El próximo día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una importante efeméride que cumple en esta ocasión su 50 aniversario. Se trata, por tanto, de una muy buena ocasión para observar y analizar cómo han transcurrido estas cinco décadas y, sobre todo, cómo el concepto de sostenibilidad ha ido haciendo mella en la mayor parte de la sociedad, hasta convertirse en parte esencial de nuestra cotidianeidad. Algo que se evidencia en gestos tan pequeños, pero tan importantes como el reciclaje doméstico.
Los ciudadanos hemos interiorizado la importancia del medio ambiente y debemos congratularnos por ello. Pero también lo han hecho los gobiernos. Ejemplo de ello es la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030, creada por el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana en 2020 para los siguiente 10 años, que fue aprobada por el Consejo de Ministros del 10 de diciembre de 2021 y que se basa en tres pilares: seguridad; sostenibilidad social, económica y medioambiental; y conectividad.
Además de individuos e instituciones públicas, numerosas empresas han decidido no quedarse atrás en lo que a compromiso con el medio ambiente se refiere. Thales es una de ellas. Y lo es, precisamente, en esos tres ejes fundamentales que apunta la Estrategia de Movilidad. Pero en concreto, y de manera destacable, en lo que se refiere a sostenibilidad en lo económico y en lo medioambiental. Porque no hay medio de transporte más sostenible que el ferrocarril, como demuestra que las emisiones de Co2 de todos los medios de transporte hayan aumentado en las últimas décadas, al tiempo que las del transporte ferroviario disminuían notablemente.
Una de las claves de esta descarbonización de los trenes está ligada al empleo de las nuevas tecnologías, la digitalización y el avance tecnológico, en las que Thales es actor principal. Lo demuestra, sin ir más lejos, GreenSpeed, sistema de ayuda al maquinista (DAS por sus siglas en inglés), cuya principal característica es la optimización de la velocidad del tren para que no se produzcan alteraciones bruscas en la velocidad, lo que conlleva menos cantidad de emisiones de CO2. Esto se consigue, como muchos otros avances, gracias a la Inteligencia Artificial y al algoritmo.
No podemos olvidar otros dos sistemas Thales para reducir emisiones. Uno de ellos es el sistema digital de gestión del tráfico (TMS), que en situaciones en las que los sistemas de señalización básicos son digitales, se pueden integrar los sistemas de gestión del tráfico para que asignen a los trenes su hoja de ruta de forma automática, así como supervisar y optimizar los flujos de tráfico en cualquier tipo de red. El otro, las soluciones avanzadas del ETCS (European Train Control System) gracias a las cuales se consigue un aumento de capacidad del 20 % de modo que una línea de 500 km puede reducir las emisiones indirectas de CO2 en 200.000 toneladas anuales. Una cantidad realmente nada desdeñable.
Todos estas estrategias, todos estos sistemas y tecnologías no son sólo utilizables en transportes de ferrocarril de grandes distancias, sino que es importante que se fomenten y se implementen en sistemas de movilidad cotidiana. Es decir, en líneas de alta velocidad y convencionales, pero también en metros, tranvías, metros ligeros y cualquier otro método que facilite el transporte colectivo. Porque en efecto, todos ellos inciden directamente en la reducción de emisiones de CO2. La ciudadanía tiene que saberlo y ser consciente de ello, para que se traduzca en un mayor uso de transportes verdes. Es bueno para todos.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente 2023. vvvvvvvvvvvvvvvvvvv