A través de las opiniones de los niños y las niñas que recogen varias investigaciones de la ONG Educo como el informe ¿Cómo podemos vivir mejor juntas? se vislumbra la conciencia de que, en sus relatos, perciben el medioambiente, la naturaleza y los animales no como un telón de fondo, como mayoritariamente lo perciben generaciones anteriores, sino como un lugar preponderante y altamente valorado en la infancia y la adolescencia.
Esto significa que, para ellos, debemos tener en cuenta a la naturaleza y el planeta en lo que consideran una buena vida, es decir, piensan que tener un medioambiente sano es sinónimo de bienestar. Así, muestran su preocupación por la violencia hacia los animales y la Tierra, por contaminación o descuido, y la necesidad de cuidarlo y disfrutarlo.
Un trabajo esencial por delante
En los últimos 30 años se han hecho muchos avances en materia de derechos de la infancia. Sin embargo, la crisis ambiental que vivimos supone una seria amenaza para su salud, protección, desarrollo y bienestar. Es importante que todas las personas tomen consciencia de que forman parte de un planeta compartido.
Así, desde Educo recomiendan a los países que promuevan acciones de concientización medioambiental y generen hábitos y prácticas ecológicas desde una lógica de corresponsabilidad y reciprocidad en el cuidado de la vida y la naturaleza. Y que para hacerlo valoren la participación protagónica de niños, niñas y adolescentes, considerándolos como agentes activos tanto en el diseño como en la ejecución de las acciones.
Y, por supuesto, en sus proyectos incorporan siempre el componente ecológico y promueven también el vínculo de reciprocidad y corresponsabilidad entre los seres humanos y la naturaleza, siempre potenciando la creación de ideas y acciones concretas por parte de niños, niñas y adolescentes.
Sembrar nuevos pulmones para el planeta
En Guatemala, los niños y niñas también cuidan del medioambiente. Hace un mes, antes de que empezara la época de lluvias, los alumnos de dos escuelas de Santa Cruz del Quiché con las que trabaja la ONG, sus familias, profesores y personal de nuestra oficina, participaron en una jornada de siembra y reforestación.
En concreto, se plantaron semillas árboles de aliso (Alnus sp) y ciprés común (Cupressus lusitanica). Una actividad muy motivadora y llena de sonrisas para cuidar el medioambiente y que forma parte de uno de los proyectos que Educo lleva a cabo en este país de Centroamérica.
Esta acción impacta de manera notable en la sensibilidad de la infancia para que cuiden del lugar en el que crecerán tanto ellos como las futuras generaciones. Una experiencia que trae consigo la oportunidad de proteger y preservar los hábitats de vida silvestre. La reforestación reduce el daño por la erosión y revive a las cuencas hidrográficas, mejora la calidad de aire y mitiga los efectos del cambio climático.