El hospital Ribera IMSKE ha ampliado el servicio de Fisioterapia con una especialista en fisioterapia oncológica, Isabel Gay Fernandez de Córdova, que ayuda a estos pacientes a recuperar la masa muscular, movilidad y forma física en general, lo que redunda en una mejora de su calidad de vida y su estado anímico.
“La rehabilitación física es muy importante durante y después de un cáncer, tanto en los casos en los que hay una intervención quirúrgica como en los que no, porque en general, los pacientes se mueven menos, los músculos se atrofian y pierden peso”, explica la especialista, que recomienda empezar las rutinas de la fisioterapia oncológica “cuanto antes”. “Incluso aunque el paciente esté recibiendo quimioterapia, adaptamos las pautas a las necesidades de cada paciente y el ejercicio físico se ha confirmado como muy positivo en todos los casos”, añade. Entre otros beneficios, destaca el alivio del dolor (porque se potencia el sistema endocannabionoide), la reducción de la fatiga y pérdida muscular (sarcopenia), así como de otros efectos secundarios de la quimioterapia o del tratamiento hormonal, como las náuseas. Además, disminuye el riesgo de sufrir osteoporosis y trombosis venosas y, en general, mejora la calidad de vida, el bienestar y la independencia de los pacientes oncológicos, lo que contribuye aumentar la autoestima y las relaciones sociales. “Cuando el paciente se siente más fuerte, se encuentra mejor físicamente y tiene más ganas de hacer cosas”, asegura la fisioterapeuta.
Diferentes estudios han demostrado, además, que en tratamientos de quimioterapia, hay resultados muy positivos en pacientes que realizan un ejercicio terapéutico pautado, de intensidad media, con menor toxicidad y mayor efectividad en el propio tratamiento. “Las células cancerígenas se alimentan de poco oxígeno. Por eso, cuanto más tiempo pasa un paciente oncológico en el sofá es peor. Y con el deporte, oxigenas las células”, explica. En concreto, los especialistas recomiendan hacer ejercicios de fuerza (por ejemplo, con pesas o gomas) y combinarlo con ejercicio aeróbico (andar, bicicleta o nadar) y estiramientos. El hospital Ribera IMSKE cuenta con 1.350 metros cuadrados dedicados en exclusiva a la rehabilitación de pacientes, así como con una piscina para hidroterapia de 45 metros cuadrados y tres niveles de profundidad.
Isabel Gay Fernandez de Cordova explica que trabaja a menudo con pacientes con limpedemas, linfedemas y patologías relacionadas con el sistema linfático, pero también con pacientes que han sido intervenidos quirúrgicamente y tienen que recuperar toda o parte de la movilidad reducida o perdida por el reposo o por la propia intervención. “Gracias a las instalaciones y la superespecialización de los profesionales de las diferentes áreas de este hospital, en Ribera IMSKE podemos llevar a cabo rutinas muy específicas que en otros centros sanitarios es imposible realizar”, explica Isabel. La fisioterapeuta oncológica trabaja en coordinación con el equipo de nutricionistas y médicos rehabilitadores, para ofrecer una atención integral a estos pacientes.
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