En la actualidad, según datos arrojados por el informe Global E-Waste Monitor 2022 elaborado por Naciones Unidas, solo el 17,4% de los desechos electrónicos generados en el último año se recogió y recicló adecuadamente, lo que se traduce en que más de 44 millones de toneladas de desechos electrónicos, se depositaron en vertederos, se quemaron o se comercializaron y trataron ilegalmente.
Ante esta situación, resulta necesario impulsar modelos de consumo que integren la economía circular, como es el caso del consumo por suscripción. Este nuevo paradigma, tiene como objetivo lograr un modelo de producción y consumo más sostenible que evite el modelo de “usar y tirar” y evolucione a uno que promueva la reutilización constante de los productos.
En este sentido, la transición hacia una economía sostenible se vuelve prioritaria. Los esfuerzos de la Unión Europea porque las empresas transformen sus sistemas de producción han quedado patentes, pero está en manos de las personas que forman las empresas establecer taxonomías estrictas para no caer en el conocido greenwashing (prácticas sostenibles engañosas).
Así, iniciativas como la compensación de emisiones de CO2 o la adquisición de certificados medioambientales que avalen las buenas prácticas son cada vez más relevantes.
En Simplr esta es una máxima que tenemos integrada y por ello nuestro modelo de negocio es un claro ejemplo de la lucha contra el greenwashing. Por una parte, calculamos la cantidad de emisiones de CO2 que genera cada uno de nuestros productos al mes, en base al CO2 emitido durante la fabricación del mismo y, una vez el cálculo ha sido completado, desde la compañía realizamos la compensación de CO2 a través de inversiones en proyectos de reforestación ambiental en el territorio español.
Pero no solo se trata de compensar el CO2, si no de impulsar un cambio en el paradigma de consumo. En este sentido, desde Simplr queremos brindar una solución a ciudadanos y compañías basada en la filosofía “as a service”, que permite al consumidor acceder a todo lo que necesite, cuando lo necesite y pagando solo durante el tiempo que lo necesite.
Se trata de un modelo de consumo sostenible, basado en la economía circular y con el claro objetivo de sustituir el tradicional modelo de compra, muy contaminante, por un modelo responsable con el medioambiente que implica la reparación, reacondicionamiento y reutilización de los productos.
Como demuestran los datos, el cambio hacia este tipo de modelos de consumo es cada vez más necesario, ya que hasta ahora para las empresas no era necesario informar sobre la trazabilidad y el ciclo de vida de estos productos, pero es fundamental plantearse una cuestión: ¿qué pasa con los gadgets que las empresas usan en su día a día: ordenadores, móviles, ¿monitores…? ¿Qué sucede cuando una compañía decide cambiar esos dispositivos?
Muchas de ellas apuestan por la donación, pero la realidad es que más tarde muchos de esos dispositivos acaban en basureros del tercer mundo con un impacto muy negativo para el planeta. Aquí es donde la economía circular se convierte en pieza clave en la reutilización y reciclaje del residuo tecnológico.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Reciclaje.