El equipo de sistemas del hospital Ribera Polusa en colaboración con la unidad de Psicología de la Clínica Ribera Polusa Santo Domingo han desarrollado un sistema con ayuda de realidad virtual que sirve como herramienta terapéutica en los tratamientos para pacientes con distintas fobias.
La idea surgió al detectar la necesidad de muchos pacientes que tenían problemas para realizar una prueba de resonancia magnética por su fobia a los espacios cerrados. El equipo de sistemas empezó a trabajar en el desarrollo de vídeos 360º simulando el espacio interior de la resonancia, añadiendo posteriormente los sonidos reales, y las adaptó para su reproducción en unas gafas de realidad virtual.
“Hace más de un año empezamos a utilizar paulatinamente las nuevas tecnologías ligadas al campo de la salud mental en nuestro centro. La realidad virtual es una técnica no invasiva y con aval científico, que está respaldada por nuestro equipo y donde utilizamos tecnología de última generación”, explica Lucía Fernández, del equipo de psicología del Hospital Ribera Polusa.
El dispositivo sirve como apoyo durante las sesiones de terapia en el gabinete con la psicóloga. Mientras el paciente utiliza las gafas que le permiten recrear la situación que le genera angustia, la profesional le acompaña y guía con el apoyo dispositivo propio en el que visualiza las mismas imágenes que el paciente para ir dándole recomendaciones y claves para enfrentarse a ese miedo, controlando sus emociones. Con esas gafas 3D, el paciente puede interactuar con el estímulo que teme de una manera controlada y personalizada.
“Los resultados hasta el momento son muy prometedores. Las tres claves fundamentales de la realidad virtual son que nos permite una mayor sensación de seguridad al paciente, donde la exposición al estímulo temido se hace de forma controlada; garantiza una mayor generalización de los aprendizajes adquiridos fuera de la consulta; y nos permite diseñar un plan de trabajo adaptado a cada paciente y a su problemática”, puntualiza la psicóloga Cristina López.
Desarrollo técnico y múltiples posibilidades
El equipo de sistemas continúa ampliando las posibilidades de esta herramienta de apoyo al tratamiento y ya ha generado situaciones específicas tanto para el ámbito hospitalario, como los casos de fobia en la extracción de sangre con agujas o limpieza de heridas, como para situaciones más cotidianas, como las fobias a ascensores, a la altura, a la conducción de vehículos, y alguno especialmente curioso como la fobia a los aviones, en la que los pacientes experimentan la situación de un despegue y aterrizaje.
“Es un desarrollo relativamente sencillo. La mayor complicación y coste está en la captura de las imágenes 360 porque deben hacerse con una cámara especial para este tipo de grabación. Por otra parte, hay ciertas situaciones que son más complejas de grabar como los despegues y aterrizajes por los estrictos protocolos de seguridad abordo, o espacios tan pequeños como una resonancia o un TAC que tiene campos magnéticos que interfieren con los sistemas y han tenido que ser grabadas en situaciones o ambientes muy controlados y específicos”, explica Gonzalo Núñez, responsable de sistemas del Hospital Ribera Polusa.
“En nuestro centro estamos trabajando para recrear nuevas situaciones tanto hospitalarias, como el miedo a la cita con el dentista, como otras más cotidianos para afrontar fobias a animales, multitudes, entre otras”, añade. Las posibilidades de esta técnica de realidad virtual son muy amplias. Los estudios en la actualidad apuntan a que puede recomendarse para trastornos de ansiedad como las fobias específicas, la agorafobia o la fobia social, principalmente.
“Frecuentemente pacientes que acuden a consulta nos informan sobre dificultades personales que nos dan ideas para incorporar nuevos escenarios a esta herramienta y trabajar a través de la realidad virtual la exposición a los estímulos temidos. Algunas de ellas serían: accidentes de tráfico, escenas de multitudes de gente para pacientes a los que les cuesta estar o mantenerse en ellas, espacios como supermercados o estar esperando una larga cola en algún establecimiento… entre otros”, apunta Lucía Arza, psicóloga del equipo de Ribera Polusa.
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