La Navidad es una de las épocas más esperadas del año, no solo por los regalos, sino también porque se dispone de más tiempo libre para disfrutar con amigos y familia.
“Enseñar a los niños a respetar y aceptar a los demás, independientemente de sus habilidades o discapacidades, es fundamental para fomentar una cultura de la inclusión. Animamos a todas las familias a aprovechar estas Navidades para promover la inclusión en ámbitos como el juego, la actividad física y el deporte, enseñando a los más pequeños la importancia de la participación de todos”, afirma Javier Pérez, director de la Cátedra “Fundación Sanitas” de Estudios sobre Deporte Inclusivo (CEDI) en la Universidad Politécnica de Madrid.
El ocio familiar inclusivo favorece y fortalece la interacción social de los niños y les ayuda a conocer de cerca las diferentes realidades que pueden vivir otras personas. Hoy en día existe una amplia oferta de alternativas de ocio inclusivo, siendo la práctica de deporte una de ellas. En este sentido, existen varias actividades que se pueden realizar, tanto al aire libre como bajo resguardo: desde el voleibol o el baloncesto inclusivo, a la boccia.
Montañas, nieve y juegos de mesa
Asimismo, los deportes relacionados con la montaña y la nieve son una buena oportunidad para poner en práctica la inclusión en familia. El trineo o incluso el esquí y el snowboard inclusivos permiten disfrutar de esta época tan particular del año a todas las personas.
“La clave es posibilitar que personas con discapacidad y sin ella puedan practicar un deporte de manera conjunta”, añade Javier Pérez. La actividad física aporta múltiples beneficios para la salud física y mental de los niños con discapacidad, pero también para aquellos sin discapacidad, fomentando el trabajo en equipo, mejorando la autonomía y aumentando la autoestima.
Otra opción para trasladar la inclusión a las mesas navideñas son los juegos de mesa inclusivos. Aunque es cierto que existen aplicaciones tecnológicas que fácilmente los reemplazan, la magia de este tipo de juegos radica en pasar tiempo en familia y amigos, sin pantallas por el medio.
“Educar a los niños en la igualdad, la empatía, el respeto y la inclusión es clave para que de adultos puedan interactuar con personas con discapacidad de manera natural. En este sentido, el deporte y el juego se presenta como una herramienta esencial”, continúa.
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