Entrevista a Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), tras el coloquio sobre Cambio Climático y Sostenibilidad celebrado en el campus EOI (Escuela de Organización Industrial) de Madrid el pasado mes. En el evento, la experta abordó las consecuencias de la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, las aportaciones de la COP 23, la viabilidad del binomio sostenibilidad-crecimiento económico o el peso de la innovación en la lucha contra el cambio climático, entre otros aspectos.
¿Cómo ha evolucionado la gestión del cambio climático en España a nivel global?
En los últimos 15 años lo que hemos detectado es una generalización de la percepción de que hay un problema, que las cosas no funcionan y que no se trata simplemente de una cuestión anecdótica o sectorial, sino que tiene que ver de manera muy directa con el modelo de desarrollo de la estructura económica, la geopolítica, el poder, la competitividad industrial. Se trata de una cuestión que afecta de cerco y de lejos a todos los ciudadanos.
Hay dos cosas que todavía no hemos conseguido. Una es la convicción de hasta qué punto es grave y urgente el cambio climático, porque todavía existe la percepción de que es algo que está y tiene carácter anecdótico. La segunda es cómo ofrecemos señales coherentes que nos permitan salir de ese modelo que no funciona sin generar rechazo social. En definitiva, han cambiado muchas cosas, aunque no lo suficiente, y tenemos una movilización positiva que tenemos que alimentar.
¿Cómo considera que ha ido creciendo el Acuerdo de París?
El Acuerdo de París es un punto de inflexión importante, es un ensayo de un modelo de gobernanza innovador donde nos marcamos de forma colectiva cuál es el nivel de riesgo que estamos dispuestos a asumir, cuáles son los objetivos que nos comprometemos a alcanzar y cuáles son las herramientas que nos pueden facilitar ese aprendizaje.
En este punto de inflexión vivimos una tendencia en la que no todo está resuelto y también nos encontramos elementos disruptivos como puede ser la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca afirmando eso de que “más vale un mentira conveniente que una verdad incoveniente”. Lo interesante es que ese ha sido un argumento que no ha convencido ni a los grandes países industrializados, ni a los países emergentes o en proceso de industrialziación, ni a los países más vulnerables, ni a una gran parte de la sociedad americana. Se dan cuenta de que apoyarlo sería un acto suicida, y esto es algo llamativo, porque va en contra de la mentalidad tradicional americana de no cuestionar a su presidente. Podemos aislar a Donald Trump pero no podemos aislar a EEUU, debido el peso que tiene en toda la economía global.
¿A través de la innovación, cómo ven los expertos reducir las emisiones de CO2?
En el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) junto con la Red de Soluciones Globales para el Desarrollo Sostenible (RSDS) construimos un proceso de sendas de descarbonización en 16 grandes economías del G20 que luego sirvieron para que el G20 trabajara estos aspectos. Pusimos de manifiesto con los 16 equipos nacionales que ese escenario de descarbonización requiere pensar en los datos como una obligación de resultados, sabiendo que tenemos que llegar a unos objetivos en el menor tiempo posible.
Sea cual sea el país, su nivel de desarrollo, sus matices… tenemos que poner al máximo nuestra eficiencia y ser extraordinariamente inteligentes en el consumo de energía. En segundo lugar, debemos pensar en qué tipo de energía consumimos cuando realmente la necesitamos y ahí es emplear soluciones técnicas que existen ya aunque no están generalizadas.
¿Qué va a suponer la futura ley del cambio climático que se va a aprobar este año?
Puedo hablar de la ley de cambio climático y transición energética que me gustaría a mí. Considero que en un país como España es una fantástica oportunidad de diálogo institucional entre los distintos niveles de Administración, pero también entre los distintos actores de la sociedad, incluyendo empresas, inversores, mundo académico… Es importante pensar en algunos elementos clave como son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en los procesos de consenso que habrá que efectuar para llegar al cambio de modelo más sostenible.
También habrá que pensar en actualizar el sistema fiscal y financiero, en el mercado energético y eléctrico, la solvencia de nuestra economía, y en el suelo y as actividades que desarrollamos sobre él. Por complejo que pueda parecer el debate sobre cómo hacer las cosas, lo mejor y más inteligente es tener ese debate cuanto antes. Un debate que la sociedad está demandando de manera cada vez más fuerte.