Empresas, gobiernos y otras instituciones utilizan el día 28 de junio, día mundial del orgullo LGTBIQ+, para realizar un lavado de imagen a través de estrategias de marketing y relaciones públicas que buscan posicionarse como defensores de los derechos de la comunidad LGBTQ+. Sin embargo, detrás de estas fachadas coloridas y promesas de apoyo, muchas veces encontramos una falta de políticas de inclusión a las personas del colectivo dentro de las propias empresas. Esta práctica se conoce como “pinkwashing”.
Tal y como detalla el informe Diversity at Work, publicado por ManPower este año, solo 2 de cada 10 empresas tiene programas de diversidad dedicados específicamente a favorecer a este colectivo. Por lo tanto, es importante ser conscientes de que las estrategias que utilizan algunas empresas son superficiales y pocas veces incluyen verdaderas políticas de igualdad en el ámbito de trabajo de la empresa.
La lucha por los derechos de las personas LGTBQ+ en el mundo laboral sigue siendo un desafío hoy en día. Según datos de UGT, el 75% de los ciudadanos ha presenciado agresiones verbales dirigidas hacia personas del colectivo LGTBIQ+ en el entorno laboral. Además, el 42% de los trabajadores pertenecientes a esta comunidad afirma haber experimentado personalmente agresiones verbales y, alarmantemente, el 55% de ellos no ha recibido apoyo por parte de ningún compañero.
Estos datos evidencian la urgente necesidad de generar conciencia sobre el respeto y promover un entorno laboral inclusivo, sin aprovecharse de la situación que se vive en muchas organizaciones para obtener beneficios económicos.
Origen del Pinkwashing
El término “pinkwashing” se originó en la década de 1990, cuando la organización Breast Cancer Action en Estados Unidos lo utilizó para denunciar la falta de autenticidad de las empresas que se sumaban a la lucha contra el cáncer de mama pintando sus productos de color rosa, pero sin abordar los problemas estructurales relacionados con la enfermedad. Estas empresas tenían motivaciones principalmente comerciales, y se aprovechaban de la causa para mejorar su imagen pública. Con el tiempo, el término fue adoptado por activistas del colectivo LGTBIQ+ para describir una situación similar, en la que algunas organizaciones utilizan un falso discurso de apoyo a la comunidad con el objetivo de obtener beneficios comerciales.
Apuesta por la diversidad real
Con el objetivo de garantizar los derechos y la inclusión del colectivo en el ámbito laboral, es necesario que desde las empresas y diferentes organizaciones se implementen una serie de acciones que fomenten este apoyo a la comunidad, creando políticas que prohíban y condenen cualquier tipo de discriminación basada en la orientación sexual y en la identidad o expresión de género. Estas políticas deben abarcar tanto la contratación como las prácticas laborales y la promoción interna.
Para abordar este compromiso, la Comisión Europea creó en el año 2000 la Carta de la Diversidad, dónde las organizaciones que se adhieren asumen el compromiso de fomentar los principios fundamentales de la igualdad, diversidad e inclusión. Corresponsables es uno de los signatarios de la Carta de la Diversidad y, al igual que todos sus firmantes, está comprometido con los 10 principios que sostiene:
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Sensibilizar sobre igualdad y diversidad.
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Construir una plantilla diversa.
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Promover una cultura inclusiva.
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Considerar la diversidad en todas las políticas de dirección de las personas.
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Promover políticas de conciliación personal y laboral.
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Reconocer la diversidad de los clientes.
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Comunicar internamente este compromiso.
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Comunicarlo a proveedores.
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Trasladar y hacer llegar este compromiso a entidades terceras.
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Difundir las políticas de D&I y los resultados
No cabe duda de que la lucha por la inclusión y la diversidad no debe ser utilizada como un mero accesorio publicitario, sino que requiere un compromiso sincero y acciones concretas para crear entornos verdaderamente inclusivos y respetuosos para todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género.
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