“Las decisiones y medidas que se tomen en esta década tendrán repercusiones ahora y durante miles de años.” Así de contundente fue Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en su último informe acerca de la situación climática a nivel internacional publicado hace ahora dos meses.
De acuerdo con este panel internacional de expertos, la quema de combustibles fósiles y el uso desigual e insostenible de energía y la tierra ha generado un aumento de las temperaturas de 1,1ºC sobre niveles preindustriales, una cifra alarmante si tenemos en cuenta que el principal objetivo del Acuerdo de París es limitar el calentamiento global preferiblemente a 1,5ºC.
Así, el informe del IPCC pretende servir como una llamada urgente a la acción tanto del sector público como de la iniciativa privada para ser ambiciosos y sumar fuerzas hacia la reducción del impacto medioambiental a nivel mundial. Concretamente, las empresas deben dar un paso más hacia la reducción de sus emisiones y la instauración de políticas Net Zero, conscientes del papel decisivo que juegan en la descarbonización a nivel global.
Además, la descarbonización es una palanca para el aumento del valor empresarial en muchos sectores, por lo que estos esfuerzos no tienen que ser vistos únicamente como una inversión que afecta a la sostenibilidad financiera de las compañías. Más allá de ser una necesidad a incorporar en una estrategia corporativa adecuada, la sostenibilidad medioambiental presenta interesantes oportunidades para las compañías a la hora de aumentar la eficiencia de sus operaciones, posicionarse ante sus clientes e inversores o mitigar el riesgo de sufrir sanciones ante la creciente presión regulatoria en la Unión Europea.
De hecho, tal y como recoge el estudio “La evolución de los objetivos medioambientales y sociales en las empresas cotizadas” publicado por Transcendent el año pasado, en 2021 el 91% de las empresas del IBEX 35 fijó y comunicó objetivos ligados a la mitigación de los efectos del cambio climático frente al 60% que lo hacían en 2020. Concretamente, la mitad de las empresas pertenecientes al principal índice bursátil español se ha comprometido a ser Net Zero antes del 2050, en línea con los objetivos de la Ley Europea del Clima aprobada en junio de 2021.
Ahora más que nunca, establecer una estrategia de cambio climático y descarbonización es aún un elemento diferenciador que pronto pasará a ser una obligación. En este sentido, desde Transcendent, consultora estratégica de sostenibilidad e impacto, ayudamos y acompañamos a las compañías en el diseño de una estrategia para mitigar riesgos e identificar oportunidades en este ámbito. Para ello, el primer paso es analizar la huella de carbono actual de la empresa para poder definir las correspondientes palancas de reducción de emisiones y cuantificar su potencial impacto en términos financieros y de impacto medioambiental.
Posteriormente, cada compañía deberá de definirse unos objetivos en línea con su ambición en términos de sostenibilidad y con ello elaborar un plan de reducción de emisiones, para lo que resulta conveniente apoyarse en marcos de referencia internacional como la Science Based Targets Initiative (SBTi). Una vez implementado ese plan, lo más importante será monitorizar y medir el progreso, de tal manera que las metas a medio-largo plazo de la empresa sigan siendo el faro que guíe su compromiso con el medioambiente.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente 2023.