En toda crisis, ya sea provocada por desastres naturales o conflictos, hay tres preocupaciones primordiales que emergen en las comunidades y en las personas: vivienda, salud y la capacidad de recuperar sus medios de vida, o lo que lo mismo, de conseguir una fuente de ingresos a través del empleo para recuperar su autonomía, sus rutinas y su dignidad.
Centros de Medios de Vida
Para trabajar en ello, la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) dispone de un ‘Centro de Medios de Vida’ gestionado por Cruz Roja Española: “Contamos con uno de los cinco Centros de Referencia Globales de la FICR, en este caso, de Medios de Vida, como reconocimiento a la trayectoria de Cruz Roja Española y al éxito de su Plan de Empleo nacional, así como por su actuación en Cooperación Internacional”, señala Mark Frame, responsable del Centro de Medios de Vida de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR).
“Es un aval a nuestro expertise, y la capacidad que tenemos para dar respuesta en materia de empleo en el ámbito internacional, ya sea por la generación de recursos, la formación que ofrecemos, o los proyectos que requieren de nuestra asistencia técnica”, remarca Frame.
Los Centros de Referencia, aunque poco conocidos, son pilares esenciales dentro del Movimiento Internacional de la Cruz Roja; estos centros, bajo la dirección conjunta de una Sociedad Nacional de la Cruz Roja y la FICR, poseen un conocimiento especializado en áreas específicas y tienen una vocación de servicio internacional: se han convertido en puntos de consulta clave para 191 países.
Con más de 15 años de experiencia y trabajando en más de 150 países, el Centro de Medios de Vida albergado por Cruz Roja Española ha reforzado a más de 150 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja, proporcionando asistencia técnica y formación a miles de personas voluntarias y profesionales.
En 2023, este centro trabajó en 33 países diferentes, dando asistencia técnica y acompañamiento a más de 70 proyectos, y formando a más de 400 personas en 20 cursos en modalidades online y presencial.
“El empleo y la capacidad de generar ingresos para una vida autónoma son fundamentales para todas las personas en situaciones de vulnerabilidad o crisis”, señala Frame.
La FICR, a través de sus estrategias 2020-2030, ha subrayado la importancia de restaurar los medios de vida tras una crisis, así como el papel de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja para generar oportunidades laborales para que las personas afectadas puedan reconstruir sus vidas.
El tiempo se convierte en un factor crítico en estas operaciones: mientras que la atención inmediata (que desarrollan los Equipos de Respuesta Inmediata internacionales – ERU) se enfoca en salvar vidas y satisfacer necesidades básicas, la fase de recuperación temprana comienza a tomar forma, aproximadamente, un mes después de la crisis inicial, y siempre en los seis primeros meses.
En apenas cuatro semanas, se puede abordar el restablecimiento de los primeros recursos, como puede ser la pérdida de aperos, grano o insumos en zonas rurales. Si hablamos de una pérdida total, surge la necesidad de reubicar a las personas, y crear nuevas oportunidades de vida por cuenta ajena o propia -lo que puede implicar cursos de formación y análisis de oportunidades de mercado- este periodo se alarga entre 3 y 6 meses.
El restablecimiento de medios de vida puede extenderse durante años, adaptándose a las necesidades cambiantes de las comunidades afectadas, por lo que existen proyectos de 18 meses de duración, pero también de hasta 5 años.
Operaciones destacadas
El trabajo en materia de empleo internacional está impulsado por un profundo compromiso con el empoderamiento de las comunidades afectadas. Cruz Roja Española, a través de su centro internacional, trabaja codo con codo con las Sociedades Nacionales para brindarles asistencia y fortalecer sus capacidades.
La operación para las personas afectadas por la crisis de Ucrania es uno de sus proyectos más destacados y recientes: el Centro de Medios de Vida ha establecido una alianza con la Oficina Regional de la FICR en Europa para brindar apoyo directo a países afectados por el conflicto (como Polonia o Eslovaquia), ofreciendo programas de empleabilidad para la población desplazada, tanto de manera presencial con delegados y delegadas de Cruz Roja Española desplazados hasta la zona, como desde España en remoto.
Otra de las actividades de mayor impacto se desarrolla en colaboración con la Cruz Roja Filipina, donde se están desarrollando programas para fomentar el microemprendimiento entre los grupos vulnerables, con un enfoque en la economía circular y verde. Puesto que las PYMES representan el 50% del PIB mundial, y más del 70% del empleo, ésta es una acción prioritaria para formar y analizar oportunidades que pongan en marcha microempresas.
Igualmente, para la inclusión financiera y mediante colaboraciones con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en el Sahel, se facilita el acceso al crédito mediante la puesta en marcha de proyectos a través de los ‘clubes de madres’ o ‘grupos de ahorro’, muy arraigados culturalmente y que promueven el empoderamiento de las mujeres y el acceso a financiación, que, junto al acompañamiento, el refuerzo de sus competencias y la escucha de necesidades, son un hito de este Centro.
Históricamente se ha trabajado en muchos más lugares, como el terremoto de Haití, el huracán Mitch, o el Tsunami en el Índico, entre otros.
Adaptarse a las necesidades y el perfil
La prioridad de escuchar a la población sobre sus necesidades, y adaptarse a las características específicas de cada comunidad, ha sido fundamental en contextos como el Sahel, donde la adaptación al cambio climático es una prioridad.
En última instancia, el Centro de Medios de Vida busca empoderar a las comunidades para que puedan avanzar por sí mismas y sirve de catalizador para el cambio positivo en medio de la adversidad. “Damos un paso al lado y ya siguen adelante por su cuenta”, asegura Mark Frame.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja, con su capilaridad territorial nacional e internacional le permite llegar a todos los ámbitos y casuísticas y conocer de primera mano las vulnerabilidades de personas y entorno, para después desarrollar programas para las Sociedades Nacionales del país.
No obstante, se diferencian claramente dos perfiles de personas: aquellas que se han visto afectadas por contextos sobrevenidos, y las que se encuentran en un contexto en vías de desarrollo o con crisis crónicas.
En el caso de los primeros, según el nivel de vulnerabilidad de partida, un desastre natural se puede convertir en mayor o menor medida en una catástrofe personal y afecta más a quienes tienen malas condiciones iniciales de vivienda o trabajo, como suele ocurrir con mujeres o personas mayores. No obstante, en este caso cualquier persona lo puede perder todo por un desastre natural, conflicto armado u otras situaciones y convertir en población vulnerable a quién hasta entonces no lo era.
En los contextos de crisis crónicas de países con economías en vías de desarrollo, los perfiles de vulnerabilidad son semejantes a los que tenemos, por ejemplo, en España: personas migrantes, mujeres, jóvenes, mayores…etc.
En todos los casos, la ayuda aportada por Cruz Roja se adapta a los tiempos y las personas como foco de esperanza y resiliencia, con su compromiso incansable.