La intensa, larga y fatigante pandemia que venimos sufriendo nos ha hecho ver que el área de cuidados es fundamental en nuestra tarea de acompañar y prestar apoyo a las personas con discapacidad intelectual. Sin la labor de la personas cuidadoras, sería difícil que esa Misión se desarrollara con éxito. Es por eso que debemos dedicarnos al bienestar de estas personas cuidadoras, y mejorar su calidad de vida, porque de ese modo vamos a mejorar los apoyos que prestamos.
Por desgracia, la diversidad de realidades y características, y la necesidad de dar respuesta a cada persona, de manera individualizada, dificulta y mucho una “receta” universal, que valga para cualquier situación. Tenemos pues que buscar estrategias adaptables a cada situación, flexibles, y teniendo en cuenta los aspectos personales.
Un grupo motor, creado para la ocasión, se puso manos a la obra en APADIS para valorar las diferentes necesidades que demandan nuestros cuidadores y cuidadoras, tanto familiares como profesionales Algunas de las propuestas que han surgido de este grupo motor quizá puedan ofrecer líneas de trabajo aplicables en cualquier otra entidad. Aquí desglosamos algunas de las conclusiones a las que llegó el grupo motor:
Para las personas de apoyo:
- Generar dinámicas sobre cómo actuar ante situaciones complejas o conflictivas, para detectar miedos, frustraciones y dificultades que surgen entre las personad cuidadoras. Se genera así un espacio grupal para la búsqueda de apoyos ante estas situaciones.
- Buscar espacios de relax o de desconexión tras la vivencia de alguna situación de conflicto o desgaste: espacios para desconectar y volver a la línea base, posibilitar la sustitución de la persona cuidadora, o analizar la situación y estudiar qué ha podido suceder para aplicar otras soluciones en el futuro.
- Propiciar la existencia de espacios individualizados para las personas de apoyo con su responsable o técnico/a, donde se generen momentos informales para transmitir sus sentimientos o sus estados de ánimo.
Para las familias:
- Contar con espacios donde compartir vivencias y poder recomponerse ante todo lo vivido, y donde se den reflexiones sobre lo vivido en cada situación (Escuela de Familias).
- Fomentar la cercanía de las familias con el equipo de profesionales, para compartir de manera individual las dificultades, los problemas que surgen y, de ese modo, sentirse acompañadas, escuchadas y comprendidas.
- Brindar ayuda y apoyo para reconducir sus vidas y encontrar sus propios espacios. Alentarles a tener sus propias parcelas de tiempo y espacios para ellas mismas.
Ojalá que estas ideas y propuestas os puedan resultar útiles y de interés. Una vez más, hemos podido constatar la necesidad de prestar esos apoyos y recursos a las personas cuidadoras, que se convierten -en la mayoría de los casos- en pieza fundamental de nuestra acción en pro de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.
En definitiva: permítete pensar, respirar, sentir, saber qué sientes y cómo lo sientes. Permítete parar, mimarte, quererte. Dedícate a ti para poder dedicarte a los demás.
¡Feliz Día Internacional de las personas cuidadoras!
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de las Personas Cuidadoras