Como señala el informe de Naciones Unidas “América Latina y el Caribe. Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional 2022: estadísticas y tendencias”, la prevalencia del retraso del crecimiento en niños y niñas menores de cinco años en la región fue del 11,3% en 2020. Hablamos de casi 10 puntos porcentuales por debajo del promedio mundial, a pesar de los avances positivos en su reducción, de casi de un 41% en Sudamérica, por ejemplo.
Con estas cifras nos encontramos en este Día Mundial de la Nutrición. Datos que en el Perú debemos sumarle los de anemia en niños y niñas de 6 a 36 meses, que son del 40.9% de afectación. Estos números plantean un escenario complejo, que nos lleva a pensar en el futuro que le espera a la niñez, si desde su nacimiento crecen en desventaja.
Ya sabemos que la anemia es un importante problema de salud pública tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo. Algunas de sus consecuencias inmediatas son el retraso en el crecimiento, la respuesta inmunológica disminuida, fatiga, debilidad y palidez, o irritabilidad y déficit de atención. La presencia de anemia en los menores de dos años tiene un efecto en su desarrollo psicomotor y males que pueden manifestarse a lo largo de toda su vida.
Por ello en este día Acción Contra el Hambre renueva su compromiso por la nutrición y la infancia. Hoy nuestra institución sigue luchando con todas sus armas contra la anemia y otros problemas nutricionales que afectan al Perú y a muchos de los casi 50 países en los que trabajamos.
Las razones de la prevalencia de la anemia en muchos países, incluyendo el Perú, están asociadas principalmente a factores socioeconómicos, como la pobreza (que sigue incrementándose), así como a la falta de una alimentación balanceada y rica en hierro. Por ello abordamos el problema con soluciones integrales, que suman diferentes enfoques para conseguir resultados con impacto real.
Como punto de partida Acción Contra el Hambre genera datos e información que permiten a las autoridades y a la población tomar conciencia de la magnitud del problema de la anemia, así como de sus consecuencias, ya sea sobre la salud individual, como a nivel de la sociedad, e incluso sobre el desarrollo económico del país. Para conseguirlo, nuestra organización desarrolla estudios como el de “Impacto Económico de la Anemia en el Perú”, junto a GRADE.
Durante muchos años, las intervenciones de los Estados se enfocaron en controlar la anemia a través del fomento de la ingesta de hierro, ignorando posibles factores desencadenantes y limitando su efectividad. Desde nuestro lado trabajamos por visibilizar la etiología multicausal de la anemia, su relación con la deficiencia de hierro y la carencia de otros micronutrientes, la inflamación por enteropatía ambiental, la obesidad o las alteraciones genéticas, entre otros. Todo ello a través de campañas con sector público y privado, como la creación de cuentos “Aprendiendo a cuidarme de la anemia”.
La diversificación de la dieta es otra de las estrategias nutricionales promovidas desde Acción Contra el Hambre, por su mayor sostenibilidad a largo plazo, en comparación con las intervenciones de suplementación y fortificación, y a pesar de ser más costosas y requerir de mayor evidencia para su correcta implementación. Nuestros recetarios y materiales son utilizados por familias e instituciones públicas en todo el país.
Nos queda aún un largo camino, y las diversas crisis humanitarias que se viven hoy en el Perú y en el resto del mundo no nos lo van a poner fácil. Las consecuencias de las lluvias, el dengue, la COVID-19 o la sequía, sólo citando algunas de las situaciones que vive el Perú en la actualidad, vienen a empeorar una situación ya problemática. Sin embargo, como organización humanitaria, sabemos que contamos con las herramientas, y que estamos en capacidad de erradicar el hambre. Pero no solos. Nunca solos. Contamos contigo.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Hambre, en colaboración con The Hunger Project México.