, puede persistir en el medio ambiente durante décadas o incluso cientos de años. Sin una correcta gestión las mascarillas pueden acabar siendo ingeridas por animales ocasionándoles complicaciones o la asfixia de organismos más pequeños. Además, al estar hechas de plástico principalmente, pueden acabar degradándose en microplásticos que acabaremos ingiriendo nosotros mismos, sin que a estas alturas sepamos muy bien como esto puede afectar a nuestra propia salud.
La COVID-19 nos ha obligado, como sociedad, a replantearnos nuestra manera de actuar y a tener en cuenta las consecuencias y el impacto que nuestras acciones tienen sobre nuestro entorno. Los residuos generados como consecuencia de la pandemia son sin duda un reto medioambiental ante el que debemos actuar desde todos los frentes: organismos, instituciones, empresas y ciudadanos a nivel particular. Toda aportación es bienvenida, porque lo que se necesita es actuar.
Sanitas se compromete con este reto
En Sanitas, por ejemplo, hemos iniciado un proyecto de economía circular centrado en el reciclado de mascarillas quirúrgicas y FFP2 junto con “Recicla Mascarillas”, un programa con 25 años de experiencia en gestión de residuos. De esta forma, hemos instalado contenedores especiales en 20 de nuestras clínicas dentales en Madrid y Barcelona, además de en nuestras oficinas centrales, y en nuestras residencias de mayores. A través de este sistema se logra transformar estos residuos en nuevos materiales que son reintroducidos y utilizados en sectores como el industrial o el transporte.
Apostamos así por una solución sostenible, basada en el reciclaje y la economía circular con la que dar respuesta al gran volumen de mascarillas que a día de hoy se desechan a causa de la pandemia. Calculamos que, tan solo con los contenedores que ya se han instalado en las clínicas dentales, oficinas y residencias de Sanitas se recogerán este año alrededor de 600.000 mascarillas, el equivalente a más de 500 kilos de residuos plásticos, con lo que se evitará emitir más de 1 tonelada de CO2. Pero esto es solo el comienzo. Debemos seguir potenciando y asumiendo fórmulas adecuadas para el reciclaje y reutilización de residuos. Está en juego nuestra salud y la de las generaciones próximas.
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