En febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud presentó la estrategia mundial sobre salud digital, un plan estratégico a largo plazo para concebir e implantar servicios de digitales de salud y desarrollar infraestructuras para aplicar a la sanidad tecnologías de información y comunicación, además de promover el disfrute y acceso universal, equitativo y asequible de los beneficios que de ahí se deriven.
Para la consecución de los objetivos de esta estrategia global, la implantación de tecnologías de salud digitales adecuadas a nivel nacional es un componente clave para una mayor eficiencia, calidad, equidad y accesibilidad al sistema tal y como se recoge en la “Estrategia de Salud Digital” del Ministerio de Sanidad. Esto nos lleva a plantearnos, ahora que estamos a la mitad del desarrollo del plan estratégico de la OMS, cómo hemos avanzado en estos tres años y qué recorrido nos queda por hacer de aquí a 2025.
Servicios sanitarios digitales centrados en la persona
En los próximos dos años, la digitalización se centrará en la transformación del profesional sanitario, la reinvención de la prestación de asistencia y el viaje inteligente del paciente. Esta digitalización será un factor esencial para garantizar la escalabilidad necesaria del sistema en tres ámbitos: universalidad, capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias y mejores resultados en salud.
Pero en este proceso el trato humano siempre debe estar presente. El objetivo es que la interrelación entre este factor humano y la tecnología se produzca sin interrupciones y, para ello, son claves el desarrollo de servicios sanitarios digitales centrados en la persona, interoperabilidad y el uso intensivo del dato.
El sector sanitario necesita ganar en flexibilidad y en adaptabilidad y la interoperabilidad de aplicaciones es la palanca para conseguirlo. Este es uno de los grandes retos en el espacio europeo de datos sanitarios. Aunque este concepto no es nuevo, sí es una novedad que la tecnología que hace posible la interoperabilidad de forma eficiente y rentable está por fin al alcance de la mayoría de los integrantes de todos los sectores, incluido el sanitario. El informe de Accenture “Liberando Valor: acelerando el crecimiento a través de la interoperabilidad” refleja que sólo en los dos últimos años una de cada dos empresas (49%) adoptó nuevas tecnologías y transformó su negocio más rápido que nunca, y el 40% transformó varias partes de su negocio al mismo tiempo buscando una mayor interoperabilidad. Al utilizar aplicaciones que interactúan fácilmente entre sí para permitir el intercambio de datos, una mayor transparencia y participación humana, las organizaciones sanitarias pueden pivotar más rápidamente y aprovechar nuevas oportunidades.
En cuanto a la gestión del dato, cabe destacar el rol de la Inteligencia Aplicada. Contar con un espacio común de datos es clave para el desarrollo de proyectos IA en la sanidad. El uso de este tipo de herramientas está cada vez más extendido, ya que utilizan la combinación de datos para mejorar la gestión y ayudar al profesional a la hora de establecer un diagnóstico acertado e implantar un tratamiento personalizado.
Por otro lado, en los próximos años continuaremos explorando las utilidades de tecnologías emergentes:
Oportunidades en el metaverso. Según el informe Digital Health Technology Vision 2022, el 81% de los directivos sanitarios esperan que el metaverso tenga un impacto positivo en el sector. El metaverso es prometedor, pero aún no está muy definido en el ámbito sanitario. Es el momento de sentar las bases de lo que será el futuro cercano y pasar al internet del lugar, el espacio que conecta lo presencial y lo virtual, y al internet de la propiedad, que en el ámbito sanitario son los datos de salud, cuyo acceso y uso irá más allá de una carpeta de salud.
Internet de las cosas: consolidación de los dispositivos conectados. Según el mismo informe, más del 80% de los directivos del sector sanitario encuestados asegura que el número de dispositivos IoT o edge utilizados en sus organizaciones ha aumentado significativa o exponencialmente en los últimos tres años.