Possible Lab, consultora de innovación en aprendizaje y cambio social, ha promovido este encuentro para debatir y profundizar acerca de cómo lograr el cambio a través de la evaluación, medición, seguimiento y gestión del impacto social generado por los programas y proyectos de las organizaciones y entidades. El evento se ha celebrado en el espacio Ecooo de Madrid.
El acto de bienvenida corrió a cargo de Macarena Montes, responsable de comunicación de Corresponsables quien dio paso a Miguel Massigoge Galbis, director de Possible Lab y presentó a los invitados al Diálogo, Valentina Ríos, responsable del Área de Estrategia y Evaluación del Programa Profuturo de Fundación Telefónica y Fundación La Caixa y Javier Fernández, director General de COPADE.
Ante la presencia de los asistentes de una decena de ONG y fundaciones empresariales, Miguel Massigoge Galbis, director de Possible Lab, abordó algunas de las definiciones y conceptos de impacto social y subrayó que se debe tener en cuenta no solo los efectos positivos sobre la sociedad de los diferentes proyectos e iniciativas, sino también “debemos atender a los efectos no planificados y a los impactos negativos que acaban generando”, aseguró Miguel Massigoge.
La evaluación de dicho impacto fue otra cuestión en la que incidió el CEO de Possible Lab, quien afirmó que “evaluar, en el marco de nuestros programas de iniciativa social, no significa solo medir el impacto social. Hace falta, además, conocer el efecto neto que nos podemos atribuir”. Miguel Massigoge sugirió el valor de asegurar que dichos resultados se deben precisamente a la acción de las organizaciones sobre el terreno, y no a otros elementos presentes que provocarían un resultado muy similar al margen de su labor.
Entre los efectos positivos de los modelos de medición y certificación del impacto social, el director de Possible Lab destacó la importancia de poder cuantificar dicho impacto, lo cual a su vez hace posible la comparación con otras iniciativas o programas similares, tanto de la propia organización como de la competencia.
“Además, esta medición aporta visibilidad y te ayuda a la hora de establecer un diálogo con posibles financiadores e inversores, porque es muy probable que datos relativamente concretos, sencillos y claros, con un estándar internacional, sea lo que un inversor o financiador necesite, y no un informe de 450 páginas”, aseguró el CEO de Possible Lab.
Sin embargo, una correcta evaluación del impacto social resulta indispensable para conocer, a su vez, los verdaderos efectos de las acciones desarrolladas. Así, con la medición de impacto social basada en estándares es posible responder a la pregunta de “¿a cuántas personas hemos cambiado la vida? Pero en este sentido, la pregunta es: ¿qué significa cambiar la vida? Es decir, ¿qué pasa realmente, de qué tipo de cambio estamos hablando? Para ello necesito una lupa de aumento para entender cuál es el cambio que esperamos”, sostuvo el director de Possible Lab.
Otra ventaja de la evaluación del impacto social es que sirve para “entender, en profundidad, por qué pasan las cosas. Cuál es la cadena causal de resultados y qué es lo que voy logrando paso a paso. Esa mirada de por qué pasan las cosas es fundamental para saber cuánto me puedo atribuir y cómo puedo mejorar, y la Teoría del Cambio es la mejor herramienta metodológica para ello”.
Miguel Massigoge, CEO de Possible Lab, además, sugirió a los asistentes que no se conformaran con una mera aproximación a los resultados de su labor y que presten atención siempre a los efectos globales que generan como organización, incluyendo cuestiones como la huella ambiental, el trato que dispensan a sus propios trabajadores o cómo actúan sus colaboradores en la cadena logística y de suministro.
Casos de éxito
Durante la jornada también se expusieron dos casos de éxito de impacto social: “el Programa Profuturo, presentado por su responsable del Área de Estrategia y Evaluación, Valentina Ríos; y Huella Social de la Fundación COPADE, en este caso a cargo de Javier Fernández, director general de dicha fundación.
Valentina Ríos explicó que el Programa Profuturo es un iniciativa de educación digital puesto en marcha por Fundación Telefónica y Fundación La Caixa, cuya misión es reducir la brecha educativa en la comunidades vulnerables de Latinoamérica, África y Asia. ”Tenemos presencia en más de 40 países, en los que atendemos a 27 millones de niños, y contamos además con más de un millón de docentes” destacó la responsable del Área de Estrategia y Evaluación del Programa.
Otro aspecto destacable, es el esfuerzo del Programa Profuturo en el desarrollo de su propia Teoría del Cambio para organizar y estructurar todas sus iniciativas, que a veces se desarrollan en “contextos muy diferentes, con sus propias complejidades internas y requerimientos, y con empresas con sus propios intereses dentro de cada región”. Esta teoría del cambio permite por tanto actuar según un marco común dentro de esta diversidad.
Además, Valentina Ríos detalló cómo su organización ha desarrollado un completo sistema de monitoreo y evaluación que sirve de piedra angular para su estrategia de gestión el impacto, que incluye, además, el desarrollo anual de una amplia batería de evaluaciones de procesos, resultados e impacto así como investigaciones cualitativas en terreno.
En esta línea, Javier Fernández, director General de COPADE, explicó que el objetivo de su propuesta de medición y mejora continua: Huella Social, consiste en medir los efectos de las organizaciones en toda la cadena de valor, “incluyendo toda su contratación, y también a los proveedores. Es necesario atender los efectos provocados en la propia comunidad, en el medio ambiente y en la gobernanza”.
Javier Fernández apuntó que esta certificación es una herramienta pensada para facilitar los procesos de mejora continua. “No se trata de si eres bueno o eres malo, de si entras o no entras, lo que queremos es que la organización vaya mejorando continuamente”. Para Javier Fernández, “la medición de la huella es un tema estratégico, así como saber cómo podemos comunicarlo bien. Si sabes contar bien las cosas de una forma cuantitativa y cualitativa, es más fácil que tu interlocutor te haga caso”.
Todos los asistentes a esta jornada estuvieron de acuerdo en que, a pesar de que esta labor de medición, certificación y evaluación del impacto social supone un importante trabajo adicional con su correspondiente coste añadido, las consecuencias derivadas de no acometer dicha tarea son mucho más gravosas en el contexto actual, dado el carácter estratégico del impacto social para cada vez más organizaciones, así como la creciente exigencia en este sentido por parte de los diferentes grupos de interés.
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