En el marco del patrocinio de P&G en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, la empresa estadounidense tiene una iniciativa llamada Athletes For Good con la que pretende impulsar el trabajo de los atletas y aspirantes olímpicos y paralímpicos que se asocian a causas benéficas y sirven a sus comunidades.
Este año, una de las ganadoras locales de las becas de Athletes For Good ha sido Sara Hurtado, patinadora sobre hielo española que ha sido 10 veces campeona de España y olímpica en los Juegos de Invierno de Sochi 2014 y Pyeonchang 2018. Con esta beca, P&G ha destinado 25.000 dólares estadounidenses a la Fundación Ecomar, elegida por Sara Hurtado, para promover el cuidado de los océanos.
Sara, ¿En qué consiste la iniciativa Athletes for Good? ¿Cuál ha sido el proceso a través del cual fuiste seleccionada para esta beca?
Es una iniciativa que nace gracias a Procter & Gamble (P&G). Al ser partner de los juegos olímpicos y paralímpicos, esta iniciativa se encarga de subvencionar a más de 65 deportistas por todo el mundo y darles apoyo. Athletes for Good es un fondo de ayuda para que los deportistas puedan trabajar con asociaciones benéficas, con causas sociales y medioambientales. El objetivo es llegar a tener un impacto social en la comunidad mucho más directa, además de disponer de una ayuda importante porque son 25.000 dólares los que puedes llegar a aportar a la asociación que tú elijas y poder generar un cambio real.
Yo llegué a esta convocatoria de ayudas a través de los mensajes y la comunicación del Comité Olímpico Internacional (COI) y vi que era la manera más directa y más potente de que algo que yo ya estaba haciendo con la Fundación Ecomar cobrase un significado mucho más allá de lo que yo puedo hacer como individuo: poner mi experiencia como deportista y mi altavoz como atleta olímpica. Creo que, como deportistas olímpicos, tenemos esa parte única, que nuestro altavoz llega a donde no llega el de todo el mundo. Nuestras acciones se dan a conocer mucho más allá y generan un movimiento que si lo puedes aprovechar puede ayudar a causas tan necesarias como el trabajo de Ecomar.
Para mí ha sido como ganar un mundial porque es como todos mis resultados; todo el trabajo que yo he hecho durante mi carrera deportiva que me ha llevado a dos juegos olímpicos, cobra sentido que puedo ver y experimentar porque estoy en contacto con Ecomar. Con esta entidad ya hemos trabajado en ocasiones anteriores y los acompañaba a actividades como limpiar playas. Cualquier zona con agua, ahí están trabajando duro. Siempre que podía los acompañaba.
Nosotros somos parte de una sociedad, de un entorno. Ese entorno también nos impulsa como deportistas. Como deportistas conseguimos unos objetivos, y estos objetivos, esa exposición y esa posición que alcanzamos de influencia y como altavoz acaba vertiendo en ese círculo, en esa sociedad. Para mí ha sido superemocionante salir seleccionada porque es una oportunidad increíble.
Entiendo que, por presentarte, no sales seleccionada, sino que ha sido lo que tú dices, una selección entre otras candidatas.
Sí, claro. Porque ya no depende solo del deportista y cómo el deportista está concienciado con esa causa, sino también de qué tipo de fundación es y si la fundación de verdad es transparente. Yo creo que en Ecomar son 100% transparentes y ahora mismo su trabajo es imprescindible. Es urgente porque no solo trabajan en la acción, sino que también se dedican en el ámbito de la educación.
Educan en sostenibilidad, en el cuidado del medioambiente, en verdaderamente concienciar que los mares y océanos son ecosistemas necesarios para la vida y ahí es cuando sabes que la acción no se va a quedar en cosa de un día. Creo que el trabajo conjunto de la fundación Ecomar y lo bien que está haciendo, con mi propia involucración en eso, fue lo que a Procter & Gamble le convenció. Te lo podrían contestar mejor ellos, pero esto es un trabajo en equipo.
¿Cómo llegaste a la fundación Ecomar? ¿Cómo tuviste ese interés para colaborar o para en esta ocasión dar voz a esta fundación?
Empecé a interesarme muchísimo por la sostenibilidad desde que vivía en Canadá, porque cuando empiezas a viajar y a ver países nuevos, conoces diferentes tipos de ecosistemas, de naturaleza y ves la riqueza que hay y lo mal que la estamos cuidando. Es en este momento cuando te empiezas a interesar. También, ver que estamos perdiendo el hielo del planeta te afecta de una manera mucho más profunda, que, aunque parezca una tontería para mí no lo parece porque mi deporte nació gracias a los lagos o ríos congelados. Nació como un medio de transporte que luego se transformó en lo que es hoy en día. Pero sin esa placa de hielo congelado o río, sin esos cambios de temperatura necesarios que necesita la Tierra, no existiría mi deporte.
Al ver que lo estamos destrozando, en parte es como decir: “Estoy haciendo daño a mi propio deporte”. Entonces durante un verano, en una semana y media de vacaciones, una vez de esas que estaba en Madrid, me puse a buscar voluntariado de limpieza, de mar o de ríos, y me crucé con Ecomar y vi que su presidenta, Theresa Zabell, también es olímpica, medallista olímpica. Su propósito estaba muy cercano a lo que yo estaba sintiendo porque ella fundó Ecomar. Tenía que competir esquivando plásticos y los tenía que limpiar del bote. A ella le afectó de una forma mucho más directa porque estaba en contacto con el mar a diario. Me vi con esa cercanía en cuanto al valor y la necesidad de hacer algo al respecto y empecé a colaborar con ellos en diferentes actividades.
ECOMAR es una fundación que nace desde el deporte. Es decir, está muy vinculada a lo que estás también haciendo. Ese fue uno de los aspectos por los que decidiste formar parte de esta fundación, ¿no?
Sí, 100% porque al final nosotros como deportistas estamos en contacto con el cuidado de nuestro entorno. Te tienes que hacer cargo de cuidar tu cuerpo porque tienes que rendir y descansar bien para así tener un entorno favorable. Eso extrapolado a la masa, a la sociedad, también es muy importante. Quizá no llevado al extremo de alto rendimiento, está claro. Pero estamos todos conectados. De hecho, el lema de Ecomar es: “Cuida de los dos hogares de los que nunca te vas a mudar”, que son tu cuerpo y tu planeta. Es algo que como deportistas lo hacemos de manera inconsciente y que a través de la fundación se pueda seguir comunicando, compartiendo y concienciando este mensaje.
¿De qué forma crees que beneficia este tipo de iniciativas a los deportistas?
Creo que se pone en valor el vehículo que somos como deportistas para transmitir valores, como referentes para las próximas generaciones y como generadores de mensajes. No solo es decir: “Ahora esto se tiene que hacer así o es mejor que hagas esto así”, sino que lo vivimos. El mensaje es mucho más claro porque genera ese destino final de: “Yo represento esto y no solo lo represento, sino que vivo a través de estos valores me ha llevado a conseguir estos resultados y ellos me hacen conectar con la gente”. Creo que los deportistas también acaban recibiendo ese valor como referente, como ejemplo de la sociedad y como herramienta del cambio que somos.
¿Cuál es tu opinión de que empresas como P&G (Procter & Gamble) se impliquen en este tipo de causas de impacto comunitario, de igualdad, inclusión y sostenibilidad medioambiental? ¿Cómo ves que empresas como estas hagan esa labor de impulsar este tipo de iniciativas?
Es algo a valorar muchísimo. Las empresas han de animarse a tomar este tipo de iniciativas de cambio porque ahora se está hablando muchísimo de la Responsabilidad Social de las empresas, a nivel organismo, de marca, etc. Qué mejor manera de abordar estos temas que cogiendo los mayores referentes en sus disciplinas, deportivas, y ayudándoles a que todas esas iniciativas y ese tipo de temas que ellos defienden y quieren mejorar, ayudarles a que lo hagan.
Creo que es una manera superdirecta y supereficaz de apoyar este tipo de cambio y de movimiento social. Los valores olímpicos van más allá de citius, altius, fortius. Parece algo como muy individual de “Yo quiero ser el mejor y yo quiero ganar esta medalla”. Esto es un constructo social de hacer equipo como sociedad e ir todos juntos a una, porque el olimpismo es eso. Cuando estamos todos en la villa olímpica, cada uno lleva su chándal, compartimos todos los mismos espacios, estamos ahí por lo mismo que es buscar tu mejor versión, pero tenemos esa empatía con el otro. Sabemos lo que es ganar y sabemos lo que es perder y creo que eso dentro de una empresa también se necesita. Este tipo de proyectos, como el que ha hecho Procter & Gamble, son muy completos. A nosotros nos ayuda a ayudar, pero también ayudándonos a nosotros les ayudamos a ellos.
¿Crees que estamos influyendo a que la humanidad o la sociedad en general se conciencie más? ¿Piensas que realmente todo este tipo de iniciativas están llegando a la sociedad? ¿La gente está ganando conciencia del planeta, de igualdad o de inclusión?
Creo y confío que sí. Quiero mantener la esperanza de que está siendo algo positivo todo y que de verdad en un futuro vamos a funcionar de otra manera mucho más cuidadosa, más empática y más tolerante. Opino que el deporte, como estábamos hablando antes de los juegos olímpicos, es la herramienta de unión más potente que existe. No solo de unión, sino también de generar equipo.
Los deportistas somos la punta de lanza de todo esto. No es lo mismo recibir un mensaje de tu profesor de lengua que recibir un mensaje de alguien que admiras o es tu referente y te inspira de alguna forma. Creo que los deportistas cada vez, cuando hablan de la parte vital de deporte, no solo de la competición, ayudan muchísimo a todos en general. El poder tener ese canal de comunicación y exposición y decir: “me pasó esto y le he puesto esta solución o estoy trabajando de esta forma”, es muy importante. Creo que cuantos más seamos, mejor.
¿Cómo has vivido la guerra de Ucrania? Evidentemente, te ha afectado porque tú entrenabas en Moscú, si no recuerdo mal. ¿Cuáles son tus nuevas metas? Ahora, recientemente, has anunciado la retirada y háblanos de eso, de ese proceso y se esas nuevas metas, si te parece bien, que tienes ahora de cara al futuro.
Todo lo que pasamos en Moscú, la verdad que ha sido… todavía lo estoy procesando porque fue todo muy repentino, muy brusco. Y, además, el sabor de boca que te deja es muy desagradable porque ves que, de repente, todo lo que crees se desmorona. Todo lo que crees, todo lo que se construye, tu día a día de repente desaparece.
Tú como deportista no piensas que pueda pasar algo así, además, justo después de los juegos olímpicos de invierno. Llegábamos todos a nuestras casas, a retomar la temporada y a presentar pretemporada junto con proyectos nuevos. Unos venían de Beijing y nosotros veníamos de Madrid. Lo cubrí con Eurosport al otro lado de la pantalla. La realidad superó a la ficción. No sabía qué estaba pasando y me ha dado muchísima pena dejar allí a toda la gente buena que he conocido y con la que he compartido tanto y espero que pase pronto. Yo creo que va a tener un daño colateral mucho más largo de lo que esperamos y que nos tiene que dejar con un mensaje al final al que prestar atención; no podemos desentendernos de la política, de nuestro entorno.
Todos estos proyectos son muy necesarios porque no podemos desvincularnos de nuestro entorno, tenemos que estar despiertos. Y si podemos hacer algo al respecto, hacerlo. Y si eso es votar, votar. Y si eso es tener una conversación con tu gente cercana, tenerla. Creo que las cosas grandes se hacen a base de muchas pequeñas cosas. Entonces, el vivir a través de una pantalla quizás está bien para ciertas cosas, pero no podemos desentendernos de quien tenemos al lado y si podemos, hay que echar una mano. Yo intento eso: sacar un aprendizaje de todo lo ocurrido y, por lo menos, darle un sentido a lo más constructivo posible dentro de lo destructivo que es todo. Y en ese sentido a nosotros deportivamente nos ha afectado por todos los lados.
El tener que dejar nuestro lugar de entrenamiento, nuestros entrenadores y nuestro equipo hizo mucho a ese sentimiento de desmotivación que esta temporada nos había dejado. Fue una temporada muy intensa, muy dura. Sabíamos que cuatro años más iba a ser demasiado, a la hora de plantearnos seguir en las competiciones, pero cuando te estas planteando uno o dos años más con tanto cambio y tanto esfuerzo por hacer, cuando tú ya estás satisfecho con tus resultados quizá ya no te compensa seguir.
Entonces, de ahí nuestra decisión de construir una escuela de danza en Madrid para que nuevas generaciones se puedan aprovechar de nuestra experiencia y no tengan que hacer esa toma de decisiones tan duras y tan difíciles de abandonar sus casas y tener que buscarse el alto rendimiento fuera de casa. Véase Moscú, véase Montreal. Ahora mismo hay patinadores en Francia, en Canadá, en Italia y teniendo la calidad y el talento que tenemos aquí en España queremos ofrecerles la oportunidad de que lo puedan desarrollar hasta donde ellos quieran. Pero por lo menos que puedan elegir que sí. Que no sea solo o todo o nada.