El entorno económico global en 2024 sigue presentando desafíos considerables para las empresas, marcado por una recuperación económica moderada y la persistente incertidumbre en los mercados internacionales. En este contexto, las compañías se enfrentan a un panorama en el que la demanda continúa siendo débil en regiones clave como la Eurozona, mientras que la inflación global y las tensiones geopolíticas siguen pesando sobre la estabilidad financiera. Son algunas de las conclusiones extraídas del análisis realizado por Solunion a partir del último Atlas Sectorial 2024 de su accionista Allianz Trade.
Ahondando en las diferencias entre regiones, en Europa, sectores como el químico y el papel se enfrentan a grandes presiones debido a los altos costes energéticos provocados por el conflicto en Ucrania, lo que afecta su competitividad frente a Estados Unidos y Asia. Sin embargo, otros como el farmacéutico y el automotriz se mantienen más estables gracias a las políticas públicas y a la transición hacia tecnologías limpias. Para enfrentarse estos desafíos, las empresas están adoptando la innovación tecnológica y la diversificación de la cadena de suministro, con inversiones en automatización e inteligencia artificial para mejorar su eficiencia y resiliencia. El informe identifica tres grandes grupos de sectores en función de los desafíos y riesgos que enfrentan.
Sectores con demanda reducida y baja capacidad de fijación de precios
En el primer grupo, destacan sectores como el agroalimentario, los productos de consumo y textil, y el equipamiento para el hogar (electrodomésticos y dispositivos electrónicos). Estas industrias están lidiando con una combinación de factores que están limitando su capacidad de crecimiento y erosionando sus márgenes de beneficio.
Así, el sector agroalimentario es un claro ejemplo de esta tendencia. Aunque se mantiene como un mercado en expansión debido al crecimiento de la población y a la demanda de productos alternativos, se enfrenta a grandes retos derivados del cambio climático, con fenómenos meteorológicos extremos que afectan la producción agrícola y ganadera. Además, el sector se enfrenta a los altos costes de los suministros, incluidos la energía y el transporte, que se han visto avivados por la inflación global. A pesar de estos posibles obstáculos, el sector sigue mostrando signos de estabilidad, lo que se refleja en una clasificación de riesgo medio, según el informe de Allianz Trade.
Por otro lado, sectores como el textil y el de equipamiento para el hogar, se enfrentan a una crisis del poder adquisitivo de los consumidores, lo que ha reducido la demanda de nuevos productos, como electrodomésticos y muebles. El sector textil, en particular, sigue siendo muy sensible a los ciclos económicos, y la contracción en la demanda ha llevado a un deterioro significativo en los márgenes de beneficio de las empresas.
Sectores afectados por desafíos en la cadena de suministro y geopolíticos
Dentro del segundo grupo, el reporte incluye industrias que, aunque tienen una demanda relativamente estable, se enfrentan a obstáculos derivados de problemas en la cadena de suministro y a las tensiones geopolíticas.
El sector energético es un claro ejemplo. Si bien se beneficia de un impulso global hacia la transición energética, que está incentivando la inversión en energías renovables, tiene por delante incertidumbres debidas a los elevados costes de las inversiones iniciales y a la vulnerabilidad a los riesgos geopolíticos. La guerra en Ucrania, por ejemplo, ha desencadenado una crisis energética en Europa que ha obligado a muchos países a reconsiderar sus estrategias energéticas a largo plazo. En este sentido, y a pesar de las oportunidades que ofrece la transición verde, el sector sigue clasificado con un riesgo medio.
De manera similar, el sector de transporte y equipos de transporte afronta grandes retos, aunque la demanda de servicios de transporte sigue siendo fuerte. Las tensiones geopolíticas, especialmente entre las principales potencias económicas, y los desafíos operativos derivados de la escasez de mano de obra y el aumento del coste de los combustibles están afectando la rentabilidad del sector. Estos problemas han sido particularmente visibles en el segmento de equipos de transporte, donde los márgenes se han visto presionados debido a la necesidad de invertir en tecnologías más limpias y sostenibles.
Sectores con estabilidad y perspectivas de mejora
Por último, el tercer grupo incluye sectores que, gracias a las tendencias estructurales de largo plazo, muestran una mayor estabilidad o incluso perspectivas de mejora. Entre ellos, destacan los sectores farmacéutico, automotriz y de servicios de TI.
El sector farmacéutico se mantiene como uno de los más estables, impulsado por una creciente demanda de medicamentos y tratamientos, especialmente en un contexto de envejecimiento de la población y de aumento de las enfermedades crónicas. Además, las empresas de este sector cuentan con altos márgenes gracias a su capacidad de fijar precios en productos protegidos por patentes, lo que les permite asimilar los aumentos en los costes de los materiales. Sin embargo, las empresas farmacéuticas también se enfrentan a la competencia de los fabricantes de genéricos y biosimilares, que buscan ofrecer productos efectivos a precios más bajos.
El sector de servicios de TI también está bien posicionado para enfrentarse a los desafíos actuales, gracias a la creciente digitalización de la economía y a la adopción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA). Este sector se beneficia de flujos de ingresos recurrentes y márgenes elevados, lo que le permite navegar con mayor facilidad en un entorno económico incierto. Sin embargo, se sigue enfrentando a desafíos relacionados con la escasez de mano de obra cualificada y la intensa competencia en segmentos como la consultoría y los servicios gestionados.