Con motivo de la conmemoración del Día Mundial de las Personas Refugiadas, desde Accem quieren hacer visible nuestra preocupación por la deriva que se sigue intensificando en todo el seno de la Unión Europea en relación a las políticas migratorias, con la adopción por diferentes países de la UE de medidas excepcionales que pueden suponer verdaderos impedimentos para el ejercicio del derecho de asilo, la protección de las personas en situación vulnerable y, por extensión, la salvaguarda de los derechos humanos.
Las organizaciones sociales vienen años advirtiendo de que se han generalizado y normalizado enfoques en relación a las políticas migratorias que priorizan las medidas destinadas al control de los flujos migratorios y las trabas a las personas en movimiento sobre el respeto a los derechos humanos y a los compromisos internacionales adquiridos, lo que nos parece un grave error que nos llena de preocupación.
En un panorama poco alentador, desde Accem advierten que los fenómenos en auge como el intento de criminalización de las personas que migran, el uso de un lenguaje bélico y defensivo para abordar las migraciones y la generación de situaciones de una falsa sensación de ‘alarma social’ que, sin una base real, acaban por devenir en nuevos recortes en el acceso a derechos.
Accem está preocupada por las situaciones que se están generando a nivel europeo de negación de auxilio en el mar y de interposición de todo tipo de obstáculos a las organizaciones humanitarias que realizan unas operaciones de socorro y rescate que deberían llevarse a cabo desde instancias públicas. Desde enero de 2022, y según las estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 4.343 personas han fallecido en la ruta migratoria hacia Europa en el Mediterráneo y el Atlántico, en una tragedia que no cesa y que, de nuevo, parece haber sido naturalizada en las sociedades europeas. En los últimos días se ha conocido el naufragio de un barco en aguas griegas en el que el número de fallecidos podría ser de varios centenares de personas, al estimarse entre 400 y 800 sus pasajeros y haberse rescatado con vida apenas a un centenar de ellos. La necesidad de articular vías seguras, legales y reales para las personas refugiadas y migrantes es urgente y apabullante.
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