En América Latina y el Caribe la brecha de género en el uso de productos y servicios financieros es amplia. Según el Banco Mundial, solo el 49% de las mujeres tiene una cuenta bancaria, el 11% ahorra y el 10% dispone de crédito. También hay brechas de género en cuanto a las capacidades financieras, ya que las mujeres tienen menos conocimientos financieros que los hombres.
ONU Mujeres ha destacado en su último informe Finanzas para Todas. Experiencias e iniciativas innovadoras para la inclusión financiera de las mujeres y una recuperación con lentes de género en América Latina, la estrategia de empoderamiento de la mujer y el sistema de medición de impacto social de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), y las buenas prácticas de inclusión financiera de su entidad en Colombia, Bancamía.
Este informe, elaborado con el apoyo de la Agencia Italiana de Desarrollo, en el marco del programa Mujeres, Economía Local y Territorio (MELYT), señala que la Fundación y su entidad colombiana desarrollan una oferta de valor integral para las mujeres, que incluye productos y servicios no financieros para apoyar su empoderamiento económico.
También destaca que la FMBBVA tiene un sistema de medición de impacto social desagregado por género, para potenciar su actividad en tres dimensiones: desarrollo del negocio, salud financiera y bienestar. Esta combinación de factores desempeña un rol transformador en las mujeres y en sus negocios permitiéndoles superar limitaciones, mejorar sus medios de vida y sus circunstancias.
La experiencia de la Fundación Microfinanzas BBVA ha demostrado que la inclusión financiera de las mujeres se logra con una oferta integral, que combina productos y servicios financieros y no financieros que fortalecen sus capacidades de gestión para el progreso de sus negocios, amplían sus oportunidades y reducen su vulnerabilidad. Asimismo, apunta a que la salud financiera de las mujeres requiere de un abordaje integral y de largo plazo.
Productos financieros con enfoque de género
El informe de ONU Mujeres destaca algunos de los productos con enfoque de género desarrollados por la Fundación en los últimos años. Como las asistencias de salud específicas para las mujeres por menos de 1 dólar al mes en Panamá y Colombia, que incluyen controles como mamografías, citologías o análisis clínicos, apoyo psicológico y legal telefónico, consultas pediátricas o apoyo telefónico en las tareas escolares de sus hijos.
También el seguro Mi Maternidad Protegida que ofrece a las emprendedoras una renta durante el periodo de lactancia, así como auxilio para el pago de sus microcréditos y asistencias durante el embarazo y lactancia. O Emprendiendo Mujer en Financiera Confianza, que aúna crédito junto con un seguro oncológico que cubre el saldo de la deuda y ofrece una serie de indemnizaciones a la familia y educación financiera digital a través de la App Lista.
Productos que se complementan con formación financiera digital, en Perú a través de la Academia Palabra de Mujer con la prestigiosa escuela de negocios Centrum-PCUP, o en Chile con un programa de alfabetización y firma digital con el gobierno, o con alianzas para ofrecer planes de datos de conectividad a internet para más de 5.000 emprendedoras, entre otras muchas iniciativas.
El impacto de la pandemia en las mujeres y sus pequeños negocios
La participación de la mujer en el sector financiero está directamente ligada a su participación en la economía productiva, la cual históricamente ha estado relegada a sectores de menor productividad, pequeños negocios e informalidad, y altamente condicionada por la sobrecarga de trabajo no remunerado que realizan las mujeres, limitando su posibilidad de crecimiento e independencia económica.
Además, el impacto del COVID-19 ha sido desproporcionadamente mayor en las mujeres, particularmente en las más vulnerables.
ONU mujeres defiende en este informe que la inclusión financiera de las mujeres es un factor clave para promover su empoderamiento y autonomía económica y un elemento fundamental para su inserción en el ecosistema productivo, para acelerar el proceso de recuperación económica y social y la salida de la crisis post COVID-19.
La pandemia también está teniendo un impacto negativo en las microempresas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estima que cerrarán alrededor de 2,7 millones de microempresas formales en la región (CEPAL, 2020).
Esto complica la situación de las mujeres con pequeños negocios, los más expuestos a la crisis, porque están sobrerrepresentadas en los sectores con mayor riesgo y, finalmente, por su limitado acceso a financiamiento.
Esta situación es particularmente crítica en las mujeres con menores ingresos ya que sufren una serie de situaciones que las llevan a ocupar puestos de trabajo poco cualificados, a ser parte del mercado informal, poseer negocios incipientes y precarios y contar con bajos niveles de acceso a la educación y la tecnología.
Para estas mujeres la inclusión financiera de calidad es una oportunidad de transformación no sólo personal, sino también para sus familias, así como una oportunidad de reactivación para las economías locales.