Sin despreciar en ningún caso el consumo energético de los servicios propios de la ciudad (alumbrado público, señalética, etc), el mayor consumo energético de las ciudades se centra en las edificaciones que albergan. Es por esto por lo que la sostenibilidad energética de las ciudades pasa por abordar el problema de la sostenibilidad energética de sus edificios.
Son muchos los pasos que se han dado en España en este sentido desde la aparición del Código Técnico de la Edificación (CTE) en el año 2006, así como en las modificaciones posteriores que dicho documento a sufrido, la última correspondiente al año 2019. A partir de ese momento, la legislación vigente establece los límites de demanda energética y consumo energético máximo aceptable, tanto para los edificios de nueva construcción, como para los edificios afectados por una rehabilitación o reforma que afecte a una parte importante de los mismos.
No obstante, el problema del consumo de energía en las ciudades sigue estando en el parque edificatorio existente, pues si bien es cierto que los nuevos edificios construidos se pueden considerar como de “consumo energético casi nulo”, dado que cumplen con los estándares de consumo establecidos en la normativa de aplicación, si no se actúa sobre los edificios construidos antes de la entrada en vigor del CTE el problema no quedará resuelto.
Para obtener la fotografía energética de los edificios, a partir de una Directiva Europea (2002/91/CE), los estados miembros estaban obligados a trasponer dicha directiva a la legislación de cada país, dando lugar en el caso de España al RD 47/2007 mediante el cual se hacía obligatorio certificar energéticamente todos los edificios de nueva construcción, así como los edificios existentes que fuesen objeto de venta o alquiler, quedando únicamente excluidos los edificios de uso industrial. Todos estos certificados debían ser incluidos en los registros autonómicos, de manera que periódicamente se pudieran publicar datos reales sobre el estado energético de los edificios.
A partir de ese momento se disponía de una información relevante sobre dónde y cómo se consume la energía en los edificios, lo que permite poder adoptar medidas de mejora tendentes a reducir dicho consumo. En base a esta información, el Gobierno de España a través del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) sacó los planes PAREER, etc, todos ellos dirigidos a promover la rehabilitación energética de los edificios existentes. Estos planes se publicaban anualmente, e incluían importantes cantidades económicas destinadas a la rehabilitación energética de los edificios, principalmente enfocadas al sector residencial.
Finalmente, y con la llegada de los fondos Next Generation, el Gobierno de España ha destinado a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) un total de 3.420 millones de euros a la rehabilitación energética de los edificios existentes para la recuperación económica y social en entornos residenciales. Este dinero está destinado fundamentalmente la mejorar la envolvente térmica de los edificios de uso residencial, reduciendo así su demanda térmica, y a mejorar el rendimiento de los equipos encargados del acondicionamiento térmico de los edificios, reduciendo así su consumo de energía. Además, se potencia el uso de energías renovables, quedando excluidas de las subvenciones todas aquellas actuaciones que incluyan el consumo de energías fósiles.
En definitiva, la llegada de los fondos Next Generation ha supuesto un gran espaldarazo a la rehabilitación energética de los edificios en España, lo que en breve se traducirá en una reducción muy importante del consumo de energía en este sector. Esto, junto con las mejoras conseguidas en los equipos de iluminación (la prohibición de comercializar lámparas de bajo rendimiento, y el uso generalizado de las lámparas LED) y en los electrodomésticos, han contribuido considerablemente en la sostenibilidad del sector.
Finalmente, la digitalización de los hogares ha de suponer un nuevo hito en la reducción del consumo de energía de los edificios. Iniciativas europeas como la implementación del índice SRI (Smart Readiness Indicator), que mide el grado de adaptación de los edificios a las necesidades de sus ocupantes, y el grado de intercambio de comunicación de la información con sus ocupantes y con el exterior, permitirá optimizar el consumo de los equipos. Los habitantes de estos edificios podrán adaptar en cada momento la producción a la demanda, pues los edificios dispondrán de los sistemas de gestión necesarios (termostatos, válvulas de regulación, etc), y podrán anticipar el consumo a sus necesidades (predicción del tiempo para ajustar la calefacción a las condiciones exteriores previstas, etc).
Asimismo, dispondrán de datos de consumo en tiempo real, de consumos históricos por instalación, etc, de manera que se puedan tomar decisiones sostenibles. Asimismo, los sistemas de control podrán comunicarse con las redes de distribución, pudiendo adoptar en cada momento soluciones energéticas sostenibles, como por ejemplo determinar cual es el tipo de energía más conveniente en cada momento (en hogares con bomba de calor y caldera de combustible, en función de las condiciones exteriores, y el precio de cada fuente de energía, el sistema podrá decidir con que sistema climatiza la vivienda), o nos informarán sobre la hora más adecuada para poner la lavadora o el horno.
A partir de toda esta información, los usuarios podrán hacer predicciones sobre por ejemplo cuánto va a costar el acondicionamiento térmico de los hogares, pues los sistemas de gestión almacenarán datos históricos de temperatura exterior-uso de la vivienda-coste energético asociado, y a partir de las predicciones atmosféricas a las que tendrán acceso dispondrán de la información correspondiente a los costes futuros para un determinado periodo de tiempo.
Como conclusión final, indicar que el sector de la edificación ha dado los pasos necesarios para contribuir a la sostenibilidad de las ciudades, y el futuro es prometedor debido a la digitalización que está apunto de llegar a dicho sector.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de las Ciudades, en colaboración con Holcim España.