Es curioso que el 70% del planeta esté cubierto por agua. Hay tanta, tanta agua, que quizás no debería llamarse Tierra, ¿no? Claro que, en el agua, hay tanta, tanta basura, que quizás tampoco debería llamarse agua. Pero ¿cómo hemos llegado a vivir esta realidad? ¿Cómo ha llegado tanta basura a nuestros mares y ríos? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para solucionarlo y prevenirlo en el futuro?
El agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural. Por ello, necesitamos y celebramos el Día Mundial del Agua, para seguir cuidándola y preservando este líquido esencial para la vida.
Concretamente, en 2022, este día tiene como objetivo situar las aguas subterráneas en el centro de la conversación hídrica global. Estas aguas subterráneas son fundamentales, ya que suponen casi la mitad de toda el agua potable de mundo, constituyendo una reserva esencial para periodos de sequía y contribuyendo a mantener numerosos ecosistemas.
A nivel global, el agua subterránea representa unas veinte veces más que el total de las aguas superficiales de todos los continentes e islas, de ahí su importancia como reserva y como recurso de agua dulce. Además, tiene un importante papel en la naturaleza. El efecto de la gran reserva de agua respecto al flujo anual es esencial para mantener el caudal de base de muchos ríos y la humedad del suelo en las riberas y áreas bajas.
Por ello, debemos seguir trabajando entre todos para proteger nuestros entornos acuáticos. Tomemos como referencia el estudio Ciencia LIBERA en el que se analizaron contaminantes en 140 espacios naturales conocidos como IBA (del inglés Important Bird Area).En lo que respecta a las masas de agua estudiadas, los resultados fueron alarmantes pues, solamente 4 de ellos, no presentaron contaminación en sus aguas y, sin embargo, el 22% se encuentran en estado de riesgo por su elevada concentración de contaminantes (más de 5000 ng/L, lo que indica un fuerte impacto por contaminación).
Se han detectado compuestos de todo tipo: 21 tipos diferentes de fármacos, 17 pesticidas, 17compuestos perfluorados (PFAS), cafeína, nicotina, etc. Llama especialmente esta última, encontrada en un 74% de las muestras analizadas.
Por otro lado, entre los residuos más encontrados en las acciones de ciencia ciudadana, se encunetran las colillas. A causa del viento, la lluvia o el sistema de alcantarillado, las colillas pueden llegar a los cursos fluviales, y viajar a través de estos hasta los océanos, donde el 80% de los residuos que acaban en el mar proceden de tierra adentro. De este modo, la calidad del agua se ve amenazada y se altera el ciclo biológico de algunas especies marinas de moluscos, peces, reptiles y aves. Diversos estudios muestran que su efecto contaminante puede durar entre 7 y 12 años, e incluso algunos autores afirman que puede llegar hasta los 25 años.
De acuerdo con el informe “Colillas en espacios naturales” presentado por LIBERA en 2018, una sola colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua dulce.
Por ello, es esencial que unamos fuerzas para proteger mejor este recurso vital.
Son muchos los colectivos que se están movilizando para cortar el grifo de la basuraleza y uniéndose para que estos residuos no lleguen nunca a los entornos acuáticos. Una red de entidades científicas, educativas y divulgativas que, con su gran labor, hacen crecer el conocimiento que tenemos sobre el impacto de la basuraleza en los entornos fluviales: Paisaje Limpio, Vertidos Cero, Hombre y Territorio o las diferentes confederaciones hidrográficas colaboradoras del proyecto, entre muchas otras.
Para mejorar la calidad de nuestros entornos acuáticos, debemos seguir celebrando este día, recordando que el agua es un recurso esencial para la vida, y destacando su importancia y su escasez. Por ello, continuaremos trabajando y apoyando iniciativas locales que intentan paliar este problema. Solo juntos lograremos luchar contra el enemigo común que supone la basuraleza y así poder celebrar, algún día, el agua por lo que realmente es, un símbolo de vida.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Agua.