El hambre y la sequía en Somalia están destruyendo los medios de subsistencia y han obligado a más de 800.000 personas a huir de sus hogares, y más de siete millones se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria, según la agencia internacional de ayuda, World Vision.
Las previsiones indican que la crisis se agravará en los próximos meses, con una quinta temporada de lluvias fallida en todo el país. Se trata de la peor sequía en Somalia en 40 años. Más de 200.000 personas se encuentran a un paso de la hambruna y se calcula que 1,5 millones de niños y niñas somalíes menores de cinco años corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda a finales de año.
“He conocido a muchos niños y niñas y a sus familias que han caminado durante días con la esperanza de llegar a zonas donde puedan acceder a alimentos para dar de comer a sus hijos hambrientos. La mayoría de las madres que conocemos en nuestras clínicas de nutrición tienen al menos un hijo desnutrido. Algunos de sus hijos murieron antes de poder llegar para recibir ayuda”, explica el director de World Vision Somalia, Tobias Oloo.
La organización centrada en la infancia explica que millones de hogares somalíes están luchando para hacer frente al aumento de los precios de los alimentos, mientras que la sequía ha diezmado las cosechas y el ganado, debilitando el poder adquisitivo de las familias. Al mismo tiempo, los niños y niñas desplazados están abandonando la escuela para emigrar o trabajar con el fin de ganarse su próxima comida.
Suldana, de 15 años, recibe 70 céntimos de dólar al día por hacer las tareas domésticas. “Lavo los platos y hago otras tareas durante todo el día, todos los días, porque tengo que llevar comida a mi familia. A veces es difícil conseguir trabajos. Algunos de los clientes son malas personas, te maltratan, sobre todo cuando eres una chica”.
World Vision teme que el conflicto en Ucrania haya distraído la atención mundial de una crisis de hambre que lleva meses acelerándose en el Cuerno de África. El llamamiento humanitario de Somalia sigue estando significativamente infra financiado; sólo se ha proporcionado el 29% de los fondos necesarios para satisfacer las necesidades humanitarias.
“Sabemos por experiencia que los menores vulnerables son los que más sufren en situaciones de crisis. En la hambruna de Somalia de 2011, la mitad de las 250.000 personas que murieron eran niños y niñas menores de cinco años. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que dé prioridad inmediata a las vidas de millones de niños y niñas y sus familias que podrían correr el riesgo de morir de hambre. El momento de actuar es ahora”, concluye Oloo.