Durante los últimos cinco años, el número de personas que se enfrentan al hambre ha aumentado por primera vez en décadas. Esto se debe, en parte, a las consecuencias del cambio climático que limitan el acceso a alimentos saludables. Si esto continúa, World Vision predice que más de 300 millones de personas podrían enfrentar inseguridad alimentaria para 2030.
“El cambio climático sigue siendo la mayor amenaza para el futuro del planeta, pues aumenta el riesgo de inanición, ya que los fenómenos meteorológicos extremos perturban la agricultura, destruyen los medios de subsistencia, interrumpen las cadenas de suministro alimenticios y desplazan comunidades”, explica Eloisa Molina, coordinadora de comunicación de World Vision España.
Si bien los países económicamente más ricos producen la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, los efectos del cambio climático afectan de manera significativa a las comunidades más pobres del mundo, debido a que dependen de la producción agrícola local, muchas veces devastada por los fenómenos meteorológicos.
Las consecuencias de la inseguridad alimentaria afectan sobre todo a niñas y niños, con problemas como la desnutrición y retraso en el desarrollo, lo que les marca para el resto de sus vidas.
El hambre, una crisis infantil
Los niveles de desnutrición aumentan constantemente, con 149,2 millones de niñas y niños menores de cinco años afectados por retraso en el crecimiento y 45,4 millones con emaciación. La inseguridad alimentaria es uno de los factores subyacentes más importantes de la desnutrición. UNICEF estimó que, en 2020, más de 200 millones de niñas y niños corrían peligro debido a los efectos de la desnutrición.[2]
La desnutrición ocasiona riesgos importantes para la salud y tiene consecuencias que durarán toda la vida, como recoge el informe Cambio climático, hambre y el futuro de las niñas y los niños, de World Vision. El hambre crónica, la desnutrición y las deficiencias de micronutrientes a menudo pueden provocar retraso del crecimiento y emaciación, lo que debilita el cuerpo de niñas y niños y ocasiona un desarrollo físico deficiente del esqueleto, del sistema muscular y del cerebro.
“Cuando el desarrollo físico y cognitivo de una niña o niño se ve afectado, también lo hacen sus posibilidades educativas y económicas, limitando aún más su capacidad para tener oportunidades. Esto crea un círculo vicioso de pobreza y hambre que empeora con cada generación”, añade Eloisa Molina.
Soluciones a largo plazo contra la escasez de alimentos
Los efectos del cambio climático se ven a menudo agravados por la degradación del medio ambiente y las técnicas agrícolas que no se adaptan a las condiciones cambiantes. Cuando se trabaja con agricultores y comunidades que se están adaptando al cambio climático, es importante trabajar también con la naturaleza. World Vision apuesta por la Regeneración Natural Gestionada por Agricultores (RNGA) como una solución a largo plazo contra la escasez de alimentos.
Ruth, líder de la RNGA en Kenia: “Los gobiernos deberían dar apoyo a las comunidades pequeñas. Necesitamos instalaciones de calidad para abordar los problemas que causan la malnutrición, así como financiación adecuada para ayudar a prevenir el hambre invirtiendo en programas como la RNGA. Deben tener en cuenta a los jóvenes ya que podemos aumentar la concienciación para mitigar los efectos del cambio climático y ser más autosuficientes”.
La RNGA es un enfoque de aplicación rápida, de bajo coste y fácil de reproducir para restaurar y mejorar las tierras agrícolas, forestales y de pastoreo. Se basa en fomentar el rebrote de los árboles existentes o de las semillas sembradas por los agricultores. World Vision enseña a las comunidades los mejores métodos de poda y mantenimiento de bosques para fomentar un crecimiento rápido y saludable, mejorando el entorno local, reduciendo los riesgos de inundación y mejorando la fertilidad del suelo.
World Vision advierte que los países no podrán salir de la pobreza y mantener su progreso económico si no garantizan que su población esté adecuadamente alimentada. Diseñar soluciones para el cambio climático que estén centradas en niñas y niños es la única forma de abordar estos desafíos.