La sede central de Sanitas en Madrid, ubicada en la calle Ribera del Loira, ha recibido el Certificado Residuo Cero en Sede que concede Aenor. Este distintito, que tiene validez hasta 2026, certifica que el edificio cuenta con un Sistema de Gestión de Residuos que asegura que se valoriza más del 90% de los desperdicios producidos.
La sede central es el primer inmueble de Sanitas que recibe esta certificación, y se irán uniendo otros centros y hospitales.
La valorización de los residuos es un proceso mediante el cual estos son reconvertidos para ser empleados de nuevo como materias primas con las que se elaboran otros productos. Se trata de reintroducirlos así en la cadena productiva y contribuir a un modelo de Economía Circular.
Para lograr la certificación se ha llevado a cabo una verificación de los procesos que ha tenido una duración de ocho meses. Durante este tiempo se recogieron 99 toneladas de residuos, 90 de las cuales han podido ser valorizadas. Estos residuos están divididos en: 40% papel y cartón, que ha sido reciclado; 23% envases de plástico y vidrio que se han podido reciclar; 29% de residuos orgánicos que han estado destinados a compostaje. Así mismo, también han sido valorizados los residuos sólidos urbanos y mascarillas, y se han separado y aprovechado los componentes procedentes de aparatos eléctricos.
“Tenemos un firme compromiso con la reducción de emisiones derivadas de nuestra actividad, por lo que, reducir los residuos es parte del proceso para contribuir a ser net zero en los plazos que nos hemos marcado. Empezar por nuestra sede corporativa nos pareció el mejor punto de partida, puesto que nuestros empleados están firmemente comprometidos con la protección de nuestro entorno”, ha explicado Yolanda Erburu, Chief Sustainability y Corporate Affairs de Sanitas y Bupa ELA.
Menos uso de plástico
Durante los últimos meses Sanitas ha estado inmersa en un proceso de reducción gradual de todo uso de plásticos en la sede de Ribera del Loira, para lo que ha aplicado medidas propias de un modelo de economía circular.
Entre los proyectos que se han puesto en marcha destacan:
- La eliminación de envases de plástico de un solo uso en el comedor de empleados.
- La posibilidad de recoger el menú en los propios tuppers de los empleados, lo que ha limitado el empleo de envases y favorecido, por ejemplo, el uso de tarteras de vidrio u otros materiales.
- La instalación de fuentes de agua y bebidas rellenables en el comedor que complementan las ya existentes previamente en el edificio.
Como parte de la estrategia de reducción de residuos ha tenido especial relevancia el proyecto My last plastic bottle, un programa a través del cual se han eliminado de manera progresiva las botellas de plástico de un solo uso entre los empleados. Gracias a este programa se han repartido botellas rellenables a los más de 11.000 empleados de la compañía. Estas botellas cuentan con un código QR que, a través de la app de Closca, permite conocer la contribución personal a la reducción de plástico y el CO2 evitado cada vez que se rellena la botella en lugar de comprar una nueva.
Gracias a esta iniciativa, en solo dos meses, se ha conseguido ahorrar 90 kg de plástico procedente de botellas de un solo uso, y se ha evitado la emisión de 620 kg de CO2 procedente de la producción y transporte de dichas botellas.
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