Ayudar a otros, sentirse realizado, aprender algo nuevo, compartir momentos, colaborar, sumar juntos, sentimiento de grupo… son tantos los elementos positivos que aporta el voluntariado, que es difícil destacar sólo una faceta.
En Allianz Seguros, a través de nuestro programa de Responsabilidad Social Corporativa, promovemos que los empleados puedan aprovechar una jornada laboral para enriquecerse a través de una experiencia de voluntariado. Aparte, la compañía les invita a participar en diferentes actividades solidarias también durante el fin de semana.
Sabedores de que cada persona tiene preferencias distintas, organizamos voluntariados medioambientales y sociales tratando de responder a problemáticas cercanas. Hemos hecho actividades tan diversas como crear un hábitat para anfibios en peligro de extinción, organizar una sesión de risoterapia con mayores que sufren la soledad, participar en la organización de las grandes recogidas de alimentos que tienen lugar a finales de año, o acompañar a menores con pluridiscapacidad en una salida a la playa.
En 2017 fueron 16 las actividades de voluntariado diferentes que propusimos y en las que participaron más de doscientos empleados. Este año hemos mantenido el número de actividades en vistas de la buena aceptación y hemos vuelto a realizar actividades repartidas por todo el territorio nacional con el objetivo de llegar al máximo número de empleados posible.
Nuestros empleados, a quienes siempre mantenemos en el centro de nuestro programa de Responsabilidad Social Corporativa, agradecen que se realicen estas actividades e incluso piden que se hagan más y con más plazas. Su valoración sobre la RSC de la compañía en la encuesta de clima anual no deja de mejorar año tras año, y esto es reflejo de todos los beneficios que supone desarrollar estas actividades.
Destacan, en primer lugar, que son experiencias “que engrandecen el alma y el corazón”, como nos decía una participante, les acerca a ONGs cuya actividad en muchos casos desconocían previamente. Ha llegado a darse el caso de que tras realizar una actividad de voluntariado, algunos empleados hayan decidido con posterioridad colaborar de una forma más activa con esa organización a la que ayudaron un día en lugar de estar en la oficina.
Pero, aparte de esta labor social que permite el voluntariado, este ayudar a los demás y a nuestro entorno, tiene también beneficios para la empresa, de ahí que el Comité de Dirección de nuestra compañía apueste por ello año tras año.
En las jornadas de voluntariado, se crean nuevas relaciones, se pone cara a compañeros con los que sólo se había hablado por teléfono, surgen anécdotas que se recuerdan para siempre y todo esto facilita después el día a día laboral. Se descubren nuevos contactos, se crean lazos y se pierden miedos, lo cual es extraordinario para el networking interno y para fomentar una cultura colaborativa.
Creemos tanto en estos beneficios del voluntariado, que el siguiente paso que hemos dado ha sido promover actividades ad hoc para las unidades que lo soliciten. De esta manera, el manager y su equipo tienen la oportunidad de vivir un día diferente, conocer nuevas aptitudes de sus compañeros que no salen a relucir en el día a día y hacer teambuilding. Fomenta la empatía entre el equipo, con los que se encuentran nuevos puntos de conexión y se crean lazos más fuertes.
Es difícil quedarse sólo con un aspecto de los tantos positivos que ofrece el voluntariado. Tiene múltiples beneficios, no sólo para las entidades que ayudamos durante las jornadas de voluntariado, sino también para nosotros como empresa. Fortalece nuestros valores, estrecha relaciones con nuestros stakeholders internos y externos, promueve la colaboración entre equipos y fomenta el teambuilding. Por eso, seguimos apostando por esta práctica a la que sólo le vemos ventajas que, además, tienen un efecto inmediato y perdurable.