El 17 de mayo se celebra el Día Internacional del Reciclaje, una fecha clave para concienciar a la sociedad acerca de la importancia de realizar una correcta gestión de residuos, para contribuir al cuidado del medioambiente y la preservación de los ecosistemas. Sin embargo, la acumulación de “chatarra tecnológica” o e-waste, hace peligrar la continuidad de muchos entornos naturales.
Tanto a nivel individual como, especialmente, en el empresarial, el incremento en la cantidad de e-waste se ha convertido en una preocupación de alcance mundial. En la actualidad, según datos arrojados por el informe Global E-Waste Monitor 2022 elaborado por Naciones Unidas, el porcentaje de e-waste que se recicla de forma adecuada es muy bajo: Solo el 17,4% de los desechos electrónicos generados en el último año se recogió y recicló adecuadamente, lo que se traduce en que más de 44 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos, se depositaron en vertederos, se quemaron o se comercializaron y trataron ilegalmente.
Promoción economía circular y ODS 12
En este punto, Simplr, compañía promueve la economía circular y el ODS 12 de Consumo Sostenible pone a disposición del consumidor todos los productos y servicios necesarios para la vida diaria a través de suscripción de fácil activación y desactivación a través de una única plataforma.
En el caso de los dispositivos tecnológicos disponibles en la plataforma, se pueden encontrar ordenadores y tablets, así como móviles, monitores, televisores y todo tipo de accesorios asociados a ellos. Se trata de productos que coinciden en el alto desembolso que llevan asociados y gracias al consumo bajo suscripción, permiten a la población economizar sus ahorros, a la par que contribuyen a la economía circular, y alargan la vida útil de los mismos.
Sin embargo, más allá del entorno individual, el cambio hacia este tipo de modelos de consumo es cada vez más necesario, también en el ámbito empresarial, ya que hasta ahora para las empresas no era necesario informar sobre la trazabilidad y el ciclo de vida de estos productos, pero es fundamental plantearse una cuestión: ¿qué pasa con los productos que las empresas usan en su día a día: ordenadores, móviles, ¿monitores…? ¿Qué sucede cuando una compañía decide cambiar esos dispositivos? Muchas de ellas apuestan por la donación, pero la realidad es que más tarde muchos de esos dispositivos acaban en basureros del tercer mundo con un impacto muy negativo para el planeta. Aquí es donde la economía circular se convierte en pieza clave en la reutilización y reciclaje del residuo tecnológico.
En palabras de Ángel Bou, CEO & Co-founder de Simplr: “Gracias a este modelo, los ciudadanos y las empresas tienen la posibilidad de formar parte del cambio, que ya se gesta a nivel europeo, usando únicamente los productos y servicios que necesitan, en el momento requerido y durante un tiempo concreto, estimado por el propio usuario. De esta manera, el uso de productos se ajusta a las necesidades habituales, tanto de empresas como de individuos, y una vez que estas finalizan, permite devolver los productos elegidos para que otras personas puedan usarlos, elevando al máximo el ciclo de vida de estos y contribuyendo a reducir el e-waste”.
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